laguardia - Un grupo de investigadores del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino ha identificado la causa de la mutación de la uva tempranillo -la variedad de vid tinta más cultivada en nuestro país- que dio lugar a la variedad tempranillo blanco. Este grupo de investigadores, encabezado por José Miguel Martínez Zapater, ha encontrado la causa de la pérdida espontánea del color gracias a la secuenciación y comparación de los genomas de tempranillo tinto y tempranillo blanco.

La causa está en reorganizaciones complejas del genoma de la planta, que siguen patrones propios de un proceso de cromotripsis. Este fenómeno implica la fragmentación masiva de algunos de los cromosomas que forman parte del genoma del organismo. En seres humanos se ha relacionado con procesos de crecimiento tumoral y algunas enfermedades genéticas.

Los fragmentos cromosómicos resultantes son reordenados aleatoriamente de manera que, en ocasiones, se pierde parte de la información genética. En el tempranillo blanco esta remodelación provoca la pérdida de información genética que incluye los genes necesarios para que el hollejo de la uva acumule los pigmentos antociánicos responsables de su color. Este proceso, la cromotripsis, puede ocurrir de forma natural durante el crecimiento de las plantas, especialmente en especies leñosas que, como en el caso de la vid, pueden multiplicarse vegetativamente durante siglos.

La variedad tempranillo blanco tiene como origen una mutación natural detectada en un viñedo de Murillo de Río Leza (DOC Rioja), a finales de los años ochenta. A partir de las yemas del sarmiento mutante se derivó una variedad que permite la elaboración de vinos blancos con gran potencial enológico y que en la actualidad se ha extendido ya a una superficie cercana a las 800 hectáreas en la Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja.

Por su parte, el tempranillo tinto es la variedad de uva de vinificación tinta más cultivada en nuestro país, con cerca de 200.000 hectáreas o, lo que es lo mismo, más de una quinta parte del viñedo de la península. A nivel internacional, la uva tempranillo es la tercera variedad tinta en superficie después de cabernet sauvignon y merlot. La variante blanca, además de que ha perdido los pigmentos (antocianinas) del hollejo, presenta unos perfiles aromáticos diferentes con respecto a la tinta cuyo origen está siendo investigado.

Por otra parte, un proyecto liderado por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos la Universidad de La Rioja y la firma AgTech BYNSE están desarrollando el proyecto Go-Bigdata-Vino que aumentará la calidad de la uva reduciendo el uso de agua, fertilizantes y energía. Este grupo persigue que las pequeñas y medianas explotaciones vitícolas implanten de una forma viable y eficiente nuevos sistemas de captación, tratamiento, y procesamiento de datos mediante tecnologías bigdata que, estando ya disponibles en el mercado, permitan mejorar la producción agraria en diferentes aspectos.

Esto servirá, además, para la implantación y desarrollo de la digitalización en las pequeñas y medianas explotaciones familiares que, por su pequeño tamaño que, se han mantenido hasta ahora al margen de la transformación digital.

El objetivo es que la toma de decisiones en la gestión de esas explotaciones no se base tan solo en la inspección visual de los viñedos, sino en datos e información objetiva. Y eso implica la utilización de sensores y otras tecnologías existentes para la monitorización del viñedo, así como el uso de programas informáticos de tratamiento de datos para analizar la composición de la uva de forma rápida, precisa y eficiente.

Educadores del Rioja Por último, el Consejo Regulador de la DOC Rioja ha impartido a los participantes de la segunda promoción del Programa de Educadores oficiales de Rioja, su curso de formadores oficiales a nivel mundial cuya certificación se basa en un aprendizaje teórico y en una formación práctica.