aplicación de la ley mordaza para dirimir un desencuentro entre una ciudadana de Vitoria y un agente de la Policía Local. El 3 de diciembre de 2016, una mujer acudió a la comisaría de la guardia urbana de Agirrelanda para denunciar que a su hijo le habían robado la bicicleta. El agente que le atendió le pidió que regresara más tarde, o mejor al día siguiente porque en ese momento había pocos policías y estaban todos muy ocupados. Ella salió a la calle, pero se quedó pensativa, se detuvo y regresó. Preguntó al mismo guardia si realmente tenía que volver y éste le confirmó que sí. En ese momento, los relatos toman caminos distintos. La mujer asegura que le dijo, textualmente “cómo podéis tener la espalda tan ancha”, mientras que el interpelado sostiene que le espetó un sonoro “vagos, si no estáis haciendo nada, caraduras, que tenéis la cara más grande que la espalda”.
En ese instante llegó otro agente y el primero le comentó: “esa, que entra despotricando”. Acto seguido le conminó a esperar, le pidió el DNI, hizo alguna gestión con él y se lo devolvió. La mujer solicitó una copia de lo que había pasado por considerar que la actitud del agente era “intolerable”, pero le aseguraron que no era posible. El 16 de diciembre presentó una queja por no haber sido atendida, así como por el trato recibido y diez días después recibió una llamada de un responsable de la Policía que le pidió disculpas. En enero, su hijo fue a comprarse otra bicicleta pero desde la Policía Local le informaron de que la suya había aparecido. Cuando fueron a por ella se cruzaron con el mismo agente y a los pocos días llegó la incoación de un expediente sancionador, iniciado el 22 de diciembre, por falta leve consistente en “falta de respeto a la autoridad”. En definitiva, se le imponían 200 euros de multa por los comentarios que presuntamente había dirigido al policía local.
portazo Hasta aquí, la versión de la denunciada. En la del agente se reproducen los mismos hechos a excepción de un par de salvedades. Afirma que la mujer, contrariada por su respuesta, salió dando un portazo y que al regresar le dedicó la frase en la que les llamaba “vagos” y “caraduras”. El asunto llegó a la oficina del Síndico, quien tras estudiar detalladamente la situación y el expediente iniciado por el guardia municipal al amparo de la Ley Mordaza, ayer emitió una recomendación en la que emplazaba a la dirección del Departamento de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Vitoria a dejar sin efecto la resolución por la cual se imponía la citada multa a la ciudadana en cuestión. A consultas de EH Bildu, el concejal del área, Carlos Zapatero, aseguró ayer desconocer la indicación del Síndico, si bien afirmó que la estudiaría. “Una vez que analice lo sucedido sacaré las debidas conclusiones”, informó.