VITORIA - La presencia de palomas en las calles de la ciudad y las medidas de control para evitar que su proliferación pueda derivar en un problema de salud llevan al departamento de Medio Ambiente a barajar la posibilidad de colocar palomares por algunos puntos de la ciudad. Así lo deslizó ayer el responsable del área, Peio López de Munain, durante la comisión correspondiente de su ramo al señalar las “experiencias en este campo que se llevarán a cabo en 2018”. No ofreció muchos más datos el edil socialista, aunque si esbozó las diversas posibilidades que ofrece este método de control. “En algunos lugares se procede a impregnar el huevo con manteca de cacahuete que impide la fertilización del mismo, mientras la paloma lo sigue incubando hasta el final del periodo reglamentario”, concretó López de Munain.
Tuvo que salir al paso el teniente de alcalde de las cuestiones planteadas por el edil de Irabazi, Óscar Fernández, que quiso saber si se han llevado a cabo “medidas implementadas alternativas y diferentes a la captura de las aves”. También trató de arrancar el representante de la formación de izquierdas el compromiso de López de Munain de no realizar capturas masivas ni sacrificios de las mismas.
propuestas de asociaciones Ante su insistencia el responsable de Medio Ambiente reiteró el enunciado de la ordenanza que recoge la “decisión de no realizar capturas masivas de forma generalizada ni su sacrificio, salvo en situaciones de insalubridad y en las que haya riesgo para la salud y tras haber adoptado otro tipo de medidas que no den resultado”, enfatizó.
Por otro lado, también en la jornada de ayer, diferentes colectivos proteccionistas expresaron su “sorpresa e indignación”, según precisó el representante de Ekologistak Martxan, Andrés Illana. Recordó cómo desde el colectivo de asociaciones se le ha trasladado “formalmente al Ayuntamiento una batería de 11 propuestas para implementar en dicho campo. Y el señor López de Munain lo sabe”, espetó.
En la misma línea de dureza y contraria al sacrificio de las palmas se explicó la representante de ATEA, Mariasun Heras. “Matar palomas de forma rutinaria supone generar enormes dosis de sufrimiento a seres sensibles e inocentes”. Argumentó con sus palabras. “Desde una perspectiva animalista no se trata de la cantidad, sino del hecho en sí, dado que para las aves supone un trauma irreversible, y además completamente inútil”, concluyó Heras. - J.L. del Campo