Nada más poner un pie en Abetxuko uno se da cuenta de que esta aldea que se creó al otro lado del Zadorra, en medio de una colina, nunca lo ha dejado de ser, pese a que hace ya tiempo que quedó definitivamente ligada a la jurisdicción de la villa de Vitoria, tras un pleito que mantuvo con ésta la Cofradía de Arriaga en el siglo XIV. Los 3.300 habitantes de este barrio todavía se siguen saludando por el nombre, tal y como lo hicieron hace 58 años, cuando gentes venidas de todo el Estado provocaron que su núcleo rural primitivo dejara de tener dimensiones modestas, debido a las casas unifamiliares que la inmigración levantó con sus propias manos. Y es precisamente contra esta particular urbanización contra la que luchan ahora. “Nos dejaron una colina para edificar, con casas autoconstruidas, y eso ha provocado que hoy en día haya tres zonas: la de las casas bajas -que tienen problemas estructurales- hasta tal punto que recomiendan tirarlas y empezarlas de cero; la de los pisos viejos -que el próximo año van a cumplir 50 años y tienen un pésimo nivel energético- y la de los edificios nuevos”, explica Oskar González, presidente de la asociación vecinal Uribe Nogales.

González anuncia que los próximos proyectos que se planean sobre el barrio son la retirada del cableado aéreo, que se contará en las jornadas Mikelin, o la reconversión del edificio El Ancora (antigua panificadora), del que el barrio espera darle una utilidad social para ser la sede, entre otros, de unos talleres de inserción laboral. “Y ahora vamos a lanzar la construcción de 70 casas, en régimen de cooperativa, en la calle Nogales, especialmente para los jóvenes de Abetxuko”, añade.

“Reforma integral” Pese a ello, son muchas más las reformas que quedan pendientes en el barrio. Por eso, el portavoz vecinal decide mostrar a este diario cuáles son, una por una, a través de una ruta que decide empezar en el puente de hierro, a la entrada del pueblo. Asomado sobre este viaducto, y señalando justo abajo, a la campa del Zadorra, González -acompañado de dos miembros de la asociación, Alberto Hornas y Andoni Duval- se queja de que “se ha dejado a medias la pasarela, planeada entre los dos puentes que conseguimos que se recuperaran y que antiguamente llegaban hasta Arriaga”. Una “pena”, como lamenta, porque “estamos a la espera de que el Ayuntamiento complete su parte de la pasarela para el futuro Anillo Verde Abetxukorarra y que a su vez serviría para conectar el parque del Zadorra con el de El Ancora”.

En las campas verdes del Zadorra se aprecia también la necesidad de más y nuevos equipamientos, como “poner alguna mesa y más iluminación” o renovar las zonas de juego. “La plaza mayor se podría cubrir para dar la posibilidad de usarla con el mal tiempo, igual que con el frontón, que también está sin techar. Y el parque El Calce se podría vallar para que los balones no vayan a la carretera. También hay que cambiar su suelo de la zona infantil, que está levantado”.

Atravesando la primera parada del tranvía de Abetxuko (Kañaventa), se ve cómo todas las casas, sean del tipo que sean, al estar en una colina, se encuentran con problemas de accesibilidad, “al estar el barrio lleno de cuestas”, según critica Hornas. “¿Yo no sé si habrá alguna casa en Abetxuko que no tenga escaleras?”, pregunta a éste González. Llegando a la calle La Presa se aprecia más el problema. “Todas tienen cinco peldaños en la entrada y por dentro ni te cuento. Vive mucha gente mayor y al final, muchos necesitan ayuda doméstica”. Al salir de éstas, los obstáculos siguen, al estar rodeadas de hileras de escaleras. “Además, otras sufren problemas de humedad y, los bloques de pisos viejos no tienen ascensor”, recuerda Hornas.

Capítulo aparte es el tendido eléctrico “dentro” de las unifamiliares de la calle Azeduia. “Hay torretas dentro de cuatro casas y luego están los postes de alta tensión, como el de al final de la calle Cristo “que habría que desplazar”.

La buena noticia es que, como añade González, el Ayuntamiento, gracias al convenio de colaboración con Iberdrola, en breve retirará, por seguridad, unos tres kilómetros de líneas eléctricas aéreas con cableado desnudo de baja tensión sin recubrimiento aislante.

Son tales las deficiencias en las casas de planta baja que el consejo que dan a los nuevos propietarios es “tirarlas por completo y hacerlas de nuevo. Por eso, ahora hay muchos que sólo compran el solar”, precisa González, quien señala el terreno en obras de lo que otrora fue un hogar. Pero no todo son malas noticias. Al representante vecinal se le ilumina la cara cuando se refiere al futuro plan de casas en régimen de cooperativa, “porque hay que recordar que unos 2.500 jóvenes se fueron por la falta de viviendas en Abetxuko”.

González sigue indicando más problemas en el barrio, como “los tejados de uralita o de tela asfáltica” en las traseras, que antiguamente eran gallineros y hoy son garajes o txokos. Un vistazo al suelo también revela el mal estado de la pavimentación “porque hay aceras que no son ni de brea ni de baldosa, que son un desastre”. De ahí que considere que a Coronación “le tocó la lotería con su plan de revitalización. Pero nosotros ya tenemos seis portales que se han presentado este año al Plan de Rehabilitación Integral en Eficiencia Energética”.