espejo - La jornada participativa acordada entre la Diputación de Álava y la plataforma No al embalse de Barrón celebrada el viernes por la tarde en el centro social de Espejo desbordó todas las previsiones y de la veintena de personas que estaba previsto que acudiera se llegó hasta 60, desplazadas desde numerosas localidades y con ganas de saber más sobre el proyecto de regadío para Valles Alaveses. Esta jornada había sido encargada por la institución foral y preparada, con total independencia, por un equipo de investigadoras de la Fundación Nueva Cultura del Agua. El objetivo era conocer qué modelo de desarrollo es deseable para el territorio de Valles Alaveses desde la perspectiva de sus habitantes, y qué papel juega en esta visión de futuro el proyecto de modernización y mejora del regadío de Valles Alaveses que impulsa la Diputación, aunque la iniciativa es de ACUAES, organismo dependiente del Gobierno central.
La coordinadora de esta actividad, Nuria Hernández Mora, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, fue quien presentó a los técnicos de la entidad que habían preparado los primeros estudios, ya que aún no han finalizado, y quien explicó la metodología de trabajo que se ha desarrollado estos meses de atrás: entrevistas, encuentros con grupos y encuestas.
A continuación, el técnico del departamento de Agricultura de la Diputación, Antonio Ocio, recordó el proyecto de regadío y el estado en que se encuentra, pendiente de que en pocos días el Gobierno central dictamine la declaración de impacto ambiental, que inicie el proceso de construcción del embalse. Y otros dos técnicos de la fundación, procedentes de la Universidad de Zaragoza, desgranaron las primeras valoraciones sobre el regadío, su necesidad y dimensiones y sobre las necesidades socioeconómicas de la zona. A continuación se establecieron varios grupos de trabajo para desarrollar hasta cinco líneas de debate sobre los planteamientos y se cerró con una lluvia de ideas para poder trabajar en las próximas semanas, ya que en noviembre se llevará a cabo una nueva jornada.
Para la responsable de la fundación, la valoración de la jornada es positiva porque “se ha hablado del proyecto, se ha informado de aspectos técnicos y se han debatido y planteado las necesidades reales para poder definir qué modelo de desarrollo humano y agrario se desea para esa parte del territorio”. Sin embargo, se ha detectado que “se necesita más información y un debate social más amplio, ya que existen numerosas dudas y una reunión de tres horas no da para más.
plataforma ‘no a barrón’ Quienes sacaron ideas más claras son los integrantes de la plataforma No a Barrón, que, a través de uno de sus portavoces, Andrés Illana, destacó también la inesperada y amplia participación “de personas y entidades de todo tipo que querían información sobre el presente y futuro de Valles Alaveses”.
Para empezar, de los informes presentados en la jornada por la Fundación Nueva Cultura del Agua “está claro que el proyecto de embalse está sobredimensionado y los costes de construcción, 117 de los 180 millones de euros del presupuesto aprobado, no se recuperarán nunca, lo que está en contra de la directiva del Agua, que establece el retorno a las arcas públicas de ese dinero invertido a través de sus usuarios”. Illana también destacó que los datos ponen en duda que se vayan a mantener los caudales de los ríos Omecillo y Tomecillo, sobre los que el ministerio aseguraba que desembalsarían en invierno para garantizar el caudal del embalse, pero existen serias dudas sobre ese planteamiento.
También se cuestiona la dimensión del embalse, ya que se ha diseñado para destinar un 50% al regadío de cereal, cuya superficie se podría cubrir con una tercera parte del agua prevista en los estudios iniciales, según la demanda real. “De hecho, el estudio realizado afirma que el proyecto está sobredimensionado 3,7 veces y que, en vez del embalse, se podrían realizar unas pequeñas balsas para solucionar las necesidades de regadío”.
riesgos “no valorados” Para la plataforma, según Illana, todo el proyecto carece de lógica porque “no se puede afirmar que habiendo más agua, vaya a haber más agricultores”. Para este colectivo, son pocas las personas que pueden dedicarse a la agricultura en esta zona y en esos pueblos: “la gente va buscando otras alternativas de vida, que les mantenga en el lugar, pero no a base de trabajar en el campo”. De hecho, la estimación que se hace de creación de trabajos fijos con la puesta en marcha del embalse y el regadío es de 24 personas, mientras que en otras actividades y en la misma zona son 30 las personas que trabajan para el Valle Salado, 60 en la cooperativa y otro buen número en el camping.
A estos análisis se añaden otras circunstancias que no se han valorado debidamente, como “el riesgo de la fractura del dique del embalse”, a causa de las condiciones orográficas. O que no se haya tenido en cuenta el bienestar de las águilas reales que anidan en la zona, según habían adelantado los informes de los técnicos. O la ausencia de un estudio socioeconómico del modelo de vida que precisa esa zona del territorio, donde ya se han cerrado tiendas en Espejo o los restaurantes no abren entre semana.
Y es que, en el proyecto de regadío de Valles Alaveses lo que falta de verdad, y en ello coincidieron los técnicos de la fundación y los asistentes al taller participativo celebrado en Espejo el pasado viernes , es un “planteamiento sencillo y realista de qué modelo de desarrollo queremos para la comarca y cuáles son las necesidades reales para lograrlo”.