Añana - La temida oruga procesionaria del pino está adquiriendo tal extensión y en lugares de difícil acceso que el departamento de Agricultura, a través del servicio de Montes, ha decidido fumigar parte del territorio desde un helicóptero, como ya se hizo el año pasado. Esta plaga es una enfermedad que afecta a las grandes masas de pino silvestre y pino insigne de numerosos espacios, entre ellos a una buena superficie de Álava.

Según señala el diputado de Agricultura, Eduardo Aguinaco, “desde hace años se realizan tratamientos, básicamente en las localidades que nos lo solicitan, aunque limitado a los recursos de los que disponemos, ya que no llegamos a todos”. Este año, a través de la Orden Foral 256/2017, de 26 de julio, se declaró oficialmente la existencia de la plaga de la procesionaria del pino (thaumetopoea pityocampa) para 2017 en el ámbito jurisdiccional de Laudio y Okondo y de los concejos de Urbina-Eza, Aprikano, Delika, Llanteno, Luiaondo, Luna, Zuhatza y Kuartango, y la calificación de utilidad pública de la lucha contra dicha plaga. Puestos a buscar el mejor método combatirla, el servicio de Montes realizó un estudio para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios, y se ha propuesto y decidido que es necesario realizar los trabajos mediante aplicación aérea al no disponerse de una alternativa técnica y económicamente viable.

Según Aguinaco, las masas arbóreas afectadas “son de gran dimensión y muchas de ellas se encuentran en zonas de difícil orografía y con accesos complicados. En otras, el problema estriba en que no se puede utilizar el cañón que reparte el producto contra la plaga por la densidad de la vegetación”. Por ello se ha acordado usar de nuevo el helicóptero, como ya se hizo el año pasado, ya que “es más eficiente y por sus características de vuelo es más sencillo aplicar el producto fitosanitario en el lugar adecuado sin dispersarlo hacia zonas que no lo necesitan”.

Asimismo, dado que la superficie es muy extensa, ya que suma un total de 1.938 hectáreas de área de actuación en la presente campaña, puesto que la superficie afectada es mucho más grande, se ha decidido fijar un orden de prioridades en el tratamiento para ajustarse a la disponibilidad presupuestaria. Por esta razón, en la zona de Añana, las masas en las que se trabajará suman un total de 261 hectáreas en los municipios de Aprikano (61 hectáreas), Urbina-Eza (84), Kuartango (22), Luna (5) y Zuhatzu-Kuartango (89). Asimismo, en la comarca de Ayala, las zonas donde se aplicará el tratamiento suman un total de 1.677 hectáreas, repartidas entre Amurrio (223 hectáreas), Artziniega (228), Ayala (49), Llodio (773), Menagarai (12), Okondo (378) y Respaldiza (14).

En todas estas zonas se han establecido las llamadas Zonas Prioritarias de Tratamiento (ZPT), en las que se contemplan las áreas de uso recreativo intensivo y de uso y frecuentación humana altos, con niveles de plaga 3 o superior y las áreas con nivel de infestación 3. Según el responsable de Agricultura, el trabajo previo, de campo, “lo han realizado los guardas, que han testado todas las masas de árboles afectadas y han sido quienes han calificado los niveles de enfermedad y el grado de tratamiento que necesita cada área”.

veneno Y es que, la procesionaria preocupa a los responsables de las instituciones tanto por el daño que provoca en los árboles como en la salud de las personas o los animales. En el primer caso, los nidos sedosos de las orugas ocasionan una pérdida de foliación, ya que se alimentan de las acículas de los pinos y, por lo tanto, una mala calidad en su desarrollo que le hace perder casi todo su valor comercial.

En cuanto a las afectaciones para la salud, los principales afectados son los usuarios de los montes: trabajadores forestales, senderistas, cazadores y familias que disfrutan de un día de campo. La inhalación de los finos pelos de la oruga, donde oculta su veneno, puede producir desde urticarias hasta reacciones alérgicas, especialmente en los niños según los expertos.

También corren un alto riesgo la fauna silvestre y las mascotas que acompañan a los usuarios. Para estos últimos, el riesgo es mucho mayor, ya que perros y gatos, por su innata curiosidad, llegan a comerse las hileras de las orugas, que a veces se unen hasta formar hileras de hasta 30 centímetros y el veneno les necrosa la garganta y les puede causar la muerte. Para tratar de minimizar la extensión de la plaga es por lo que se realizan los tratamientos “con un producto biológico que evita daños a otros árboles o afectaciones a las aguas de la zona”, según Aguinaco.

La extensión de la plaga se ve favorecida por las altas temperaturas y la ausencia de humedad, por lo que uno de los métodos para combatirla es aguardar al cambio de estación meteorológica, pero también se propicia la presencia de depredadores naturales. “Las aves, especialmente el carbonero común o el herrerillo se alimentan de estas orugas. Por ello también desarrollamos actividades como colocar cajas-nido para que estos pájaros se instalen en las zonas infectadas.

hectáreas. De terreno afectado suman las masas en las que se trabajará en la zona de Añana. El tratamiento se aplicará en Aprikano (61 hectáreas), Urbina-Eza (84), Kuartango (22), Luna (5) y Zuhatzu-Kuartango (89).

1.677

hectáreas. De terreno. Zona de actuación en Ayala. El tratamiento se aplicará en Amurrio (223 hectáreas), Artziniega (228), Ayala (49), Llodio (773), Menagarai (12), Okondo (378) y Respaldiza (14).

centímetros. Llegan a medir las hileras de orugas que se comen perros y gatos.