gasteiz puede sacar pecho a la hora de hablar de protección animal gracias sobre todo a la labor de asociaciones que velan por el bienestar y derechos de los animales. En la capital alavesa hace trece años que no se sacrifican animales gracias a la labor de la asociación protectora de animales Apasos, que logra evitar que se llegue a cifras como los 675 perros que fueron sacrificados en 2004, antes de la aparición de dicha entidad. Otra gran defensora es la Asociación para un Trato Ético con los Animales (ATEA), que ha ayudado a posicionar a Vitoria como un lugar destacado dentro del Estado en esta práctica, situándose incluso “veinte años por delante” de la vecina Bilbao, asegura Kepa Tananes, portavoz de la agrupación.

Pero los buenos resultados esconden una gran labor de lucha contra el abandono, desatención, maltrato y vulneración de los derechos de los animales. Durante el periodo estival en concreto, Martín Molinero, vicepresidente de Apasos, asegura que se dan “más abandonos y menos adopciones”. “Ahora mismo la perrera está llena. Es un verano duro”, lamenta.

No obstante, el abandono no se produce únicamente durante los meses estivales. El año pasado la perrera de Vitoria recibió 900 perros, mientras en el conjunto del Estado se recogen 400 cada día. La problemática se agrava con los perros potencialmente peligrosos (PPP) que “entran en la perrera y no salen”. Esto se debe a que las adopciones de animales se centran en “perros pequeños, hasta diez kilos y cachorros”. La población sigue mostrándose reticente a adoptar este tipo de canes, aunque “no hay ningún cachorro malo, su carácter dependerá de como lo eduques”, recuerda Molinero, que defiende que los denominados PPP son “fantásticos y hay que darles una oportunidad”.

En la búsqueda de una solución desde Apasos lo tienen claro: “ni comprar, ni criar”. Defienden que es “injusto” que la gente compre animales, pudiendo adoptarlos. “Si quienes compran adoptasen se solucionaría el problema a corto o medio plazo”, apuntan. Asimismo, animan a “esterilizar” a las mascotas, pues de esta forma se controla la natalidad y además “es bueno para su salud, evitas enfermedades, accidentes y les alargas la vida”.

Como recuerdan, los dueños de animales que no quieran seguir teniéndolos en sus casas pueden acudir a la perrera a dejarlo, accediendo a que ese “compañero” pase a ser propiedad del Ayuntamiento.

“Esos centros son lugares para animales sin hogar y estos sí lo tienen”, recuerda Tananes. Un hecho que sin embargo para ATEA constituye un acto de “deshonestidad moral” pues los seres humanos “elegimos ser sus tutores de por vida”. Ante esto, esta asociación cree que “la Administración debería apretar un poquito las tuercas, con la Ley en la mano”, porque al fin y al cabo hay normas que “obligan a las personas a darles una serie de cuidados”. Y es que para los guardianes del buen trato de estas criaturas “abandono es también no atenderlos debidamente, porque cualquier animal bajo la tutela humana está en situación de vulnerabilidad”.

denuncia Un ejemplo es la denuncia que se realizó hace algunos días desde ATEA en la Policía Local y el Departamento de Medio Ambiente. En ella se especificaba la situación de unos peces que han sido dejados a su suerte en un negocio de ictioterapia de Vitoria que se encuentra cerrado. En el escaparate del establecimiento se puede ver un acuario cuya agua ya se ha tornado verdosa debido al paso del tiempo sin que se le preste la debida atención. La asociación ha querido dejar constancia de que este tipo de actuaciones están prohibidas tanto por la ordenanza municipal como por la normativa proteccionista autonómica, y reivindican que “si se han valido de ellos para hacer un negocio, tienen una responsabilidad moral con ellos”.

No obstante, la legislación de Vitoria en esta materia se encuentra muy avanzada, ya que se ha eliminado de la agenda de la ciudad actividades como la exhibición de animales silvestres en espectáculos, la presencia de estos seres entre los reclamos del mercado medieval o la desaparición de La Blanca de las carreras de burros y las corridas de toros. Pequeñas victorias para entidades como ATEA, que lleva desde 1986 trabajando con las administraciones y tratando de “educar a la sociedad” en pro de estos seres.

Campaña de ADOPCIÓN Para quienes tengan ganas de aportar su granito de arena o busquen incorporar un nuevo miembro a la familia, como cada septiembre Apasos les pone una oportunidad en bandeja. La protectora organiza su campaña de adopción anual en la Plaza de la Provincia, donde acude con diez o quince animales, “como a la gente le cuesta subir a Armentia, donde estamos establecidos, bajamos nosotros. Como se suele decir, si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma”, explica Molinero. Una iniciativa de “gran éxito”, repleta de actividades como juegos con los animales y adiestramientos que persigue el objetivo de difundir y lograr adopciones solidarias. Eso sí, recuerdan que “no hay que tener prisa para adoptar”. Antes de llevarse al elegido a casa el dueño potencial debe asegurarse que congenian bien, pasando tiempo juntos y “adaptándose el uno al otro”. Otro fin que, aunque secundario, resulta igual de importante es atraer nuevos colaboradores, bien en forma de socios, voluntarios o como casas de acogida.

Al final, para los que luchan por esta causa cualquier ayuda es bien recibida. Molinero, que lleva trece años en las trincheras como socio cofundador de la protectora vitoriana, recuerda que “lo que buscamos no es que se les quiera, buscamos que se les respete”.