Vitoria - En Gasteiz existía la creencia de que una vez pasada La Blanca, más valía tener despensas y neveras a rebosar porque la ciudad se quedaba vacía y sin vida evocando una imagen postapocalíptica. De tal forma que la mejor opción para los pocos residentes que no cogían sus maletas y ponían tierra de por medio era encerrarse en casa como si de un bunker se tratara, con provisiones y algún entretenimiento para no acabar por desesperar. Sin embargo, este mito desde hace algunos años se ha ido disipando gracias a dos factores que se hacen visibles en cualquier paseo por el centro urbano. Estos son: el incremento del turismo y la labor de comercios y establecimientos hosteleros manteniéndose abiertos también en agosto.
Y es que, estos 31 días tan golosos para escaparse en busca de esas ansiadas vacaciones para las que se tachan los días del calendario durante el resto del año, ha pasado a ser un mes en el que mantener un comercio abierto: “merece la pena cada vez más porque hay más turismo y se nota”, asegura Isabel Ugarte, de la Casa del bacalao, un establecimiento de alimentación de toda la vida ubicado en la céntrica calle Postas.
A esta opinión se suman la mayoría de comercios del centro de Vitoria, que consideran que es un acierto abrir durante agosto porque “se vende muy bien, los números se mantienen parecidos al resto del año, aunque sí que bajan algo en comparación con julio, que es el boom de las rebajas”, afirma Izaskun González de Garibay, dependienta de la tienda Marañón, ubicada en la calle Prado. Muchos comercios, tras ese mes de ajetreo de rebajas que es julio, se toman un respiro y echan el cierre en fiestas, días en los que las estrellas son los bares, para volver a la carga con las rebajas de agosto, que de momento parecen estar yendo muy bien. María Jesús Ibáñez, propietaria de la tienda Ibáñez, lo confirma bromeando: “van muy bien, tenemos la tienda medio vacía de todo lo que se está vendiendo”.
Todo esto es posible gracias a que en muchos establecimientos ya se turnan los trabajadores a la hora de coger vacaciones en lugar de tomarlas todos a la vez y tener que cerrar el negocio. Un ejemplo de esto es la ya citada Casa del bacalao que a pesar de sus pequeñas dimensiones funciona de esta forma: “mi compañera y yo nos turnamos para coger las vacaciones y así nos mantenemos abiertos”, apunta Ugarte.
No obstante, Gasteiz también debe agradecer en gran parte su vuelta a la vida durante este mes de vacaciones por antonomasia a los visitantes que se dejan caer por la capital: “hay mucho turismo”, explica González de Garibay, de la tienda Marañón. Un turismo en que destacan nacionalidades como la alemana y la francesa entre los extranjeros y la catalana entre los nacionales.
Eso sí, estos visitantes no salen de los limites del núcleo de la ciudad, ya que las trabajadoras, tanto de la perfumería If de la calle Madre Vedruna, como de la librería Ayala de Sancho el Sabio aseguran que por allí no se pasan. En ambos casos las ventas se mantienen este mes, pero gracias a los vecinos de la zona que continúan comprando en ellos. En el caso de la librería, agosto es un mes en el que la apertura no es opcional: “no nos podemos plantear cerrar porque es cuando vendemos muchos libros de texto para septiembre”. Algo parecido ocurre con los comercios de las calles más céntricas y transitadas de Vitoria: “abrimos en agosto siempre porque estamos en el centro y es una obligación casi ética”, asegura la propietaria de Ibáñez, cuya tienda es una de las más céntricas y que contribuye a mantener la vida de la urbe también estos días.
plaza de abastos Donde están “haciendo el agosto” y nunca mejor dicho, es en la Plaza de Abastos. Este lugar congrega el tradicional mercado de alimentación y una zona de gastrobares, ambos llenos. El mercado, en particular, ha tenido vida durante todo el verano. “Nosotros no cerramos nunca, los puestos nos turnamos para cerrar y que así el mercado esté abierto todo el año”, explica Mariasun Martín desde su puesto, Carnicería Conchi. Al igual que los comercios del centro aquí tampoco se ha notado un bajón y se han mantenido las ventas. Parece ser que los compradores habituales que se han ido de veraneo han sido sustituidos por los turistas que han ido a parar a esta plaza.
Los gastrobares de al lado también están casi todos en pleno funcionamiento. “Es rentable abrir, sobre todo porque si algunos cierran, su clientela recae en nosotros”, apunta Rayane Oliveira, camarera del Sutoki. Un bar que ha notado tanto “movimiento” nacional y extranjero que ha empezado a abrir hasta los domingos para aprovechar el tirón.
Por su parte, Belén Calvarro, del De Aki, incluso ha percibido “más turismo que gente de aquí” y se aventura a decir que, sin duda, “los próximos años también abriremos en agosto”.
Por lo tanto, para aquellos que sigan aferrados a ese pasado en el que tras las fiestas de La Blanca Vitoria pasaba a ser una ciudad fantasma, es hora de desterrar esa creencia, porque esta ciudad ha conseguido mantenerse con vida, y encima, quienes han participado en ello por el momento se encuentran satisfechos. Ahora toca espera a ver cómo terminan los balances de ventas de este octavo mes del año, pero todo augura que para los comercios y establecimientos hosteleros gasteiztarras va a “merecer la pena abrir en agosto”.