vitoria - Objetivo cumplido. Los diez controles establecidos por el Ayuntamiento en torno a la Plaza de la Virgen Blanca cumplieron fielmente con su misión y erradicaron, por primera vez en su historia, los envases de cristal de la bajada de Celedón. Una medida que, a pesar de las reticencias de los puristas, no mermó ni un ápice el ánimo festivo de las decenas de miles de personas congregadas en el recinto. Si no se podía arrojar cava, se recurrió al lanzamiento de todo tipo de líquidos con las consabidas botas de plástico verde que los voluntarios entregaban gratuitamente a los portadores de botellas en los puestos fronterizos. Los asistentes emplearon masivamente garrafas, botellas de plástico, tetrabriks y latas, olvidándose casi por completo del cristal.

A partir de las tres de la tarde, la Virgen Blanca quedó blindada. Con vallas en los puntos de acceso de Postas, Diputación, Prado, Cuesta de San Francisco, Dato y General Loma, y con contenedores en las entradas por Herrería, Zapatería y Correría, el recinto quedó aislado tres horas antes de que Celedón hiciera su entrada en la escena festiva. Las escaleras del Machete y el Farolón quedaron inhabilitadas y las tiendas de alimentación que quedaban dentro del perímetro tenían orden expresa de no vender vidrio hasta las 20.00 horas.

El despliegue se repetía en cada uno de los puntos de control. Tres agentes de la Policía Local, otros tantos de la Ertzaintza perfectamente pertrechados, y un número variable de voluntarios de Egibide que se ocupaban de recibir, ordenada y educadamente, a cuantos accedían al enclave con la intención de recibir al aldeano de Zalduondo.

Frente a los 3.200 kilos de vidrio recogidos tras la bajada de 2015 y a los 2.950 de 2016, ayer únicamente se reciclaron 300 kilos en los contenedores de los controles. Si la media de heridos por cortes ascendía a 90 personas por año, ayer sólo se atendió a una persona, a la que hubo que darle un único punto de sutura.

“Todo el mundo está siendo muy amable”, aseguraban los voluntarios. No era para menos, ya que la presencia de los agentes no invitaba a iniciar un debate sobre la conveniencia o no de introducir vidrio en el recinto. A partir de ahí, algún ciudadano, tal y como relataba Pablo en el puesto de la calle Zapatería, “ha hecho la broma de levantar los brazos como si le fuésemos a cachear”. En general, el buen ambiente reinó en todos y cada uno de los controles. Hasta los policías municipales, pese al plante que dejó sin apenas refuerzo voluntario el dispositivo de ayer en protesta por la “desorganización” y la “falta de recursos”, lucían una amplia sonrisa contagiados del espíritu de Celedón. Tal y como había anunciado el Ayuntamiento, la seguridad estuvo garantizada en todo el área festiva, aunque para ello hubo que echar mano de todos los efectivos disponibles que habitualmente cumplen sus funciones en comisaría.

Quienes portaban botellas de vidrio eran invitados a depositarlas en uno de los contenedores dispuestos en cada control. Para no perder el contenido, podían emplear vasos de plástico que se les facilitaban allí mismo, o las consabidas botas verdes del mismo material, ambos de forma gratuita. “Casi no me han hecho falta, sólo he repartido tres”, comentaba Marta en la calle Diputación al filo de las cinco y media. La labor preventiva había funcionado.

Miguel, en el acceso de Postas, llevaba entregadas diez unos minutos antes y destacaba la “normalidad” en el proceso de entrada. Jon, en Correría, ponía el acento en el uso de garrafas. “Algunos que han venido con cava lo han descorchado y lanzado aquí antes de tirar las botellas en el contenedor”, explicaba.

“Muy positiva”. El Ayuntamiento valoró de forma “muy positiva” la primera bajada sin vidrio. Los 20 contenedores de los puestos de control recogieron 300 kilos de cristal, cantidad muy alejada de los 2.950 kilos de 2016. Sólo se atendió a un herido por corte, que recibió un solo punto. Puestos de control. En cada uno de los 10 puestos de control hubo tres agentes municipales, tres ertzainas y un número variable de voluntarios de Egibide que recibieron a los asistentes a la bajada.

Sin incidentes. Los voluntarios destacaron la ausencia de incidentes y la colaboración de toda la ciudadanía. Pese a que la Ertzaintza retiró por la mañana un paquete sospechoso, activando de forma preventiva el protocolo de explosivos, todo discurrió con absoluta normalidad.

Labor preventiva. Los avisos del Ayuntamiento cumplieron su objetivo y la práctica totalidad de los asistentes acudió sin vidrio al inicio de La Blanca.