un total de 14 jóvenes, diez chicas y 4 chicos, todos ellos de entre 18 y 26 años de edad, son los protagonistas del auzolandegi, el campo de trabajo de recuperación de la fábrica de asfaltos de San Ildefonso, o Gustaldapa, situada en Korres, en el municipio de Arraia-Maeztu. Con su trabajo voluntario continúan el iniciado el año pasado para rescatar de tierra, las piedras y la maleza un campamento minero en el que vivieron muchos vecinos de la comarca y que permanece abandonado desde que cesó su explotación.
El campo de trabajo de Korres comenzó el pasado 31 de julio y finalizará el 14 de agosto. Está situado en el municipio de Arraia-Maeztu, en el centro del Parque Natural de Izki, en el lugar donde se asentaba la fábrica de asfaltos de San Ildefonso o Gustaldapa, cuyos inicios datan del siglo XIX. Entre 1.858 y 1.913, funcionó como la primera y mayor explotación de asfaltos del Estado, un complejo minero y fábrica de panes y losetas de asfalto compuesto por 8 edificios. El suministro llegaba desde la cercana mina de Atauri, también paralizada desde hace años.
Para conocer el lugar y el trabajo que se desarrolla ayer acudieron al lugar la consejera de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Beatriz Artolazabal, así como el alcalde Anartz Gorrotxategi; el director de Juventud Ander Añíbarro; el viceconsejero Marcos Muro, y la directora foral de Medio Ambiente, Amaia Barredo.
Artolazabal elogió la iniciativa juvenil “que demuestra una magnífico talante solidario y entregado y que tanto va a aportar a sus valores en el emprendimiento y trabajo y, también, al conocimiento de nuestra historia, cultura y etnografía”.
Los edificios de la fábrica se resumen hoy en muros derruidos y semicubiertos con un espeso manto vegetal que coloniza la zona. Las labores que se llevan a cabo contemplan una excavación arqueológica para el desescombro de 2 habitaciones de grandes dimensiones. Para ello es necesario tomar de datos; consolidar las estructuras mediante técnicas de restauración; tapar los suelos para permitir su conservación y la fabricación de un nuevo cartel para la entrada del complejo que ayude en la visita. El año pasado ya se llevó a cabo un trabajo similar en otros espacios del mismo poblado, que ha sido necesario limpiar.
El responsable del campo, Aritz, que también se encargó de la dirección el año pasado, comentó el trabajo que se realiza en Korres. “Por las mañanas trabajamos y por las tardes nos dedicamos a conocer la zona, porque al fin y al cabo estamos en el parque natural de Izki”, detalló. Ayer por la tarde, los jóvenes conocieron a un apicultor, y de cara a los próximos días se han programado, además, salidas a Lekeitio, Gasteiz y otras localidades.
buena convivencia La convivencia entre los voluntarios “es muy buena”. “Aquí viene gente con mucha predisposición para hacer amistades y conocerse. Se reúnen diferentes culturas en torno a un mismo objetivo y eso es muy enriquecedor”, explican los responsables. Su día a día arranca a las ocho menos cuarto de la mañana en su centro de operaciones: el colegio de Maeztu. Preparan el desayuno y acuden al campo de trabajo, a apenas tres kilómetros de distancia, donde permanecen hasta la hora de comer. En el colegio les espera el comedor, cuya cocina está en manos de una profesional. Las tardes se dedican a actividades lúdicas, como excursiones, visitas culturales, actividades deportivas y juegos.
Artolazabal consideró que “es una experiencia muy bonita, no solo en el ámbito cultural de recuperación del patrimonio industrial, sino también en el ámbito de los valores personales porque estos jóvenes conviven durante quince días en un entorno que no es el suyo en el que además de obtener una serie de conocimientos históricos de lo que se hizo aquí también tienen que convivir”,
La consejera elogió la participación juvenil “que demuestra un magnífico talante, solidario y entregado, y que tanto va a aportar a sus valores en el emprendimiento, trabajo y también al conocimiento de nuestra historia, cultura y etnografía”. Asimismo, se mostró confiada en que al año que viene acudan más chicos. “En todas las actividades que organizamos desde el Gobierno Vasco es llamativo el peso de las mujeres, independientemente de si son deportivas, culturales, sociales. Y ello a pesar de que tenemos otras cargas cuando somos un poco más mayores, como el trabajo o la familia. No sé si es que somos más inquietas o tenemos más ganas de aprender. La cuestión es que es un dato objetivo que las mujeres participamos más y eso se refleja en este campo de trabajo donde de 14 jóvenes, diez son mujeres”, concluyó.