Vitoria - Adquirir bolsas de plástico gratuitas al finalizar las compras en un comercio era un acto completamente habitual hace algo menos de diez años. Era la época en la que la gran mayoría de comercios distribuían sin coste sus bolsas para transportar cómodamente lo adquirido en el establecimiento. Con el tiempo, y sobre todo con la decisión de grandes superficies, la situación fue cambiando paulatinamente. Y es que aquel hábito se fue sustituyendo por otros como ir provisto de bolsas, antes de ir a comprar, y la normalización de abonar determinados céntimos por la adquisición de bolsas tras concluir las compras. Esta última situación, precisamente, es la que se va a imponer, aún más si cabe, en la sociedad.
De hecho, el Gobierno aprobó un Real Decreto mediante el que a partir del año que viene ningún comercio podrá entregar bolsas de plástico gratuitamente. El precio a abonar variará, por ley, entre los cinco y los treinta céntimos, y dependerá tanto de su espesor como de su compostabilidad. El objetivo de esta medida, procedente a su vez de una directiva europea, es reducir el consumo de bolsas de plástico ligeras a nivel estatal en 90 por persona a fecha de 2020, y en 40 cinco años después. Lejos de las estimaciones, el dato real a fecha de 2010, ascendía a 240, aunque descendió a 106 el año 2013.
¿Pero por qué es tan importante reciclar bolsas de plástico? La respuesta a esta cuestión es que este envase de un único uso necesita más de un siglo para poder degradarse, y que además este proceso no se materializa completamente. Y es que las bolsas de plástico se fragmentan en numerosos pedazos minúsculos. Esta acción libera las partículas tóxicas presentes en las bolsas, que incluso pueden llegar a formar parte de la comida humana, debido al ingestión de animales marinos. En este aspecto, las consecuencias para el entorno natural, son devastadoras en diferentes formas. Los animales del gran azul son los seres vivos que más sufren la presencia de las bolsas abandonadas en el mar. Algunos de ellos quedan atrapados por el plástico, mientras que otros consumen las bolsas debido a la similitud en apariencia, con animales como en el caso de las medusas.
Motivos como estos, además de la reducción de costes en la producción de bolsas de plástico, llevaron a las empresas a comenzar a cobrar los envases al pasar por caja. Una idea que ya se estaba materializando en otros países como Francia. Precisamente, el decano en la eliminar la distribución gratuita de bolsas de plástico fue Carrefour. La multinacional francesa dejó de entregarlas a sus clientes, hace ocho años, proporcionando, en su lugar, bolsas de rafia sin coste adicional, un material más resistente.
La siguiente cadena en seguir los pasos de la empresa gala fue Eroski. La cooperativa vasca, optó entonces por una opción muy similar, ofreciendo de la misma manera, bolsas reutilizables de rafia, aunque añadía el descuento de un céntimo de euro al paso por caja si el cliente no solicitaba bolsa. Fuentes de Eroski Boulevard aseguran que desde 2009, año en el que implantó la medida, la reducción de bolsas en este establecimiento se sitúa en un 72%. Además, fue Eroski también la primera empresa de distribución que lanzó una bolsa reutilizable, hace veinte años. Por otro lado, la empresa integrada en la cooperativa Mondragón, lanzó una campañas en la que ponían a la venta reutilizables. La recaudación de aquella acción la destinaron a la Cruz Roja y Acción Contra el Hambre. En la primera edición, en 2013, la cantidad dirigida a proyectos solidarios ascendió a 105.000 euros.
Iniciativas similares ha llevado a cabo Gasteiz On, el conglomerado de tejido comerciantes locales de Vitoria. Curiosamente, el receptor de la colaboración también fue la misma ONG. Aunque en este caso, la mecánica de la campaña bautizada bajo el nombre de Ilusiones compartidas consistió en la distribución de bolsas reutilizables de tela. La recaudación de aquella iniciativa sirvió para la financiación de la ludoteca móvil de Txagorritxu, orientada a niños ingresados de larga duración. En cualquier caso, cada punto de venta afiliado a Gasteiz On mantiene una política determinada respecto a la distribución de bolsas de plástico entre sus clientes.
Siguiendo con el comercio gasteiztarra, fuentes de la cadena de panadería La Vitoriana confirman a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que la empresa ni cobra a sus clientes por el uso de las bolsas. Una diferente política sigue su competidor, las franquicias de Pan Lakua. Y es que en este caso, la compañía otorga la libertad a sus franquiciados de cobrar o no por los envases de plástico en cada punto de venta.
Por otro lado, otras cadenas de distribución siempre han optado el cobro de bolsas en sus establecimientos, como los casos de Día y Lidl. Por un lado, las bolsas de algodón ecológico a cambio de un euro. Por otro, la cadena de descuento germana, decidió incorporar las bolsas biodegrabales en sus puntos de venta, al precio de tres céntimos.
Mercadona, por su parte, inició una prueba piloto en sus supermercados de Cataluña en 2010 con el objetivo de reducir el consumo de bolsas de plástico en sus tiendas. Progresivamente, esa decisión se fue adaptando en todos sus comercios del Estado, con el que redujo el consumo de 3,4 bolsas por ticket en 2010 a 0,16 el año pasado. De hecho, cuando Mercadona aterrizó en Vitoria, allá por el año 2014, ya contaba con esta política. En la actualidad la cadena valenciana ofrece a sus clientes dos tamaños de bolsas de plástico, a precios de dos y diez céntimos. También existe la posibilidad de adquirir una cesta de rafia a cambio de sesenta céntimos.
Las bolsas de plástico, en definitiva, no desaparecerán totalmente, pero su uso sí disminuirá considerablemente, al menos de la forma en la que se conocía hace algo más de un lustro. Existen numerosas campañas, algunas incluso a nivel internacional, que solicitan la reducción de bolsas de plástico, que en algunos casos se aumenta hasta la prohibición total. En este aspecto, Bangladesh fue el primer país del mundo en prohibirlas completamente. En Vitoria, las reglas del juego no serán tan drásticas, pero sin duda alguna modificarán (si no lo han hecho ya) un importante cambio en el estilo de vida social en el planeta.
Un siglo. La degradación de cada bolsa de plástico necesita más de un centenar de años para su descomposición, aunque no este proceso no culmina totalmente, debido a la fragmentación que vive el envase de plástico.
Peligros ambientales. Las consecuencias de abandonar una bolsa en la naturaleza son nefastas. Algunos animales marinos mueren al confundirlas con comida, mientras otros quedan atrapados, siendo presa fácil para sus depredadores.
Legislación internacional. En numerosos lugares del mundo ya se aplican diferentes restricciones a las bolsas de plástico de las tiendas. En 2014, el Parlamento Europeo adoptó una directiva que insta a sus estados miembros a la reducción de bolsas, decisión que el Gobierno adopta prohibiendo su distribución gratuita en el próximo año 2018.
El gerente de Eroski Boulevard subraya que la principal apuesta de la cooperativa es la bolsa de rafia. Un material, afirma Lana, mucho más resistente y de mayor capacidad que, además se sustituye en la línea de cajas si la bolsa se rompe.
90
Cantidad de bolsas por persona que Bruselas exige reducir para la fecha de 2020. El mismo dato en 2010 ascendía a 240 por habitante en todo el Estado, aunque cayó a 106 en 2013.
2009
Año en el que Carrefour decidió dejar de distribuir las bolsas de forma gratuita. Se puede considerar un punto de inflexión, puesto que comercios de diferentes ámbitos comenzaron a aplicar la misma política de que la multinacional francesa.