oion - Ocho años después de entrar en funcionamiento, el garbigune de Oion continúa sin electricidad, suministrándose sólo con un generador para mantener la iluminación de las farolas en invierno hasta las cinco de la tarde. Esta instalación, cerrada con una valla de obra y una red metálica, se encuentra a apenas 500 metros del casco urbano y al otro lado de la carretera, a la altura del cementerio municipal. Se trata de un garbigune iniciativa de la Cuadrilla de Rioja Alavesa. El proyecto contó desde el principio con el respaldo de la Diputación de Álava, presidida entonces por Rabanera, y una vez ejecutada la obra, se entregó el 22 de mayo de 2007, aunque la instalación permaneció cerrada y sin actividad durante casi dos años.

Durante ese tiempo, el Ayuntamiento de Oion justificó la falta de entrada en funcionamiento con el argumento de que la Diputación no había dado su autorización. Después se dijo que faltaban viales de acceso. Más tarde, que se tenía que firmar un convenio para acordar dónde se tenían que llevar finalmente los depósitos que recibiera. Y, finalmente, se supo que la principal razón era que el garbigune tenía un enganche de luz ilegal, tomado desde la línea del cementerio y la Corporación tuvo que requerir a la Cuadrilla y a la Diputación que realizaran su propia instalación eléctrica, ya que, de lo contrario, sería el Ayuntamiento quien tendría que pagar el consumo del garbigune.

Eliminado el enganche, en marzo de 2009, se dijo desde el Ayuntamiento que se iba a realizar el proyecto de línea eléctrica? y hasta ahora. El coste, como afirmó una fuente de la Diputación “es inasumible” y, por lo tanto, se colocó un generador y desde entonces hasta ahora ha sido la única fuente de alimentación eléctrica, que apenas llega para encender las farolas en invierno durante unas horas. Propiedad de la Diputación, aunque la gestión está encomendada a la empresa Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), el garbigune entró en funcionamiento sin los servicios básicos.

En el Ayuntamiento de Oion saben que durante estos años los trabajadores de la instalación han estado acudiendo a su centro de trabajo sin calefacción en invierno ni aire acondicionado en verano. Con el generador en funcionamiento “apenas tienen para poder cargar un teléfono móvil, y eso no es lo peor”. Lo peor - cuentan fuentes municipales, además de usuarios del garbigune- “es que durante las noches se cierra la puerta, pero se queda todo a oscuras”. Eso ha motivado que en numerosas ocasiones los ladrones entren a la zona donde se custodian neveras y aparatos eléctricos para llevarse el cobre del cableado y con mucho riesgo de sufrir accidentes, ya que en el garbigune se custodian muchos residuos que pueden ser peligrosos o contaminantes, como aceites y otros.

Los trabajadores prefieren no realizar comentarios sobre estas circunstancias que rodean su trabajo, aunque sí dejan entrever su temor cuando en invierno, a las cinco de la tarde, tienen que cerrar las instalaciones y apagar las farolas, “Yo dejo en la puerta el coche con las luces encendidas porque da un poco de miedo tanto silencio, oscuridad y soledad”.

Por su parte, en la Diputación Foral de Álava se han tomado con calma las carencias con las que recibieron esta obra y con las que se lo adjudicaron a FCC para su gestión.

El año pasado, según la institución foral, el departamento de Medio Ambiente realizó una auditoria general, con especial atención en los aspectos energéticos y fue entonces cuando tomaron conciencia de que la instalación no tenía electricidad. Se volvió a valorar la posibilidad de realizar el enganche de luz soterrando el cableado y una vez más se dijo que “el coste es insostenible”.

Por esa razón comenzaron a planificar una solución que pasa por convertir el garbigune de Oion en la primera instalación autosuficiente de Álava. Para ello se ha proyectado la colocación de una caldera de pellets y una impresionante fila de placas solares que garanticen el suministro a la báscula, al edificio donde están la oficina y los servicios de los trabajadores y las farolas. La instalación costará 45.000 euros y, según aseguran en la Diputación, estará en funcionamiento en diciembre de este año.

El problema. La instalación lleva sin luz ocho años desde su construcción en la era Rabanera. Sólo dispone de un generador que apenas da para encender las farolas unas horas en invierno.

La solución. Ante la carestía de llevar la luz, el actual gobierno de la Diputación proyecta dotar al garbigune de una instalación autosuficiente con la colocación de pellets y placas solares que garanticen el suministro de luz a la básculas, la oficinas, los servicios de los trabajadores y las farolas de alumbrado público.