llodio - El equipo de arqueólogos profesionales del Grupo de Investigación en Patrimonio Conocido de la UPV que, dirigido por Sergio Escribano, está desenterrando los secretos del pasado del santuario de Santa María del Yermo y del entorno de Santa Lucía en Llodio, regresa hoy al enclave con la firme intención de afrontar la que será la tercera campaña de intervención arqueológica.

Será un equipo de siete personas, entre arqueólogos profesionales y estudiantes en prácticas de la universidad, los que se encargarán de continuar con las vías de investigación abiertas hasta el momento, y que han dado la razón a los expertos que defendían la hipótesis de que el actual templo del siglo XV escondía restos más antiguos.

De hecho, la campaña de 2016 dejó claro que el santuario esconde bajo su suelo dos construcciones de origen medieval anteriores a sus muros. La más reciente fue destruida para construir el templo actual. “Su muro sur fue arrasado y sobre sus restos se construyeron los pilares y el suelo de la iglesia en pie. Por tanto, es un edificio anterior a fines del siglo XV, cuyo espacio interior se abre hacia el norte, hacia el espacio excavado en 2015, y cuenta con un suelo de arcilla quemada que cubre la necrópolis medieval documentada en el extremo noroeste del templo”, explica el director de la intervención arqueológica, en referencia a la necrópolis con dos enterramientos de entre los siglos XI y XII, que sacaron a la luz en la primera campaña arqueológica. En este sentido, se puede asegurar que el edificio descubierto “es posterior al siglo XIII y que fue utilizado durante los siglos XIV y XV”, añade. La construcción cuenta con un muro de más de un metro de anchura que se asocia a un edificio de gran porte, que podría tratarse de una iglesia, de una torre banderiza o de una mezcla de ambas tipologías constructivas. “Como se destruye para construir la iglesia actual, cuyos patronos eran los Anuncibai, parece muy probable que fuera propiedad de esta familia cuando se destruyó”, informa Escribano.

No obstante, “desconocemos por el momento quiénes fueron sus constructores, pero los indicios que manejamos nos inducen a pensar en algunas de las principales familias no a nivel local ni regional sino del reino de Castilla”, avanza. Y es que no será hasta que culminen las excavaciones de este verano cuando los expertos puedan aclarar la función de esta construcción y ahondar en sus características.

Con la intervención del año pasado también se pudo constatar que la construcción del edificio descrito implicó, a su vez, la destrucción de uno anterior, localizado inmediatamente al este de las ya citadas tumbas y que asocian a la primera iglesia. “Tan sólo hemos documentado los restos del muro que formaba el ángulo suroeste de este genuino edificio, ya que el resto continúa hacia el interior del templo”, argumentan. Con todo, en el nivel de destrucción de esta construcción han recuperado una moneda de inicios del siglo XIII, que les ha guiado para datar el final del uso de este edificio hasta los siglos XI o XII, aunque todavía no pueden precisar su origen. A ello se dedicarán este verano, ya que si en 2015 intervinieron en una tercera parte de los pies del templo, y en 2016 avanzaron hacia la parte central, en esta ocasión seguirán hacia la puerta. En concreto, se van a centrar en la necrópolis de la iglesia más antigua de los siglos XI-XII, así como en la definición del otro edificio intermedio que fue utilizado en los siglos XIV-XV y cuyas dimensiones exceden el actual santuario, con lo cual culminarían la investigación en el interior del templo.

Visitas guiadas Si habrá una cuarta campaña, y ya en el exterior del santuario, dependerá de la financiación. Lo que sí es ya seguro es que volverán las visitas guiadas para las personas que quieran ahondar más en los secretos que encierra este templo y su entorno. Darán comienzo a la vez que los trabajos arqueológicos, es decir, hoy, y se prolongarán hasta el 3 de agosto, los martes de 9.30 a 13.30 horas, los jueves de 15.30 a 19.30 horas y los sábados, mañana y tarde.

El atractivo de las visitas de este año es que, además de explicar la historia del templo y el proceso de investigación de las excavaciones, un guía profesional adentrará a los asistentes en la mitología del entorno, al igual que se hizo el pasado año con las Guerras Banderizas que se produjeron entre los siglos XIII y XV, y que en el valle tuvieron como protagonistas a los linajes de los Ayala y los Mendoza. “Va a girar un poco en torno a apariencias marianas y pervivencias mitológicas que llegaron hasta el siglo XVIII, de cara a hacer la actividad totalmente distinta a las de las pasadas campañas”, apunta Escribano, en un intento de avivar el interés por ver in situ una intervención arqueológica por la que ya han pasado centenares de personas.