Tienen en común ser jóvenes de menos de 30 años, vitorianos y que ya destacan en algún ámbito profesional. Actuación, redes sociales, deporte y literatura son los campos en los que Susana Abaitua, Sara Baceiredo, Janire Fernández de Olano y Álvaro Arbina se mueven como pez en el agua.
Actriz
Susana Abaitua siempre había querido ser actriz, pero de pequeña ni lo contemplaba porque creía que desde una ciudad pequeña como Vitoria nunca sería capaz de conseguirlo. Mientras soñaba con el mundo de la actuación, bailaba en la escuela de danza de su madre. Allí fue donde acudió a su primer taller de interpretación. El profesor se fijó en ella y le presentó a su representante. Gracias a ello, acudió al casting de la película La buena nueva, y así fue como la actriz obtuvo el primer papel de una prometedora carrera que no ha hecho más que empezar.
Recientemente, Abaitua ha dado vida a Ana Saura en la serie Sé quién eres que acaba de ser emitida. Este papel ha marcado un antes y un después en su carrera, pues es el de mayor proyección. “Ha sido el personaje que más he disfrutado, nunca había trabajado tan bien en televisión”, afirma la actriz. Gracias a este “apasionante” proyecto ha obtenido reconocimiento ante el público: “Nunca he buscado ser conocida, pero a veces es necesario para trabajar”. Aunque para ella el trabajo con el que se sorprendió a sí misma fue la representación que hizo en la obra de teatro Naturaleza muerta en una cuneta: “Ahí vi la capacidad que tenía a la hora de actuar”, explica la joven, que tuvo que cambiar de idioma y poner otro acento.
Esta vitoriana no sólo se limita a obras de teatro, cine y series televisivas, también es la protagonista del musical La llamada, donde ha descubierto que canta bien, aunque explica bromeando que es ”porque me lo he preparado, no soy una persona que ahora se ponga a improvisar y sea Withney Houston”.
Esta versatilidad para cumplir en cualquier ámbito de la actuación la adquirió durante los cuatro años que estuvo estudiando interpretación en la escuela de Iñaki Aierra en Madrid, pero Susana, continúa con su formación realizando cursos intensivos cada cierto tiempo: “Nunca te diría he dejado de estudiar”, apunta.
Ahora que se abre ante ella un futuro lleno de posibilidades y tiene varios proyectos entre manos, la tres veces premiada sueña con “poder elegir los personajes que le apetezcan”, y tiene claro que se ve trabajando de actriz, es más, ”no veo otro futuro”, asegura una ilusionada Susana.
‘Influencer’ y estudiante de LEINN
Hace un año y medio Sara Baceiredo era una chica más de Vitoria que estudiaba y en su tiempo libre adoraba el “terraceo” con sus amigas. Ahora, tomarse algo en una terraza le sigue haciendo feliz, pero su vida la siguen más de 210.000 personas por Instagram y más de 240.000 están suscritos a su vídeo semanal en YouTube. Baceiredo se ha convertido en una influencer, aunque le dé rabia que le llamen así. “Empecé un poco a lo tonto”, asegura Sara. Quería subir muchas fotos de un viaje que hizo por la costa oeste de Estados Unidos, así que decidió abrirse un blog, donde recibió muchos comentarios que le recomendaban abrirse un canal en YouTube. “Yo no tenía ni idea de qué era, pero con lo que me gusta hablar, me lancé a ello”, recuerda la youtuber. Desde entonces su día a día sigue igual, va a la facultad donde estudia liderazgo, emprendimiento e innovación (LEINN) y en su tiempo libre se dedica a las redes sociales. Eso sí, ahora cuenta con el handicap de la fama, ya que sus miles de fans le siguen e incluso condicionan sus planes. Pero la joven sabe lidiar con ello, es más, durante el verano está “motivada” para afrontar nuevos proyectos, a diferencia de lo que le sucede a lo largo del curso, sumida en las “obligaciones” -confiesa-, ya que su prioridad es acabar la carrera. No obstante, esta universitaria aspira a “poder hacerlo todo y hacerlo bien”. De momento lo está consiguiendo. Con tan solo 18 años es embajadora de varias marcas y acaba de sacar una colección de zapatos para Krack: “Para mí es muy importante porque siempre me ha gustado la moda y me ha encantado poder hacer algo desde cero”, explica.
Su trayectoria en redes está en pleno ascenso y ella cree que su éxito reside en que “soy muy simple, en Youtube la gente es muy correcta, yo me pongo a hablar sin premeditación, aunque luego eso me lleve más trabajo en la edición”. Esta espontaneidad le augura un futuro muy ligado a las redes, aunque ella se ve trabajando como organizadora de eventos, eso sí, sin dejar de lado los vídeos: “Quiero que evolucionen conmigo”, explica.
Después de un curso sin un minuto de descanso, en verano, la influencer retoma otra de sus aficiones: viajar, ya que estos meses de vacaciones, Sara enlazará destinos como Seattle, Santorini, Lisboa y Flipinas.
Atleta y estudiante de Ingeniería Mecánica
“En invierno, cuando está jarreando, tienes que entrenar calada, pero como tienes unas metas, lo haces y
resulta bastante satisfactorio”. Con esta filosofía, Janire Fernández de Olano afronta no sólo el deporte sino también los estudios y la vida. La joven promesa del atletismo alcanzó el puesto número 12 en un campeonato de España de cross y hace dos años fue campeona de Euskadi, pero se queda con lo que para ella era un “reto personal”: conseguir aprobar la carrera de Ingeniería Mecánica en cuatro años compaginándola con los duros entrenamientos. “A mí el deporte me apasiona y siempre le voy a sacar tiempo, pero hay que tener ese colchón que te aportan los estudios”, asegura, convencida.
El año que viene pretende dedicar más tiempo a entrenar y ver si puede colarse entre las diez primeras en el campeonato de España. “Quiero ver hasta dónde puedo llegar”, explica. Para ello, se mudará a Valladolid, donde también realizará las prácticas y el trabajo de fin de grado, para, por fin, hacerse con el ansiado título de Ingeniería. Y es que, la universitaria no ha dejado de correr desde que empezó con 8 años, animada por su tía y su madre. En concreto, fue huyendo de unos perros de caza durante unas vacaciones cuando descubrió el gran potencial de sus piernas: “Creo que no he vuelto a correr así en mi vida”, bromea. En el deporte, como en todo, existe un lado malo y ése es el de los sacrificios, como no salir de fiesta o pasar menos tiempo con los amigos; sacrificios que ella hace “muy a gusto” y su entorno entiende. “Saben que soy Jani, la que corre, y que mi tiempo es más limitado”. En agosto se tomará vacaciones para hacer todo lo que su medido horario no le permite el resto del año, excepto correr, que queda prohibido esos días.
Escritor y arquitecto
Con 25 años publicó un libro de casi 700 páginas que fue calificado de best seller. Tras ser el más vendido en Euskadi durante unos seis meses, ahora ya ha alcanzado su sexta edición. Álvaro Arbina escribió La mujer del reloj a sus 22 años sin la intención de que se fuera a vender en un futuro: “Escribí el libro que me hubiera gustado leer en ese momento”, matiza.
Este autor vitoriano siempre ha tenido un libro debajo del brazo, de pequeño era un “devorador de libros”, con 15 años escribía de forma informal y durante el final de su carrera de Arquitectura retomó esta afición, que se ha convertido en su profesión. En este momento, Álvaro se dedica a escribir su próxima novela, que espera sea publicada el año que viene. No obstante, no quiere dejarse llevar por “las presiones del marketing” y escribir una novela “rápida”, al contrario, desea dedicarle su tiempo y que el lector la disfrute: “Cuando alguien paga 20 euros por una novela, quiero que le merezca la pena”. Y es que, a pesar de ser arquitecto, ve su futuro ligado a la escritura, aunque reconoce que “no hubiera sido capaz de escribir la novela si no hubiera estudiado arquitectura, porque me ha hecho madurar como creador”.
Pero escribir una novela no es sólo crear, también es mucho trabajo y una rutina de la que “nunca desconectas”, explica Álvaro. Sin embargo, todo esfuerzo tiene su recompensa y la de este escritor llegó en forma de llamada, una llamada de quien ahora es su editora, una llamada en el parking de un supermercado. Era la noticia que llevaba un año esperando, 365 días de búsqueda de editorial en los que “tienes tiempo de sentir de todo; mi recorrido emocional fue como el perfil de la etapa reina del Tour de Francia, un constante sube y baja”.
Publicó su novela sin ayudas ni padrinos, por una vía a través de la que tan solo publican un 1 o 2% y que hacía tres años que no entraba ningún nuevo autor en su editorial. Él únicamente estaba seguro de su trabajo: “Tuve la certeza de que había escrito un buen libro cuando me lo leyeron ciertas personas que sabían del tema y me dijeron que tenía entre manos un best seller”.
Dicen que el que la sigue la consigue, y estos cuatro jóvenes son un claro ejemplo. Todos se encuentran al principio de una carrera prometedora, que empezó en esta pequeña ciudad, y parece que no ha hecho más que despegar.