¿Cuál es su balance de estos dos años de gobierno foral PNV-PSE, ahora que se cumple el ecuador de la legislatura?
-Lo que hemos visto estos dos años es que, en realidad, aquí ha habido un gobierno en el que ha mandado Bildu. Un pacto entre PNV y Bildu que se ha traducido en subidas de impuestos y, lo que más nos preocupa, en la falta de servicios para la zona rural, con decisiones que han perjudicado que se fije población en los pueblos, uno de los grandes retos que tiene Álava. En realidad no es que no se haya abordado, es que se ha producido un retroceso. Hay servicios básicos, como el transporte, la mejora del servicio de ambulancias y los servicios sociales en los que hay una incertidumbre tremenda.
¿En qué sentido?
-El otro día nos contaba un compañero de Lagrán que una señora tuvo que ser intervenida de urgencia para quitarle un trozo de intestino y la ambulancia tardó tres cuartos de hora en llegar, porque sólo hay una ambulancia medicalizada para toda Álava. Con las ambulancias, el gobierno foral no ha sido reivindicativo y ha tratado de rebajar la exigencia que planteó el PP. O la cartera de servicios sociales, que entraba en vigor en enero y se ha demorado dos años más. En general el PNV no ha sido exigente, ha rebajado la exigencia que planteaba el PP porque Bildu está en otras cosas, está en subir los impuestos. Ya hemos visto cómo por subir el IBI en la segunda vivienda ha habido pueblos que han perdido población, y eso a nivel estadístico, de padrón, tiene su reflejo a la hora de hacer el reparto de las instituciones para servicios básicos como el transporte escolar. Además, vemos que con Bildu se está yendo hacia una Diputación más radical. Se ha recibido a las familias de los presos de ETA, algo que no había pasado nunca, y eso se refleja en un perfil más radical, más alejado de las necesidades de la zona rural.
¿En qué cuestiones cree que ha habido un retroceso respecto a la pasada legislatura, con el PP al frente?
-En los servicios sociales sobre todo. Desde que Javier de Andrés y Marta Alaña se fueron de la Diputación, las listas de espera han crecido un 53%, y en los centros de día se han multiplicado por siete. Hace poco contaban a bombo y platilllo que van a concertar 30 plazas, cuando hay 190 personas en listas de espera. A mí me daría vergüenza contar que voy a concertar 30 plazas cuando quedan 190 personas en lista de espera. Lo dicen como si fuera un gran logro, cuando es un retroceso. Álava es la única provincia vasca en la que ha subido el índice de pobreza. ¿Qué está pasando con los servicios sociales? Luego hay proyectos como el de la N-124, que estaba adjudicado, y el de Saratxo, que estaba hecho, que fueron paralizados.
Ustedes han pasado de gobernar la provincia a ser el primer grupo de la oposición.
-Es una gran responsabilidad que me ha tocado asumir a mí, y antes a Javier de Andrés. Bildu está marcando las prioridades del gobierno, Podemos se abstiene en los Presupuestos y el PSE está dentro del gobierno blanqueando el pacto con Bildu. ¿Quién hace oposición? El PP. Nos toca ser la única alternativa. Pero también estamos tratando de plantear iniciativas no sólo de control, sino también en positivo, como la que se aprobó hace poco en materia de transporte escolar en la provincia, y otra que tenemos en cartera sobre las depuradoras, que es una de las asignaturas pendientes en el territorio porque la de Salvatierra tiene 30 años y la de Alegría 50 años. Pero aquí no se ha movido nada. También otra sobre la pobreza energética y nuestros mayores, porque en Vitoria el alcalde Maroto puso en marcha una serie de ayudas que nosotros hemos pedido implantar en toda la provincia, pero el PNV, Bildu y el PSE han votado en contra.
¿Qué posibilidades hay ahora mismo de que se reedite el pacto fiscal de 2013 entre PNV, PSE y PP?
-Nosotros no tendríamos ningún problema en reeditarlo. Estaríamos encantados de participar en ese acuerdo con propuestas constructivas, pero nuestras líneas rojas son muy claras: nada de subir impuestos. Queremos bajar los impuestos a las familias de clase media, que son las que han soportado lo mas duro de la crisis. Tenemos propuestas tales como revertir todas las subidas en el de Sucesiones, bajar el de Patrimonio, bajar los tipos en Sociedades y una bajada general a las rentas medias.
¿Y es posible hacer eso sin que la recaudación se vea afectada?
-Se puede hacer sin perjudicar los servicios básicos y sociales, porque la recaudación está creciendo a unos ritmos que no nos imaginábamos. La previsión de la Diputación para este año era de un 3,6% y ya vamos por más del 12% de incremento en la recaudación fiscal a lo largo del primer semestre en Álava.
El gobierno foral va a tener que elegir entre ustedes o EH Bildu, porque no tiene mayoría para aprobar los cambios sin un tercer partido.
-El PNV tendrá que elegir, porque el modelo de Bildu ya sabemos cómo es. Bildu habla siempre de subir los impuestos a los más ricos, a los que más tienen, pero al final todos sabemos que eso acaba suponiendo una subida de impuestos a las clases medias, porque lo hemos visto otras veces, por ejemplo cuando han gobernado en Gipuzkoa. A nosotros ahí no nos van a encontrar. El PNV va a tener que elegir entre las subidas de impuestos que le va a imponer Bildu o el modelo de progreso y trasladar a las familias la recuperación económica que plantea el PP. Si las familias tienen más dinero en su bolsillo habrá más consumo. La recaudación del IVA también está subiendo este año, señal de que el consumo se está recuperando, algo que es bueno para todos. Además, aquí ya se pagan más impuestos que en el resto de España. Ahora mismo, respecto a Madrid, en todos los tramos de renta las familias pagan entre un 6% y un 8% más, lo que supone entre 140 y 300 euros más al año por cada familia. Es mucho dinero.
¿Y las empresas?
-Las empresas se están yendo. En los últimos cuatro años se han ido 270 empresas. Sólo en el último año se fueron 63 empresas del País Vasco y se llevaron una facturación de 290 millones de euros. Eso es dinero y oportunidades que estamos perdiendo porque fiscalmente no somos atractivos ni competitivos, algo que sí fuimos en el pasado. Para eso tenemos una herramienta perfecta que es el concierto económico. Si las empresas tienen más dinero van a poder crear empleo y de más calidad. No es verdad lo que dice Bildu de que vía deducciones las empresas se van poco menos que de rositas. El tejido industrial de Álava son pequeñas empresas, pequeños talleres. La mayoría de las grandes empresas tributan en Madrid, esto no se cuenta pero es así. Por lo tanto hay que poner facilidades a nuestro tejido industrial para que pueda generar empleo. Bajarles los tipos, mantener deducciones por creación de empleo... Eso se puede hacer. Las modificaciones fiscales se realizaron en un momento en el que hacía falta recaudar más, pero la fiscalidad tiene que servir también para que vengan empresas. No puede ser que sólo hagamos efecto llamada en la RGI y no en inversiones y proyectos. Si no vienen inversiones no se van a poder sostener los servicios sociales.
El pacto para la reforma fiscal supondrá un punto de inflexión. ¿Van a supeditar el acuerdo tributario a un pacto presupuestario en Álava para el resto de legislatura?
-Cabe esa posiblidad, efectivamente, pero yo lo veo muy difícil porque veo al PNV muy cómodo con Bildu y no creo que sean capaces de hacer ese viraje.
Ustedes insisten en que el acuerdo presupuestario para Euskadi tiene una cláusula que impide subir impuestos, pero el diputado general dice que no es así.
-Hay una cláusula fiscal muy clara en ese acuerdo y está claro lo que dice. Lo que ocurre es que el PNV en el Parlamento Vasco tiene más cintura política de la que tiene en Álava, donde están encantados con Bildu. Les gusta tanto que les cuesta venir a pactar con nosotros, cuando les hemos tendido la mano muchas veces.
¿Qué ocurre entonces en Álava para que los acuerdos PNV-PP en Madrid y Euskadi no se hayan trasladado al territorio?
-No se trasladan porque el PNV está teniendo menos cintura política y porque a la hora de la verdad lo tienen todo pactado con Bildu, aunque jueguen al despiste. En el Parlamento Vasco y en el Congreso el PNV está demostrando mucho más pragmatismo, porque saben que estamos en otro momento político, más fragmentado, en el que han entrado partidos más populistas que pueden desestabilizar el sistema. Y hay que demostrar otro talante y otra responsabilidad, algo que el PNV no ha entendido en Álava.
¿Está satisfecha con el acuerdo para los Presupuestos del Gobierno Vasco y lo que repercutirá en Álava?
-Nos hubiera gustado llegar a más, y lo intentaremos en 2018. Se han quedado en el tintero las depuradoras, la mejora en las ambulancias, la Ley de Aportaciones...
Uno de sus grandes caballos de batalla, la Ley de Aportaciones.
-Es que no podemos estar mirando siempre de reojo lo que hace Bizkaia, porque en función de cómo hace Bizkaia el cierre nosotros podemos compensar con el fondo de ajuste. Cuando tiraban al alza, y mucho, porque Petronor estaba a pleno rendimiento, nosotros perdimos mucho dinero. Unos 286 millones de euros en ocho años. Los dos últimos ejercicios no, porque Bizkaia ha hecho un cierre a la baja, no porque haya estado aquí Ramiro González, que es lo que dice él. No podemos permitir eso. 34 millones al año, que es lo que perdemos, es más de lo que la Diputación destina a carreteras, o el gasto equivalente a seis residencias de mayores de cien plazas cada una.
¿Con el acuerdo en Madrid están más satisfechos?
-Sí, estamos muy satisfechos. Por ejemplo en el acuerdo del Cupo, porque viene a avalar el cálculo que hizo el PP cuando estaba en la Diputación, planteando los números que nos debían y que le viene muy bien al País Vasco y a Álava. De lo contrario estaríamos en una posición más complicada. Dentro de las infraestructuras está el impulso al Tren de Alta Velocidad, hay dinero para Foronda... estamos satisfechos y dispuestos a reeditar el acuerdo para que pueda venir más dinero a Álava.
Hablando de Foronda, el acuerdo en Madrid no incluye el gran anhelo del aeropuerto, el H24.
-En Foronda tenemos mejores datos de carga y de pasajeros ahora que cuando teníamos el H24, el PIF y aquello estaba lleno de trabajadores que estaban mano sobre mano. Lo importante no es tanto el H24, que ojalá venga porque significará que tenemos más vuelos y carga. El H24 tampoco lo tiene Bilbao. Hay muy pocos aeropuertos con H24.