vitoria - “Estos árboles y estos setos -explica Juancar señalando un conjunto de plantas cercano a la gasolinera del parque del Norte- son el urinario público durante las noches del viernes y del sábado”. La fachada principal del edificio en el que reside da al citado parque y asegura que, en cuanto la primavera aleja el frío de la capital alavesa, los fines de semana se convierten en una pesadilla para los residentes que quieren disfrutar de sus horas de sueño. “¿No es ilegal beber en la calle?”, se pregunta. “Pues llamamos continuamente a la Policía Local y no vemos que se resuelva nada. Hasta las tres o cuatro de la mañana tenemos música, gritos y gente bebiendo y orinando en la calle. Y al día siguiente, suciedad y cristales en zonas donde juegan los niños”, agrega. Acto seguido, se acerca a la parte trasera del edificio de piedra que se alza tras la gasolinera y traza una línea imaginaria con el dedo sobre la pared. Una franja de color más oscuro recorre la parte inferior del muro. “Este es el otro urinario”, puntualiza.

Los ruidos asociados a los botellones de los fines de semana llevan arrebatándole el sueño desde hace tiempo, aunque aclara que antes existía otro problema. Recuerda que antes de que Gorka Urtaran llegara a la Alcaldía, durante más de un año, las luces de las canchas de fútbol permanecían encendidas por las noches y un nutrido grupo de personas se daba cita allí todos los viernes y sábados por la noche para disputar lo que los vecinos dieron en llamar “el mundialito”. “Cuando Urtaran fue nombrado alcalde, le envié un mensaje por Twitter y solucionó el problema inmediatamente. Ordenó apagar las luces por la noche y los partidos cesaron. Ahora, después de dos años ya no hace caso a las quejas ciudadanas”, relata.

Los torneos desaparecieron, pero el problema de los botellones continúa sin, tal y como asegura, visos de solución. Un problema que viene a sumarse a los malos olores detectados por los vecinos de la zona. Un aroma “como a vinagre”, según matiza Laura, también residente en la zona. Recuerda que cuando se le expuso la situación a los responsables municipales, la respuesta del alcalde en las redes sociales fue que los filtros de la planta de recogida de basuras emplazada junto a esta infraestructura verde se cambiaban cada seis meses. “No nos quejamos de la planta de basuras ni decimos que el olor salga de allí. Puede venir de muchos sitios, sólo pedimos a los responsables municipales que localicen el origen”, precisa. En principio, los vecinos descartan que el foco del problema sea el estanque. “También huele mal, como a moho, pero el olor a vinagre parece que viene de otro sitio”, advierten.

Botellones. Se celebran las noches de los fines de semana desde el momento en el que las temperaturas permiten permanecer en la calle. Los vecinos afirman haber visto cómo los participantes en los mismos se retiran cuando aparecen los coches patrulla de la Policía Local y regresar en cuanto los vehículos doblan la esquina. Afirman que se prolongan hasta las tres o cuatro de la mañana y que en las habitaciones que dan directamente al parque es complicado conciliar el sueño.

Malos olores. Los residentes aseguran que desde hace tiempo hay un olor ácido, similar al vinagre, que impregna el ambiente. Aunque desde el Ayuntamiento se les ha comunicado que la planta de basuras de la zona cambia regularmente sus filtros cada seis meses, explican que el olor no tiene por qué proceder de esta instalación y que puede provenir de otro lugar, por lo que solicitan a los responsables municipales que localicen el foco. Recientemente se ha procedido al vaciado del estanque de los patos, al parecer para su limpieza, si bien los vecinos creen que ese no es el lugar en el que se producen los malos olores.