vitoria - Falta de ropa de abrigo y de chubasqueros, de material sanitario de todo tipo, de equipos de protección individual -guantes anticorte, mascarillas...- o de manuales de uso de los vehículos, ausencia de conexiones a Internet o de GPS, emisoras que no funcionan... Son sólo algunas de las deficiencias que los profesionales del transporte sanitario urgente que abarca el territorio alavés han denunciado en las últimas horas ante el Centro de Coordinación de Emergencias, el popularmente conocido como 112, y también ante sus superiores, los responsables de la Unión Temporal de Empresas (UTE) conformada por Larrialdiak y Ambulancias Maiz. Carencias que, al margen de afectar “al normal funcionamiento y a la operatividad” de las ambulancias de soporte vital básico, “han afectado en algún caso a la seguridad del paciente” a lo largo de los últimos días, según se refleja en un escrito interno al que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Los representantes de los trabajadores pusieron también ayer en conocimiento del Instituto vasco de Seguridad y Salud Laborales, Osalan, que sus nuevos chalecos “no cumplen las normativas vigentes de alta visibilidad”.

Esta vasta recopilación de incidencias comenzó el pasado viernes 23, el primer día en que la citada UTE asumió el transporte urgente en Álava, y se ha extendido durante todo el fin de semana. Las carencias, además, afectan a todas las bases dispersas por el territorio histórico, las de Vitoria, Legutiano, Laguardia, Espejo, Agurain, Murgia, Campezo y Zambrana. Las ambulancias que operan en Amurrio y Laudio han dado también su correspondiente parte al Centro de Coordinación de Bizkaia, que es del que dependen. Pese a que la firma del contrato entre la nueva UTE y Osakidetza se produjo el pasado 26 de mayo una vez resuelto definitivamente el último concurso, que derivó en la salida de Emerbask de las ambulancias alavesas, la nueva subcontrata no inició su labor hasta finales de la semana pasada.

La “sorpresa” de los profesionales fue mayúscula cuando el viernes descubrieron las carencias que sufrían sus equipos, según reconoce un técnico de emergencias que desempeña su trabajo en un vehículo de soporte vital básico. Como es lógico, tras el relevo, la UTE anterior se llevó todos los materiales de su propiedad, por lo que las nuevas empresas han tenido que reequipar a sus profesionales y dejar a punto las ambulancias que han comenzado a utilizar. Las jornadas, sin embargo, se les han echado encima, lo cual trasladaron ayer a los representantes de los trabajadores que fueron a pedirles explicaciones. “Han tenido tiempo de sobra para dejar las ambulancias y los materiales a punto antes del cambio del servicio, pero su entrada ha sido caótica”, desliza el profesional. “Han dejado a todo el territorio con una mano delante y otra detrás”, enfatiza.

convulsiones recientes Este último capítulo se suma al listado de problemas que han zarandeado en los últimos tiempos al sector de las ambulancias, conformado por un complejo puzle de empresas subcontratadas por Osakidetza que, además, varían en función del territorio histórico. La ausencia de un marco común de relaciones laborales que todavía a día de hoy sigue buscando, los constantes cambios en la titularidad del servicio, la consecuente aplicación de distintas condiciones a sus trabajadores o, según han denunciado los sindicatos en múltiples ocasiones, la “pasividad” del Gobierno Vasco a la hora de mediar entre la patronal y los trabajadores han sido algunos de los factores fundamentales para entender esa inestabilidad.

La Asociación del Transporte Sanitario del País Vasco (EOGE), que engloba a las empresas de ambulancias, y los sindicatos comenzaron las negociaciones para tratar de lograr el primer convenio autonómico para este sector en noviembre de 2015, con la mediación del Consejo vasco de Relaciones Laborales. El apretón de manos estuvo muy cerca, como avanzó este periódico a mediados de febrero, pero la negociación quedó bloqueada en última instancia al no aceptar los sindicatos la propuesta de horquillas lanzada por la patronal para el transporte programado, un sistema de flexibilidad horaria que actualmente sólo existe en Bizkaia y que los sindicatos quieren tender a suprimir.

El complejo entramado de empresas y convenios todavía existente en el sector ha provocado, por ejemplo, que a algunos trabajadores se les haya reducido el salario en los últimos años hasta un 20% o que otros estén sujetos al pacto estatal, con unas condiciones muy desfavorables respecto, por ejemplo, a sus compañeros vizcaínos o guipuzcoanos. En medio de este escenario, el centenar de profesionales que se dedican a la atención de urgencias en Álava siguen manteniendo una larguísima huelga indefinida que se extiende desde el 10 de marzo de 2014, en reivindicación de la mejora de sus condiciones de trabajo. La protesta, sin embargo, apenas tiene incidencia por los altos servicios mínimos establecidos.

“Sorpresa”. Los profesionales de las ambulancias de soporte vital básico (SVB) comenzaron a recopilar numerosas incidencias en sus equipos desde el pasado viernes, el día en que la UTE conformada por Larrialdiak y Ambulancias Maiz asumió el servicio tras la resolución del último concurso abierto por Osakidetza. Tras el relevo, la UTE anterior se llevó todos los materiales de su propiedad, por lo que las nuevas empresas han tenido que reequipar a sus profesionales y dejar a punto las ambulancias que han comenzado a utilizar.

Una larga lista. La lista de incidencias encontradas es larga y alcanza a todas las bases dispersas por el territorio, las de Vitoria, Legutiano, Laguardia, Espejo, Agurain, Murgia, Campezo y Zambrana, así como a las de Amurrio y Laudio, que dependen de Bizkaia. Los trabajadores han reportado que no cuentan con ropa de abrigo, chubasqueros o equipos de protección individual (EPI), como pantalones de alta visibilidad, guantes anticorte, mascarillas o gafas de protección. También, que no disponen de materiales sanitarios, de buzones para partes asistenciales, conexiones a Internet o GPS.

Quejas trasladadas. Los representantes de los trabajadores han dado ya parte de los problemas detectados ante el Centro de Coordinación de Emergencias o el Instituto vasco de Seguridad y Salud Laborales (Osalan), así como ante los representantes de la UTE, que ayer les solicitaron tiempo para ir subsanando las deficiencias encontradas.

Un sector inestable. Este último capítulo se suma al listado de problemas que han zarandeado en los últimos años al sector de las ambulancias, conformado por un complejo puzle de empresas subcontratadas por Osakidetza que, además, varían en función del territorio. La ausencia de un marco común de relaciones laborales ha avivado las últimas tensiones, materializadas en una huelga indefinida que se extiende en Álava desde el 10 de marzo de 2014.

Un profesional del servicio denuncia que la nueva UTE “ha dejado al territorio con una mano delante y otra detrás”.

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Trabajadores suma, aproximadamente, este vital servicio en Álava.