vitoria - ¿Dónde ha quedado la dignidad en el mundo actual?
-Para explicarlo, parto del Renacimiento, una época de resurgimiento humanista tras la oscuridad. Se busca el conocimiento universal y Pico de la Mirándola escribe un magnífico libro titulado Ensayo sobre la dignidad humana. En esencia, habla de tres capacidades principales que yo reivindico como dignidad: la libertad, el amor y la capacidad de crear. Estos valores se ven en los niños, están latentes. Debemos convertir esas capacidades en realidades y no sólo en el ámbito del arte o en la ciencia, en la vida social y en la vida económica. La historia de la humanidad es una historia de creatividad, y no por una cuestión de supervivencia sino porque la libertad y el amor por compartir dan sentido a la vida. Lo malo es que todo esto se ha ido intelectualizando en una educación cada vez más animalizada en la que convertimos a los niños en seres asustados que luchan por sobrevivir.
¿Potenciamos la competitividad por encima de la dignidad?
-Ni los científicos actuales defienden que la vida sea lucha, aceptan que es sólo un aspecto. Y la dignidad se ha perdido. Lo preocupante es que aún viene algo más fuerte, el posthumanismo. Un movimiento que llega desde Silicon Valley, de la Singularity University, y que defiende la renuncia a la libertad y a la individualidad para modificarnos genéticamente y ofrecer más fármacos a la gente para que sea más feliz. Y es real. Y empresas como Google o Microsoft ponen ahí millones todos los años. Esto es un ataque a la dignidad humana. El ser humano tiene que ser libre, pero sobre todo libre de miedos. No hay que vivir para luchar, sino para buscar el sentido de la vida, y todo esto hay que defenderlo desde la educación.
Hace años mirábamos la competitividad salvaje de países como Estados Unidos con cierta condescendencia. ¿Qué nos ha pasado?
-Les hemos dejado entrar como modelo. Hay personas interesadas en manipular el mundo, cada vez quieren más control y han inoculado un modo de vida. Cuando viajas por Sudamérica ves lugares que son un calco de Estados Unidos, con sus coches gigantes y sus hamburgueserías. Se ha destruido la cultura propia a través del consumo, lo cual es relativamente sencillo porque si no desarrollas un mínimo trabajo cultural interior te pueden manipular. Quizás por eso están sacando las humanidades de la educación, lo cual es muy grave. Me gusta una frase que dice esto es una guerra y en la guerra se viene llorado de casa para ganar. Personalmente yo planto cara a través de la banca ética en contra del modelo financiero mundial y le llamo guerra porque me gusta ser épico y porque creo en la guerra por la dignidad humana. Debemos proteger a la infancia de una educación que lo arregla todo enseñando a leer a los cuatro años y repartiendo ordenadores a niños de tres años.
¿Qué propone para recuperar esa dignidad? ¿Sacar el dinero del banco y llevarlo a la banca ética?
-Eso de entrada. Y estoy seguro que deberíamos actuar en el plano político, pero no puedo hablar con los políticos porque a solas te dicen una cosa y ante el partido otra. No puedo hablar con alguien que tiene que representarme pero que no puede votar libremente porque existe una disciplina de partido. Esta democracia no la entiendo. Seguro que en política hay mucho que hacer, pero en educación también. Necesitamos una educación que no sólo enseñe a memorizar, a repetir y a calcular. Necesitamos educación emocional, creativa, artística. Este es un combate, y otro es luchar por una libertad en la educación que no tenemos. Los gobiernos diseñan los planes de educación cuando deberían hacerlo grupos de expertos, de padres y de maestros, dejando siempre una libertad. Gente de un gobierno que no ha dado clases en su vida decide los planes de educación, no tiene sentido.