egilaz - Joseba Koldobika González, concejal de EH Bildu, ha denunciado una agresión por parte de un vecino del municipio por su condición de edil en el Ayuntamiento de San Millán-Donemiliaga. El pasado jueves, el Pleno del Consistorio aprobó una moción de apoyo al concejal.

Los hechos ocurrieron el 1 de mayo cuando Joseba Koldobika González Egileta salió a pasear con sus hijos de 4 y 7 años por las inmediaciones del dolmen de Aizkomendi de Egilaz cuando, en torno a las 17.00 horas, otro vecino de esta localidad se le abalanzó y comenzó a propinarle una paliza ante la que no supo reaccionar. “Todo esto viene por una denuncia vecinal previa en la que dos habitantes de Egilaz habían cerrado espacios públicos que pertenecen al pueblo con unos pivotes impidiendo el paso a las callejuelas”, relata González. Cuando ocurrieron los hechos, el edil advirtió al otro vecino de que iba a interponer una denuncia porque la instalación de los bolardos en el camino, junto a su casa, era ilegal.

El concejal agredido señala que el lugar donde se han instalado los pivotes “es un camino vecinal donde justo cabe un coche” y es utilizada por los propios vecinos para acortar el trayecto a sus casas. La única entidad que tiene potestad para llevar a cabo la instalación de los bolardos en dicho camino es la Junta Administrativa. “Él lo ha hecho sin pedir permiso ni recibir autorización, por lo que son ilegales”, señala González.

En ese momento, el concejal decidió advertir la situación en el propio Ayuntamiento para que el aparejador se encargara de redactar un informe al respecto. El alcalde del municipio, David López de Arbina, también de EH Bildu, confirmó a este diario los hechos señalando que “habían cerrado con bolardos unos pasos públicos en Egilaz. Joseba realizó una instancia al Ayuntamiento para que el servicio de Urbanismo elaborara un informe y se les requiriera su retirada. Después ha venido todo”. López de Arbina se refiere a la agresión al concejal mientras jugaba con sus hijos en las inmediaciones del primer dolmen en ser reconocido de Euskadi y descubierto por azar en 1832. “Me amenazó diciendo que me iba a partir la cara, que me iba a pisar la cabeza y a matar a hostias”, apunta al tiempo que reconoce que en ese momento lo único que le preocupaba era la integridad de los niños.

González, según su relato, trató en todo momento de calmar los ánimos del chico hasta que “comenzó a pegarme. Yo intenté soltarme, pero no hubo manera”. Una semana después de la agresión reconoce que “todavía me duele la espalda y la rodilla. También me hizo sangrar de la nariz”. En ese momento, “me quedé en shock”. Luego, llamó a la Policía autonómica.