BILBAO. Este alijo es el segundo más importante localizado en Álava en los últimos años, por detrás de las dos toneladas de cocaína que se incautaron en diciembre de 2009, también por la Guardia Civil, en el marco de la operación "Flower Power".

Los 500 kilos incautados el pasado viernes fueron encontrados en el interior de un camión que estaba aparcado en el polígono industrial de Júndiz.

La droga estaba oculta entre los sacos de un abrasivo industrial enviados desde Brasil al puerto de Bilbao y cuyo destinatario final era una empresa de Álava que ignoraba esta operación delictiva.

La cocaína estaba escondida en paquetes plastificados y se había utilizado para su contrabando el método conocido como "gancho perdido", consistente en introducir la droga camuflada en el mismo contenedor en el que se transporta la carga legal declarada.

Las grandes organizaciones criminales utilizan "de forma muy habitual" las rutas internacionales de transporte de mercancías para mover la droga sin que las empresas importadoras y exportadoras de la carga legal tengan conocimiento de que sus contenedores están siendo utilizados con fines delictivos.

Para llevar a cabo el contrabando, un miembro de la organización debe acceder al contenedor en origen, en el algún puerto de Sudamérica o América Central. Una vez que la carga llega a España, la banda espera un descuido en la vigilancia antes de que la mercancía llegue a su destino final para recuperar la droga.

En esta ocasión ninguna persona se acercó al camión que había despertado las sospechas de la Guardia Civil y que llevaba horas aparcado en el polígono de Júndiz, en las instalaciones de la empresa encargada de transportar la mercancía legal. Por ello no se han practicado detenciones por el momento, aunque la operación bautizada como "Esméril" aún permanece abierta.

Finalmente el pasado viernes los agentes de la Benemérita optaron por intervenir y descubrieron que en el interior del camión había media tonelada de cocaína, cuyo grado de pureza aún debe determinarse en el laboratorio, según ha explicado la portavoz de la Guardia Civil, Elsa Expósito, a los medios de comunicación.

La Guardia Civil, dentro de sus competencias para perseguir el contrabando, se encarga de vigilar la mercancía que llega al puerto de Santurtzi, por donde llegaron los 500 kilos incautados en Gasteiz.

No se inspeccionan todos los contenedores porque ello paralizaría la actividad comercial, pero sí se hace un control selectivo de contenedores marcados como "calientes".

Las organizaciones que trafican con droga utilizan este sistema porque incluso cuando es aprehendido es difícil relacionarlos con la mercancía ilícita.