Vitoria - Da igual que ayer uno tomara el coche o el autobús para ir a trabajar o para poner rumbo a las vacaciones de Semana Santa porque las retenciones en los principales puntos de la red viaria alavesa fueron inevitables. Desde las ocho y media de la mañana en el enlace entre la N-1 y la AP-1, en el nudo de Armiñón, en sentido Burgos, empezaron a registrarse los primeros problemas, con, según informa la Ertzaintza, colas que alcanzaron el kilómetro y medio. La frustración de los conductores se agravó a medida que iba avanzado el día, dado que más vehículos se sumaban a las carreteras y, en consecuencia, la fluidez de la circulación se iba perdiendo.
Como ya ocurrió el miércoles, día de la primera fase de la operación salida, el carril de deceleración para tomar la AP-1, en sentido Burgos, volvió a poner la prueba de los conductores este Jueves Santo. No en vano, alrededor de las once de la mañana el enlace de Armiñón ya generaba colas de hasta cuatro kilómetros, donde se pasa de tres carriles a uno.
Una hora después, los problemas se agudizaron del todo cuando fuentes de Tráfico llegaron a contabilizar hasta seis kilómetros de atascos. La calma llegó, por fin, a las carreteras alavesas a eso de las 12.45 horas y, además, sin accidentes mortales.
De esta forma, la operación salida de Semana Santa volvió a remarcar que el nudo de Armiñón se vuelve un embudo cada vez que comienzan los días festivos y los vitorianos huyen de la ciudad en busca de las vacaciones. Prueba de ello ya se vio este miércoles, día de la primera fase de la operación salida, donde las retenciones alcanzaron los cuatro kilómetros.
Además de ello, también se produjeron otras retenciones habituales en la red viaria alavesa, como es el caso del enlace de Etxabarri Ibiña con la circunvalación. Un tramo, el de la carretera a Altube, entre Gorbeia y Aránguiz, que suele registrar retenciones por la incorporación a la carretera N-1.
Resto de Euskadi La segunda fase de la operación salida también dejó ayer colas kilométricas en el resto de principales autopistas vascas durante toda la mañana, hasta después de las cuatro de la tarde.
Las caravanas comenzaron a formarse a primeras horas en los tres puntos negros clásicos de la red viaria vasca: la A-8 en el límite de Bizkaia con Cantabria, la misma autopista en el paso fronterizo con Francia y la mencionada Armiñón.
La mayor cola se registró en la A-8 en dirección a Cantabria, donde llegó a los 14 kilómetros. La caravana se comenzó a formar a las nueve de la mañana y el tráfico no fue fluido hasta las tres de la tarde.
En el paso fronterizo de Biriatu las retenciones, que empezaron a las ocho de la mañana y acabaron después de las cuatro de la tarde, fueron de hasta 11 kilómetros de longitud. Este colapso afectó también a la carretera GI-636.
Además, también hubo atascos de 2,5 kilómetros en el enlace de la A-15 con la N-I en Andoain (Gipuzkoa), sentido a Pamplona.