El SOS lanzado desde la Agencia estatal de Meteorología en Euskadi hace ahora un año pidiendo ayuda para salvar la serie climatológica de Amurrio ha sido escuchado. Se precisaban voluntarios para tomar los datos manuales de este observatorio, que funciona desde mayo de 1955, y el aficionado a todas las cuestiones referentes con el clima Eduardo Isla ha aceptado el reto.

De hecho, antes de recoger el testigo de sus antecesores Pedro Albizua y Fernando Arregui ya contaba con una estación personal que recoge las temperaturas máximas y mínimas en el caserío Albizua Iturrino del barrio Orue, desde donde toma los datos que antes se recogían desde el observatorio del instituto Zaraobe. Eso sí, ha solicitado un medidor del viento. Lo único que necesita para ofrecer una información completa, ya que ha puesto a disposición pública un panel con los datos recogidos y la hoja del calendario zaragozano con las predicciones del mes en curso. A ello se suman el reloj de sol y el digital, instalados en la fachada del propio caserío.

Lo del traslado del observatorio meteorológico al jardín o finca de una casa particular, dejando la estación automática en Zaraobe, ya era algo que contemplaba la delegada vasca de Aemet, Margarita Martín, de cara a facilitar el trabajo de los voluntarios: “tener la estación más a mano supone abrir la puerta de casa, tomar las mediciones y, a los diez minutos, terminado”, explica. En este sentido, la labor de Isla es simple, pero constante, ya que es algo que hay que hacer todos los días del año entre las 9.00 y las 9.30 horas. Una vez en la garita de la estación meteorológica, se mide la temperatura actual, la máxima del día anterior y la mínima del día en curso, y las precipitaciones de las últimas 24 horas, así como información referente a evaporación, viento dominante, sol, nieve o granizo. Luego se anotan los datos en una tarjeta y, al final de cada mes, se envía a Aemet de Donostia que, gracias a las personas que de forma voluntaria se han hecho cargo de las mediciones durante estos últimos 60 años, dispone de una de las series termopluviométricas más completas del País Vasco.

No en vano, la estación meteorológica de Amurrio es la tercera en antigüedad de Euskadi con el registro de datos continuos, es decir, sin interrupción, detrás de Igeldo (desde 1928 con datos continuos aunque existió años anteriores con mediciones discontinuas) y Sondika (1947 con varios traslados a causa del aeropuerto y ahora automatizada).

Por ello, Aemet no se olvida de la “encomiable” labor de los antecesores de Isla. Sirva de ejemplo que el ya fallecido Pedro Albizua, a quien se homenajeó hace 12 años por hacerse cargo de las mediciones durante medio siglo, fue el que recogió el 4 de enero de 1971 la temperatura más baja registrada en la zona (13,5 grados bajo cero) y el 4 de agosto de 2003 la más alta (41,5 grados), así como quien anotó los 214,3 litros por metro cuadrado que cayeron en aquellas trágicas inundaciones del 26 de agosto de 1983, y el que tomó buena cuenta en agosto de 2003 de la temperatura media mensual más alta (24,2 grados). También los 23 días de heladas consecutivas que, en febrero de 1956, hicieron que los termómetros no subieran de los cero grados, en lo que se conoce como las grandes heladas en Álava.

A Fernando Arregui, por su parte, le tocó medir los datos extremos de esta última y “calurosa” década. Y es que, los voluntarios de meteorología desempeñan un trabajo totalmente “impagable”, asegura Martín.

Por lo que respecta a Isla, los datos más significativos a nivel meteorológico que le ha tocado registrar en lo que va de 2017 son los nueve grados bajo cero registrados la madrugada del 5 al 6 de enero y las heladas continuadas de los ocho primeros días del año. La temperatura máxima de estos meses han sido 30 grados el 10 de marzo.