El mes de marzo toca a su fin y con él se cierra el primer plazo del calendario para una posible reforma fiscal, una de las tres patas -junto al Fofel y un paquete de setenta partidas económicas- del apretón de manos entre el gobierno foral y EH Bildu que trajo consigo en diciembre el acuerdo presupuestario en la Diputación. Pero tres meses después las cosas han cambiado. Tanto, que ni siquiera las dos partes se ponen de acuerdo a la hora de definir qué es lo que acordaron realmente cuando llegaron a aquella entente cordiale en materia de fiscalidad.
Según el diputado general, Ramiro González, “el acuerdo con Bildu no establece el contenido de una posible reforma, ni siquiera que tenga que haber necesariamente una reforma, sino un calendario de evaluación y, después, plantear la posibilidad de una modificación, si es que existe, bajo la premisa de que sea armonizada”. En cambio, el portavoz de la coalición abertzale, Kike Fernández de Pinedo, tiene una visión distinta del mismo acuerdo, pues según asegura “el pacto no habla sólo de fijar un calendario, sino de abordar una modificación de los tres impuestos -IRPF, Sociedades y Patrimonio- y de una intención compartida de revisarlos”.
Así, partiendo de la base de que ni siquiera existe un postura clara entre ambos sobre el calado real del acuerdo de hace tres meses, el debate sobre los cambios que se podrían introducir en una posible reforma fiscal en Álava nacerá con unas posturas notablemente más distanciadas que hace tres meses entre ambos, como tanto Ramiro González y Kike Fernández de Pinedo se encargaron de subrayar ayer en sus respectivas comparecencias.
El diputado general puso de relieve el “cambio de posición de EH Bildu” en este tiempo. “En un primer momento dijo que era suficiente con establecer un calendario. Luego habló el secretario de ELA y, no sé si por eso o por otros factores, cambiaron de posición y dijeron que ya nos les valía con eso”, aseveró González. También en la coalición independendista apuntaron a factores externos, en este caso las “tensiones internas dentro del PNV” para valorar lo que consideraron “un cambio en las declaraciones que desde la Diputación alavesa se hacen ahora respecto a lo que decían hace un mes”.
“El gobierno foral concluyó que era necesaria una reforma fiscal, que eran necesarios los cambios y que había margen tanto en el Impuesto de Sociedades como en el de Patrimonio, con el escudo fiscal. Pero ahora están matizando sus declaraciones y parece que tienen ciertos miedos a afrontar esa reforma. No aceptaríamos seguir como hasta ahora, sería un incumplimiento”, advirtió el portavoz del grupo juntero de EH Bildu.
Fernández de Pinedo también pidió a Ramiro González que “sea valiente y anteponga los intereses de Álava frente a las tensiones internas del PNV, la presión de Confebask o los vetos de otros territorios”, en referencia a la negativa por parte de Bizkaia a abordar cambios en impuestos como el de Sociedades, a pesar de la postura más favorable mostrada en su día por Álava y el consejero vasco de Hacienda, Pedro Azpiazu. Y si lejanas son ahora mismo las posturas sobre la forma, no más cercanas lo son sobre el fondo. Para el mandatario foral, evaluar una posible modificación de la reforma fiscal pactada en 2013 por PNV, PSE y PP es una tarea que deben abordar “los técnicos de Hacienda, estudiando qué ha funcionado mejor y qué ha funcionado menos bien”, y fija una doble base sobre la que sustentar cualquier cambio.
“Hay que pensar en dos cosas igual de importantes: garantizar el mantenimiento de los servicios públicos y nuestra recuperación económica, porque no puede ser un obstáculo para ello. No tiene sentido plantear una reforma fiscal como un castigo para nadie, ni considerando que sólo una de esas dos cuestiones es necesaria”, reclamó el diputado general.
mayor endeudamiento Para justiticar la “urgencia” de abordar una modificación en la fiscalidad alavesa, el portavoz de EH Bildu en las Juntas Generales hizo un repaso de los datos de recaudación en Álava de la última década, que según incidió “ponen de relevancia la gran caída que se ha producido en la recaudación”.
“Mientras sube el PIB, la recaudación cae, y llama la atención la evolución de dos impuestos, el de Sociedades y el IRPF. El primero ha caído de los 334 millones recaudados en 2007 a los 152 recaudados el último año, mientras el peso de la recaudación recae cada vez más en el IRPF. La curva de las rentas de capital, por el contrario, es totalmente descendente”, destacó Fernández de Pinedo, que también puso el foco sobre el “constante endeudamiento de la Diputación”. “En 2008 tenía una deuda de 76 millones de euros. Ahora se ha incrementado hasta los 550 millones, un 725% más. Lo mismo ocurre con la carga financiera, que va en aumento, y con el fraude fiscal, que se detecta más pero nadie sabe todavía cuánto se recupera del fraude detectado”, concluyó.