Vitoria - Será un acto sencillo, pero repleto de emotividad y de justicia. Con él, las principales instituciones del territorio histórico rendirán homenaje de forma particular a los damnificados por uno de los hechos más dramáticos de la represión fascista ahora que se llega a su 80 aniversario: el asesinato de 16 personas en Azazeta, masacre en la que, entre otros, perdió la vida el entonces alcalde de la capital alavesa, Teodoro González de Zárate. Él y el resto de fusilados fueron sacados del penal en el que se encontraban y, sin juicio ni defensa posible, fueron pasados por las armas por los requetés -milicianos de ascendencia carlista de apoyo a las tropas fascistas-. Por todo aquello, el Ayuntamiento de Gasteiz, la Diputación Foral de Álava, las Juntas Generales y las instituciones locales organizarán para este sábado un acto que estará presidido por el lehendakari, Iñigo Urkullu, y que pretende servir de recuerdo también para todas las víctimas de la dictadura franquista de la provincia.

Estos crímenes tuvieron lugar en un lugar boscoso del puerto de Azazeta, cercano al punto kilométrico 16 de la carretera A-132, durante la madrugada del 31 de marzo al 1 de abril de 1937. Ante la imposibilidad de llevar a cabo el acto de recuerdo en ese mismo punto, debido a razones de espacio y seguridad y, para evitar causar excesivas molestias al tráfico de la vía, las instituciones celebrarán este homenaje en la plaza de la localidad de Azazeta, justo en la bajada del puerto camino de Estella. Dadas las circunstancias, a las 11.15 horas partirá de la calle Luis Heinz un servicio gratuito de autobús que regresará a la capital alavesa tras la finalización del acto. Durante éste, abierto a la ciudadanía alavesa, se descubrirá la estela conmemorativa que posteriormente servirá de recuerdo de las personas asesinadas en la propia carretera A-132 en el punto más cercano al lugar de los hechos. La instalación de la misma se llevará a cabo la próxima semana. Una ofrenda floral por parte de instituciones y ciudadanos pondrá el punto final al acto.

El asesinato de estos 16 alaveses, personas comprometidas políticamente que representaban a distintas corrientes ideológicas y formaciones políticas del momento que, a su vez, se oponían a la sublevación, fueron ordenados por el general Mola en su visita a Vitoria-Gasteiz el 27 de marzo. Las 16 personas se encontraban detenidas y encarceladas en la prisión provincial de Vitoria, que se situaba en el punto donde se cruzan la calle La Paz y la calle Postas. La noche del 31 de marzo se puso en libertad a los apresados por mandato del delegado de Orden Público. Pero, en el exterior de la prisión, fueron de nuevo detenidos por un grupo guardias civiles, requetés y falangistas. Los ataron codo con codo para, seguidamente, subirlos a dos vehículos dispuestos para la ocasión. La comitiva abandonó la ciudad y se encaminó hacia Estella-Lizarra. Se detuvo en el punto kilométrico 16 de la carretera A-132. Una vez abandonados los vehículos, los paseados fueron llevados, monte arriba, a un lugar situado aproximadamente a 70-80 metros de la cuneta derecha. Allí los asesinaron, sin juicio previo, y fueron semienterrados en una fosa cavada previamente. Con estos crímenes, además de querer mantener atemorizada a la población alavesa, se quiso también lanzar un mensaje de advertencia y terror dirigido a Bizkaia, y a las fuerzas políticas contrarias a los sublevados.

La ejecución fue silenciada por la prensa local pero la noticia de la barbarie, así como la identidad de las víctimas, se difundieron rápidamente y conmocionaron a la ciudad. El impacto de los asesinatos pudo provocar el replanteamiento de las formas de represión de las fuerzas franquistas, sustituyendo, en parte, los paseos y los asesinatos por los fusilamientos de los presos previamente condenados por la justicia militar previo consejo de guerra. Los restos de Teodoro González de Zárate, José Luis Abaitua, José Collell Aguilá y Manuel Hernández fueron sigilosamente exhumados y enterrados en el cementerio de Santa Isabel de Vitoria en 1939 por el sacerdote Pedro Anitua. Los otros 12 se encuentran enterrados en El Salvador tras su exhumación en 1978.

Los 16 fusilados. Teodoro González de Zárate, alcalde de Vitoria. Francisco Díaz de Arcaya (PSOE) y José Domingo Elorza (PSOE). José Luis Abaitua (PNV). Víctor Alejandre (Partido Republicano Radical Socialista). Eduardo Covo. Jaime Conca. Constantino González. Francisco Garrido (CNT), Prisco Hermua (CNT) y Daniel García de Albéniz (CNT). Antonio García. Jesús Estrada (PCE). Manuel José Collel (Unión Republicana). Manuel Hernández. Casimiro Cerrajería (UGT).