MOREDA - El aceite de oliva virgen extra de Rioja Alavesa volvió a ser protagonista de una nueva fiesta, la sexta, que la comarca dedica a este producto tradicional, pero que está alcanzando las cotas más importantes de calidad y reconocimiento en los mercados nacional e internacional. Moreda fue ayer el epicentro de ese evento, con la tradicional feria que llena el centro de esa villa de puestos, donde degustar el aceite nuevo, y de actividades para conocer con mayor profundidad un producto que ya tiene sello de calidad contrastada y hasta certificación ecológica del producto.
La primera referencia de la jornada fueron los numerosos preparativos que se tuvieron que realizar desde primeras horas de la mañana. Por una parte, la instalación de los puestos en la travesía, entre el frontón y el trujal La Equidad, así como en la plaza delante del Ayuntamiento nuevo. También, muy de mañana, comenzaron los preparativos de la enorme paella que cada año elaboran los integrantes de la asociación La Quema de los Judas, así como un espacio en el que se reúnen los más pequeños de Moreda para realizar trabajos manuales mostrando su implicación en la fiesta.
A las doce del mediodía, ya con la presencia de los representantes de la Diputación Foral, Gobierno Vasco, Cuadrilla de Rioja Alavesa y, por supuesto, el Ayuntamiento de Moreda, dio comienzo el acto institucional, en el que la alcaldesa de la localidad, Miriam Garrido, dio la bienvenida a la celebración e invitó al presidente del Trujal, Jesús Eraso, a que comentase la evolución del aceite de este año. Según su valoración, “la producción de este año ha sido más bien escasa debido a la pluviometría, pero el aceite ha salido excelente. Tan solo en Moreda este año se han recibido unos 150.000 kilos de oliva, de los cuales con Euskolabel eran 21.000 kilos y 11.000 kilos de ecológico y el resto, unos 120.000 kilos eran para aceite convencional. La calidad de este año es excelente”, expresó con satisfacción Eraso.
premio a hazi A continuación, la alcaldesa hizo público el reconocimiento de este año a una entidad que se hubiera destacado en la defensa y promoción del aceite de oliva virgen de Rioja Alavesa. En esta edición, el galardón recayó en la Fundación Hazi y lo recogió Alazne Uribarri del Olmo, directora del área de marcas y mercados de Hazi y antigua directora técnica de Kalitatea.
Tras el acto institucional, y mientras el público asistente comenzaba a disfrutar de los puestos y los productos, Alazne Uribarri comentó las razones del reconocimiento del galardón. Como es sabido, Hazi es la entidad que promociona y controla los productos de calidad alimentaria en Euskadi, especialmente los productos con Euskolabel. Como Kalitatea hace diez años, que comenzaron a trabajar con los olivicultores de Rioja Alavesa para hacer realidad lo que hoy conocemos “y aquí estamos, con diez años de trayectoria del aceite de oliva de Rioja Alavesa con Euskolabel en el mercado”. El proceso no ha sido fácil, como no lo es para ningún producto que quiera ostentar la certificación de calidad. “El primer Euskolabel nació en el año 1993 y el aceite nació mucho más tarde, en el año 2008 y 2009. En el caso del aceite, ésta no es la mayor producción de Rioja Alavesa, porque aquí estamos hablando de la vid y de otros cultivos extensivos. Pero con el aceite se han conseguido dos cosas: primero dar a conocer el producto porque había un desconocimiento total: los vascos no sabían que también aquí se hace un aceite y un aceite de tal calidad. Este es un mérito importante que se ha conseguido a través del trabajo de todos estos años. Pero sobre todo, se ha conseguido concienciar a los productores y a la sociedad en general de que, además de la vid, el aceite puede ser un producto que ayude a comercializar los vinos porque amplía la gama”. Sin embargo, matizó que el aceite aún tiene “un recorrido impresionante, ya que todavía hay que plantar olivos, hacerlos productivos, trabajar en la calidad de producto. Nosotros tenemos la suerte de que este aceite es una pequeña joya, porque es monovarietal, variedad arróniz, perfectamente reconocible y a poco que se haga enseguida se ven los frutos”, alabó Uribarri. En ese sentido destacó uno de los grandes éxitos de las producciones de Rioja Alavesa, “la producción ecológica es un gran éxito porque en esta zona existía un problema y es que los tratamientos de la vid se pasaban al olivo y cada vez que hacíamos análisis salían residuos. Por eso, el poder certificar ahora el aceite ecológico, es otro de los grandísimos logros del trabajo de estos años. El producto tiene carácter y personalidad propias y además hay ganas de hacerlo bien. Siendo las producciones pequeñas, como lo son, que no pueden competir con los del sur o los italianos, debemos potenciar esos otros valores para estar en los mercados”.
aceite de calidad El producto ha ganado gracias a quienes lo producen, porque han estado con la mentalidad abierta para cambiar hábitos. “El cambio de mentalidad de los agricultores ha sido una labor muy compleja. Cuando llegamos aquí, al trujal de Moreda, hace diez años, también tenían ya otros diez más de peleas, de gestiones. El aceite que se producía era para consumir en el ámbito familiar o de los amigos. Y como no era el ingreso principal de la familia no se preocupaban de más”. La transformación, “el salto mental y cualitativo ha sido impresionante. Si era para consumir valía así, pero no para comercializar. Fueron conscientes de que nos iban a venir a certificar, teníamos que comercializar y además asignar un precio que no es barato. Y todo esto en plena crisis económica, que es cuando salimos al mercado, con precios que triplicaban a los que había en los lineales. La mentalidad ha tenido que cambiar, y además está produciéndose una incorporación de jóvenes que es la garantía de un salto muy cualitativo en la mentalidad empresarial y de marketing”.
jornada de actividades Para comprobar la evolución del aceite de oliva de Rioja Alavesa, en el salón de usos múltiples del Ayuntamiento, Luis Bujanda ofreció una charla sobre este producto y su comparación con los del resto del Estado y tras él, los integrantes de Slow Food Araba los que celebraron un Laboratorio del Gusto. Mientras tanto en la calle, vecinos y visitantes dieron buena cuenta de la paella elaborada por La Quema de los Judas, aunque este año no ofrecieron el espectáculo de mostrar su tradición, como hicieron el año pasado. Asimismo, desde antes incluso de comenzar el acto institucional, una verdadera avalancha de personas fueron visitando por tandas el Trujal La Equidad, atendidos tanto por el técnico en olivicultura Alberto Alecha, como por el gerente, José Ramón Ceballos, y otros socios del trujal.
También, en los puestos, se explicaron muchas cuestiones relacionadas con los olivos, las olivas y los trujales. El maestro de almazara del trujal de Moreda, Kepa Nogueras, amplió los datos de la producción de aceite de oliva de este año comentando que la calidad de las bayas recibidas en la almazara este año “era muy buena por la ausencia de heladas durante la campaña. Y como para hacer aceite de calidad lo que hace falta es calidad de fruto e higiene la materia prima ha sido muy buena. Lo único es que al ser un verano muy seco una parte de los olivares estaban con estrés hídrico, es decir que no tenía tanta carne como otros años, por lo que el rendimiento de la cosecha ha sido inferior, pero la calidad ha sido muy buena”, concretó.
Por su parte, la alcaldesa, Miriam Garrido, valoró el desarrollo de la jornada como “la continuación y el reconocimiento a los agricultores que se han dedicado a cuidar del campo para que los olivos centenarios de nuestro término sigan estando ahí. Y es que ese olivo, de troncos retorcidos, se está convirtiendo en un icono de Moreda”. Por esa razón esperan que el año próximo vuelva a celebrarse esta feria en Moreda, “se trabajará por ello. Moreda no puede perder sus raíces, hacemos honor de ello, al aceite de oliva, a los agricultores, al trabajo, al sudor que supone trabajar en los olivos que han permanecido ahí generación tras generación”.
La fiesta continuó con una buena asistencia al stand en el que se vendían los boletos para el concurso de su peso en aceite, un premio que se llevó una persona que dio un peso de unos 78 kilos. Pero la principal atracción era el espacio donde se tostaban las rebanadas de pan y se untaban con aceite de oliva virgen elaborado en el trujal de Moreda.