Vitoria - En septiembre de 2013, cuatro agentes de la Ertzaintza acudieron a las fiestas de Murgia para intervenir con motivo de una multitudinaria agresión a un miembro de la Guardia Civil. Una lluvia de golpes al filo de las ocho de la mañana durante la cual, presuntamente, se le insultó llamándole “torturador” y “fascista”. Ya en aquel momento, después de oír las declaraciones de los implicados, a los ertzainas no les quedó claro qué había sucedido exactamente y ayer, en los juzgados de Vitoria que analizan el caso para determinar si se produjo o no un delito de atentado, se arrojó algo más de luz sobre este asunto. Durante horas, testigos de lo ocurrido aportaron sus versiones, diametralmente opuestas.

El denunciante aseguró haber sido golpeado por varios individuos -de los cuales logró identificar a los tres acusados- que le injuriaron por su condición de Guardia Civil y los inculpados insistieron en que trataron de mediar en “una pelea de borrachos” tras una larga noche de fiesta en la que ninguno de los participantes hizo alusión a la ocupación profesional del agredido. Es más, los tres jóvenes que ayer ocuparon el banquillo de los acusados insistieron en que en ningún momento golpearon al agente, de quien afirmaron desconocer su oficio hasta que hubo concluido la trifulca y llegó el turno de las denuncias. Declararon haberse acercado al epicentro del tumulto con ánimo pacificador, pero que tras encajar varios puñetazos por parte del número de la Benemérita, a quien acusaron de lanzar golpes indiscriminadamente, se retiraron. “La noche anterior ya se había producido otra pelea y aquello provocó que apagaran la música y que se acabara la fiesta. Tratamos de mediar para evitar que volviera a suceder lo mismo”, manifestaron.

No fue esta la interpretación de los hechos que ofreció el agente agredido. Éste relató que se encontraba en el exterior del frontón charlando con un vecino sobre un asunto relacionado con su labor como Guardia Civil cuando fueron interrumpidos por un joven que, acompañado por su novia y una amiga, le preguntaron si estaba orgulloso de su trabajo y si le gustaba torturar a la gente. El vecino con el que estaba charlando le conminó a acompañarle dentro del frontón para alejarle de una posible discusión, pero el agente prefirió seguir hablando. Según su relato, pronto fue rodeado por varios individuos más que comenzaron a increparle y que, a continuación, le atacaron a golpes. Él, aseguró ayer, se limitó a defenderse hasta que otro vecino logró llevárselo de allí.

Nada parecido a lo que expusieron los acusados. Estos explicaron que, tras comprobar que se había formado un tumulto en el exterior del frontón al que ellos se declararon totalmente ajenos, corrieron a mediar para tratar de detener la pelea. El primero explicó que casi recibe un puñetazo por parte del agente y que, temiendo por su integridad, se retiró. El segundo aseguró haber actuado de igual manera, colocándole las dos manos abiertas sobre el pecho con la intención de apartarlo, pero que encajó como respuesta dos guantazos consecutivos en la cara, con lo que optó por salir de allí. El tercero, que en su día denunció al guardia por agresión, afirmó haber intentado proteger a su amigo cuando mediaba en el revuelo y que le alcanzó uno de los directos que el agente lanzaba “de forma muy técnica”. Todos ellos indicaron que le conocían de vista pero que ninguno sabía que era Guardia Civil.

El agente, quien explicó que viste de uniforme cuando está de servicio, que lleva seis años trabajando en Murgia y que su pertenencia al instituto armado es conocida por los vecinos, explicó que, tras la agresión, indagó la identidad de sus atacantes y que pudo reconocer a los tres acusados. Además, recordó que uno de ellos pasó ante el cuartel cuando participaba en una manifestación y que, tras mirarle a la cara, se rió.

Tanto la Fiscalía, que pide dos años y nueve meses de prisión para cada uno de los acusados por los presuntos delitos de atentado y lesiones, como la defensa de los acusados dieron ayer por concluida la fase de declaraciones y, ante lo extenso de la vista, el magistrado del Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria decidió continuar con el juicio el próximo día 3 de abril, cuando se darán a conocer las conclusiones.

Inicio. El agente afirma que charlaba con un vecino y que otro joven, amigo de los acusados, les interrumpió preguntando si estaba orgulloso de su trabajo. Poco después, asegura que el resto le rodeó y que le golpearon.

Intermediación. Todos los señalados niegan haber intercambiado ni una sola palabra con el denunciante, de quien aseguran desconocían su oficio. Es más, ninguno de ellos recuerda que nadie le increpara por ser guardia civil y dicen que él se mostraba muy agresivo.