VITORIA - La circulación en coche por las arterias de la ciudad se ve afectada cada pocos metros por la presencia de alguno de los más de 3.500 semáforos que salpican la geografía vitoriana. Esta masiva presencia de los elementos destinados a regular y encauzar el tráfico lleva, en ocasiones, a la desesperación de los conductores que no ven manera de avanzar más allá de un par de manzanas antes de volver a frenar el vehículo por el color rojo que obliga a detener la marcha. “La mayoría de los conductores piensan que hay muchos semáforos por las calles”, asevera a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Luis Murguía, asesor de Movilidad y Seguridad Vial, del RACC en Euskadi. Remarca Murguía que la percepción que tienen los conductores del mayor o menor número de semáforos “está en función de la prisa que tengamos y del tiempo en el que queramos llegar a nuestro destino”, apostilla. Es por eso que la visión general que se tiene de los postes tricolor está más orientada a verlos como un “enemigo” que como elemento amigo de los vehículos.
Los datos de los puntos semafóricos en la capital son concluyentes respecto a su masiva presencia a lo largo de las calles. Incluso el responsable de Seguridad Ciudadana, Carlos Zapatero, llegó a admitirlo hace más de un mes en el transcurso de una comisión de su área. “Una ciudad moderna no puede tener 3.500 semáforos”, espetó, aunque al mismo tiempo también se pronunció y advirtió a la ciudadanía respecto a lo que espera en el futuro. “La tendencia para los próximos años será a aumentar”, indicó a modo de vaticinio. El motivo de este crecimiento no es otro que la llegada a las calles del revolucionario sistema de transporte de autobuses eléctricos (BRT) y la ampliación del tranvía al sur de la ciudad.
ralentizar el tráfico Una “masiva” presencia de estos postes tricolores en las calles y cruces no siempre es sinónimo de tener un tráfico “seguro, ordenado y bien regulado”, relata Murguía. Existen casos en los que “el ciclo de los semáforos no siempre está igual de regulado en cuanto a los tiempos” y se dan situaciones en las que los técnicos que están frente a las pantallas controlando y visionando la circulación “proceden a retocar los tiempos y duración de los mismos para calmar” el cauce de vehículos. “En lugar de aplicar una medida para calmar el tráfico lo que hacen es enervar a los conductores e impedir que se pueda transitar con cierta normalidad”, remarca y pone como ejemplo situaciones de ralentización que se pueden vivir en arterias como la Avenida de Gasteiz.
ANáLISIS DE COnVENIENCIA Más conciliador se muestra Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA) a la hora de analizar las virtudes que presenta una regulación semafórica en los puntos más conflictivos. “Para los peatones es mejor contar con cruces en los que hay semáforos y para la circulación permite dar más fluidez al tráfico”, aboga en conversación con este diario. También desde el punto de vista de la tecnología se puede intervenir y actuar para incidir de manera favorable. “Con todo el software tecnológico de hoy en día se puede analizar los datos de volumen según las horas del día y coordinarlos para buscar la mayor fluidez en los momentos que haga falta, concreta Arnaldo.
A la hora de buscar una regulación surge la eterna duda entre optar por los semáforos o decantarse por las rotondas como otra alternativa. También de esta segunda opción, Vitoria es un ejemplo significativo por la masiva presencia de estos elementos. El factor económico es otro aspecto que se suele tener en cuenta a la hora de optar por uno u otro. “La vigilancia y mantenimiento de un cruce con semáforos cuesta 25.000 euros, frente a los 120.000 que cuesta construir una rotonda con seis carriles, siempre y cuando no haya que adentrarse en un cuestiones de expropiación de terrenos”, calcula Arnaldo.
polémica con las sanciones La organización presidida por Arnaldo emprendió una batalla legal contra las multas impuestas en aquellos semáforos con cámara incorporada y que son utilizados para sancionar a los conductores. “Es un sistema que, con la foto como prueba, no goza de garantías y el valor de la misma es una prueba carente ante cualquier instancia”, finaliza.
Sus beneficios. Según la dirección General de Tráfico, en momentos de gran intensidad de circulación, “permite que las intersecciones no se atasquen y, en general aumenta el grado de seguridad en el tráfico y reduce las posibilidades de choque en ángulo recto”.
Su colocación. Debe recurrirse a ellos cuando contribuyan “realmente a mejorar la fluidez y seguridad en el tráfico”. Existen índices y criterios como número de habitantes de las ciudades, grado de motirización, densidad y tamaño de la ciudad como factores que llevan a su instalación.
Sin semáforos en Durango. La localidad vizcaína optó hace 4 años por su eliminación, al igual que Amorebieta hizo en el 2000.
El asesor de Movilidad y Seguridad Vial del RACC señala la “masiva creencia de los conductores de una excesiva existencia de semáforos”.
El presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA) opta por este método como mejor solución frente a las rotondas. “Vigilar y mantener un cruce son semáforos cuesta 25.000 euros, frente a los 250.000 de construir una rotonda de seis carriles”.
3.500
Semáforos en Vitoria. El concejal de Seguridad Ciudadana, Carlos Zapatero, cuantificó su cifra. “Una ciudad moderna no puede tener 3.500 semáforos”, enfatizó.