Vitoria - Cuando uno hace algo de forma desinteresada por alguien en esta vida, se dice que, a veces, ésta, en agradecimiento, le puede devolver todo el favor recibido y con creces. Algo parecido a esto le ha ocurrido al colegio Ramón Bajo de Vitoria, un centro escolar, ubicado en lo alto de la almendra medieval, que recibió el mejor de los regalos gracias a la enorme participación ciudadana que hizo posible hace un par de años una reforma pionera en él, mediante una obra que no era otra cualquiera. Se trataba de una muy especial para el Casco Viejo y para la ciudad, hecha realidad gracias a la colaboración vecinal y al consenso alcanzado entre el Ayuntamiento y el colegio, su claustro de profesores y la asociación de padres, más los residentes, el Gobierno Vasco y los diversos grupos políticos. Todos unidos para demostrar que la almendra podía continuar con su transformación. Así, en 2014, se concluyeron los primeros trabajos de la planta baja que permitieron estrenar un espacio diáfano, acorde al nuevo modelo pedagógico, a sus alumnos de tres cursos de Infantil y primero de Primaria.

Y ahora es el propio Ramón Bajo el que quiere homenajear a todas las asociaciones del barrio que le ayudaron a modernizarse contando la historia colectiva del Casco mediante un mural colaborativo, que se ubicará en la fachada que da al Cantón de Santa Ana. “La idea de hacer un mural colaborativo en Ramón Bajo fue una iniciativa de la Asociación de Madres y Padres del centro (AMPA), que también aporta sus ideas al mural, porque querían agradecer al Casco Viejo la enorme participación ciudadana lograda y al consenso para su transformación que condujo en su pionera renovación física y educativa”, explica Christina Werckmeister, cofundadora del Itinerario Muralístico de Vitoria Gasteiz (IMVG).

De esta forma, el mural del Ramón Bajo pasará a engrosar la larga lista de creaciones del IMVG La ciudad pintada, que desde 2007 ya forman parte de la expresión colectiva y del paisaje de la ciudad, al unirse a la quincena de obras de arte a gran escala que se extienden por la capital alavesa. Un recorrido que visualiza el compromiso de las personas con su entorno y la ciudad, como este mural último, en el que precisamente se plasmará la historia colectiva del barrio.

El mural de Ramón Bajo, en concreto, se ubicará en la fachada que da al cantón de Santa Ana. Y será de tipo comunitario, gracias a las sugerencias y aportaciones sobre su diseño realizadas por parte de una veintena de asociaciones que pintan mucho en el barrio, “al tener su sede en la almendra”, como es el caso de la asociación vecinal del Casco Viejo, Gasteiz Txiki (C/ Las Escuelas), Setem Hego Haizea (C/ San Vicente de Paúl), Hala Bedi (C/ Cuchillería), Oihaneder Euskararen Etxea (en Fray Zacarías Martínez), etc. “Todos estos colectivos aportan las informaciones y fotografías que tienen del Casco para este mural que actualmente se encuentra en periodo de sugerencias”, añade Werckmeister.

las Reuniones Así lo han hecho, al menos, durante las cuatro reuniones que llevan hasta la fecha. En el último encuentro, por ejemplo, el del pasado 23 de febrero, todos estos colectivos estaban llamados a traer sus propuestas al local de Gasteiz Txiki. Tras esta tormenta de ideas vendrá la siguiente cita de la semana que viene, clave para sintetizar y seleccionar el mejor concepto que represente la historia colectivo del Casco Viejo. No en vano, la intención, como agrega Werckmeister, “es que el nuevo mural esté pintado antes de verano”. Una vez elegido el diseño, nuevamente a la ya famosa Brigada de la Brotxa, con una quincena aproximada de integrantes, le corresponderá poner color a la historia del Casco, “con un mes para acabarlo”.