vitoria - Un aniversario redondo que Miguel Gutiérrez, jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario de Álava (HUA), investigador, catedrático de la UPV/EHU y director del curso, acoge con “muy buenas expectativas”. En esta ocasión, el evento tendrá como hilo conductor las estrategias que se emplean en el tratamiento de las grandes patologías psiquiátricas para lograr la adherencia terapéutica.

25 aniversario del congreso, más de 500 expertos en salud mental de todo el Estado... ¿Se esperaba hace unos años llegar a estas cifras?

-Es una pregunta que nos hemos hecho muchas veces y creo que haber llegado hasta aquí se debe a varios factores: Uno, que hemos conseguido hacer un programa muy atractivo, sin el cual la gente no vendría. Dos, que hemos tenido mucha fidelidad, porque hay gente que ha venido los 25 años, que se dice pronto. Y tres, todo lo que toca a los aspectos logísticos y financieros. No pedimos financiación pública y por eso no dependemos de nadie, así que hacemos el curso como nos da la gana y viene quien nos da la gana, así de sencillo. Nunca nos hemos puesto en manos de nadie, porque las instituciones en ese sentido tienen peligro. Y por otro lado, es un curso que desde el punto de vista logístico siempre ha sido modesto. Vitoria tiene buenos precios para dormir y además recurrimos básicamente a sociedades gastronómicas, lo que te garantiza que los participantes van a comer bien y que el precio es razonable. Esto nos ayuda mucho y además la gente acaba encantada con la experiencia. Tenemos que agradecérselo a los amigos dispersos que tenemos por Vitoria y que colaboran con nosotros desde hace muchos años.

¿Y con qué expectativas afronta estas bodas de plata?

-Muy buenas. Siempre te preocupas por si no te va a llegar para hacer todo lo que quieres hacer, pero lo tenemos calculado desde hace años. Hay que tener en cuenta que es un curso en el que de las 500 personas que vienen 200 son becarios. Los médicos residentes no pagan inscripción, los investigadores de los grupos consolidados tampoco... El objetivo de este curso es la formación continuada, y en ese sentido tenemos una política de financiación de becas casi masiva.

En esta ocasión, el curso va a tener como hilo conductor la adherencia terapéutica de los pacientes. ¿Es lo que más les quita el sueño a los profesionales de la Psiquiatría?

-Que los pacientes no sigan las medicaciones es un problema de toda la medicina. Está muy estudiado ya, y sabemos que en el marco de la medicina general prácticamente la mitad de los pacientes no hace los tratamientos de forma adecuada. Pero esto en la Psiquiatría se acentúa mucho más. Podríamos decir que sólo el 30% de los pacientes psiquiátricos sigue las instrucciones terapéuticas específicas que se les dan.

¿Y esto en qué se traduce?

-Se traduce en recaídas, especialmente en las enfermedades psiquiátricas más graves como la esquizofrenia. Si haces un seguimiento de cuál es la evolución de un primer episodio de esquizofrenia, por ejemplo de cuando debuta la enfermedad, que habitualmente lo hace a edades tempranas de la vida, sabemos que el 80% de los enfermos que abandonan la medicación antes de seis meses recaen antes de que se cumplan dos años. Y lo tenemos perfectamente estudiado con cifras locales. Por el contrario, las personas que están sometidas a un programa terapéutico, no sólo farmacológico sino desde numerosas parcelas, sólo van a recaer en un 15 o 20%, y en dos años van a estar estabilizados. Esto tiene mucha importancia, porque son enfermedades procesuales, lo cual quiere decir que generan un deterioro progresivo del enfermo cada vez que hay una recaída. Y en estos casos, el abanico de posibilidades funcionales y de rehabilitación normalizada se va reduciendo.

¿Y qué estrategias suelen emplearse para garantizar esa adherencia?

-Son estrategias que también se conocen. Por poner un ejemplo, no es lo mismo que una persona que no tiene conciencia de enfermedad y que por tanto no colabora en el tratamiento tenga que tomar tres pastillas todos los días, a que a esa misma persona se le ponga una pequeña inyección una vez cada tres meses y el tratamiento sea equivalente. Esto tiene ventajas en todos los sentidos, porque facilita también la intervención supletoria con otras técnicas.

El programa va a tocar muchos temas, pero ¿podría destacar algo de entre todos ellos?

-Todo el abordaje de la patología bipolar es muy importante, también el de la enfermedad depresiva resistente... y en paralelo, todo lo que tiene que ver con la investigación o temas muy clínicos, como el tabaquismo y el enfermo psiquiátrico, que según las estadísticas fuma tres veces más que la población general. Ha habido muchas iniciativas para abordar este problema, algunas exitosas y otras no, y vamos a discutir sobre ellas. Por ejemplo, en el Hospital Psiquiátrico y en Santiago se ha dejado de fumar ya y no ha pasado nada. Había mucho tópico en este sentido.

¿Cómo ve la salud de la especialidad psiquiátrica? ¿Hay relevo?

-Eso está relacionado con la evolución de toda la Sanidad. En Euskadi, el desarrollo sanitario masivo se hizo a principios de los 70. Entonces todos éramos jóvenes y ahora somos todos mayores. El crecimiento desde entonces a todos los niveles ha sido increíble, y además nos vamos todos a la vez. En algunas especialidades hay gente suficiente, y en otras no. Y lo que estamos haciendo es importar a muchos profesionales.