vitoria - La oficina del Ararteko y el Ayuntamiento de Vitoria trabajan codo con codo para buscar la solución definitiva al gravísimo problema de convivencia y fractura social que sufre Abetxuko y que, a la luz de las múltiples reuniones mantenidas entre las instituciones y las partes implicadas, sólo puede resolverse con la salida de la familia Manzanares Cortés del barrio. Ayer, fuentes del equipo del defensor del ciudadano confirmaron a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que ya están trabajando en la reubicación de los integrantes del clan, “de la misma manera que se trabaja con cualquier otra familia en situación de exclusión social”. El realojo, que llevaría al grupo finalmente fuera de Abetxuko, requerirá de la localización de una vivienda de alquiler social “que cumpla con las necesidades de esta familia”. En principio, y dado que estas personas están por el momento empadronadas en Vitoria, el Ararteko ha solicitado al Ayuntamiento de la capital alavesa que trate de localizar un emplazamiento idóneo para ellos, si bien no se descarta recurrir, según indicaron desde la oficina, a un alojamiento perteneciente a Alokabide.
Tras la creciente tensión vivida a lo largo de las últimas semanas en Abetxuko, en la actualidad la zona respira un clima de calma tensa. Los integrantes de la plataforma vecinal Delinkuentzia Kanpora han decidido suspender todas las acciones de protesta que llevaban a cabo en las calles y ofrecer un respiro para que las instituciones trabajen en la solución al problema que vive el barrio desde que el pasado verano los pichis se instalaran en la calle de El Cristo. Esta momentánea atmósfera de tranquilidad, en la que incluso se ha desconvocado la manifestación que había de llevar nuevamente el malestar de los vecinos hasta la Plaza de la Virgen Blanca, ha servido para que los responsables de la oficina del Ararteko, junto a un grupo de mediadores y los responsables del Ayuntamiento hayan avanzado en la búsqueda de una posible salida al enfrentamiento. Después de analizar en profundidad el problema, todo apunta a que la reubicación de este colectivo gitano será la vía para devolver la paz social a Abetxuko.
Desde la oficina del Ararteko agradecieron ayer a los vecinos que hayan remitido las movilizaciones sociales y que el barrio goce ahora de una mayor tranquilidad. Asimismo, señalaron que “desde el primer momento hemos visto que hay una familia en situación de exclusión social y hemos pedido al Ayuntamiento que valore la situación y aporte medidas”.
“Entendemos que una familia tan extensa requiere de otro tipo de vivienda en la que poder alojarse y en esa línea estamos trabajando. Ahora hay que ver qué disponibilidad hay y dónde puede ser, pero desde un punto de vista estrictamente social sí parece que necesiten una vivienda más adecuada para el grupo, que en realidad incluye más de un grupo familiar”, aclararon desde el equipo del Ararteko. Así, se entiende que la mudanza afectará no sólo a los Manzanares Cortés sino a más integrantes del clan gitano de los pichis llegados a a Vitoria desde Bilbao.
salida necesaria Los representantes del Ararteko precisaron que la salida de los pichis de Abetxuko “no sería necesaria desde un punto de vista estrictamente social, pero sí desde el punto de vista de la convivencia”, que se ha visto gravemente afectada en la zona. “Hay que tener muy en cuenta este factor”, precisaron.
Puesto que aún nos encontramos en plena fase de análisis, el equipo del Defensor del Pueblo del País Vasco puntualizó que por ahora no hay ningún planteamiento de ubicación alternativa concreta para los pichis sobre la mesa. Únicamente se indicó que se están estudiando emplazamientos dentro de Vitoria. “No hemos concretado aún en qué términos ni en dónde pueden alojarse”, precisaron.
De hecho, ni tan siquiera está decidido que la vivienda social que finalmente acoja al colectivo pertenezca al parque inmobiliario municipal. “Puede ser del Ayuntamiento o de Alokabide, aunque nosotros con quien estamos hablando en este momento es con el Ayuntamiento”, manifestaron en este sentido.
Las mismas fuentes subrayaron que las conversaciones interinstitucionales se están llevando a cabo “con discreción” por tratarse de un tema controvertido y sensible. No obstante, ampliaron que “ahora mismo hay elementos positivos que permitirán ir encauzando la convivencia y rebajando la tensión”. “Debemos darle el mismo tratamiento que a cualquier otra familia en situación de exclusión, ver las posibilidades que les ofrecen las instituciones y dejarles trabajar”, ampliaron.
Mientras el Ayuntamiento trabaja en la búsqueda de una alternativa habitacional para los pichis, los vecinos de Abetxuko aguardan a que los juzgados se pronuncien sobre el último asunto legal que afecta a los Manzanares Cortés. Se trata de la denuncia presentada por una familia contra su propio padre, quien con la colaboración de un pichi cambió la cerradura de la casa y no permite a los hijos acceder al interior. En Abetxuko se sospechaba que este inmueble se iba a convertir en la siguiente residencia de los Manzanares Cortés.
La vista, que se celebró a mediados de mes, acabó con una monumental bronca dentro del Palacio de Justicia entre varios representantes de SOS Racismo Araba, organización que apoya a los Manzanares Cortés y a sus arrendadores, y los vecinos de Abetxuko. La semana pasada volvió a producirse una escena de máxima tensión entre una de las hijas denunciantes y el portavoz de la citada asociación, Fede García, a quien la mujer acabó denunciando ante la Ertzain-tza por presunta agresión después de manifestar que la había “zarandeado y empujado violentamente” tras una discusión en plena calle.