la convivencia en Abetxuko se halla en estado crítico. La fractura social generada tras la llegada de los Manzanares Cortés al barrio ha desembocado en episodios surrealistas como el vivido el pasado lunes por la tarde. Mientras los grupos vecinales adscritos a la plataforma Delinkuentzia Kanpora realizaban su paseo silencioso frente a la vivienda en la que residen los miembros del clan, éstos, como respuesta, colocaron una sirena en el alféizar de la ventana. El intenso ruido que emitía, audible en buena parte del barrio, dio comienzo a las 19.45 horas y se prolongó hasta las 20.45 horas. Varios residentes en la zona llamaron a la Ertzaintza para dar cuenta del estruendo y los agentes se presentaron en el domicilio de los pichis para conminarles a apagar el aparato. Tal y como señalaron algunos de los participantes en los citados paseos, varios miembros de la familia Manzanares Cortés se asomaron a la ventana durante las marchas para insultar a los integrantes. Increpaciones que se tornaron en amenazas abiertas cuando los agentes llegaron al domicilio. “Salió Pedro Mari Manzanares y dijo: aquí va a haber guerra y vamos a acabar con todo Abetxuko. Lo dijo bien alto, en presencia de los vecinos y de los ertzainas, que lo escucharon perfectamente”, manifestó uno de los paseantes.

Aunque no es la primera vez que se escuchan amenazas gruesas en Abetxuko, en esta ocasión se respira un ambiente de mayor inquietud. Mientras la crispación alcanza cotas insospechadas, los vecinos se temen que en breve pueda tener lugar un episodio desagradable. “El otro día, dos de ellos -en alusión a los pichis- fueron a por un vecino que estaba sacando la basura y el propio Pedro Mari Manzanares les frenó mientras les decía ‘tranquilos, que dentro de poco vamos a tener nuestra fiesta’. Esto está a punto de estallar”, reconoce otro de los residentes.

nuevo juicio Y mientras todo esto sucede en Abetxuko, en el Palacio de Justicia de Vitoria se preparan para celebrar, esta misma semana, un nuevo juicio relacionado tangencialmente con los Manzanares Cortés. Al parecer, el marido de la arrendadora de los pichis ha sellado los accesos a otra vivienda perteneciente a la familia e impide que sus propios hijos, copropietarios del inmueble, accedan al interior.

Tal y como explican los residentes, esta vivienda está situada en la calle de La Presa. Su propietario, marido de la señora que ha alquilado la casa de El Cristo a los Manzanares Cortés, se acercó hace unos días al inmueble y, en compañía de uno de los miembros del clan, cambió la cerradura de la vivienda. Posteriormente, afirman que selló la puerta con algún producto parecido a la silicona de forma que nadie puede, por el momento, entrar a la propiedad.

El contrato de alquiler que permite a los pichis afincarse en la calle de El Cristo ha sido denunciado por presunta ilegalidad, ya que no cuenta con la autorización de la copropietaria del inmueble, hija de la arrendante. Por ello, los vecinos sospechan que están preparando esta alternativa para mudarse lo más rápido posible en el caso de que las autoridades dictaminen que no pueden continuar residiendo en ese lugar. No obstante, los hijos del propietario, cotitulares de la casa, han denunciado a su propio padre porque ni siquiera pueden entrar a la casa. En el interior, “herméticamente cerrado” según los vecinos, se encuentra su ropa y muchos de sus efectos personales.