laguardia -La Unidad Comarcal de Extinción de incendios (UCEIS) de Laguardia está a punto de cumplir diez años desde su apertura. Fue un comienzo difícil, con escasos medios, poco personal, un horario que dejaba las horas más críticas del día para que actuaran los bomberos de Logroño, porque en el de Laguardia no quedaba nadie. Una década después la situación ha dado una vuelta completa y solo queda que los bomberos que prestan sus servicios se conviertan en fijos para desalojar el fantasma de la precariedad laboral de estas personas que salvan vidas y bienes. El pionero en Laguardia es un bombero, Alfonso Landa Álava, que ha sido testigo de toda la corta, pero intensa vida de este parque. Natural de Gereña, muy cerca de Vitoria, está casado y tiene dos hijos, uno de tres años y otro que acaba de nacer hace muy pocos días. Eligió esta profesión por vocación, “porque me gusta, físicamente me encontraba bien, me gusta este trabajo, estar en el pueblo, me manejo bien con los vehículos y creo que tengo facultades”.

inicios en laguardia Al principio comenzó a trabajar como bombero en Vitoria, donde estuvo cinco años, y cuando se me acabó el contrato “me ofrecieron la posibilidad de venir a trabajar a las UCEIS y firmé con otros seis compañeros el venir a Laguardia”. La cuestión es que era el único del grupo que tenía experiencia “pero no así mis compañeros. El concejal responsable en Vitoria nos insistió en que Laguardia tenía abrir sí o sí y entonces dijeron que nos enviarían a formarnos a la academia a Navarra”. Alli tuvieron que permanecer siete meses, “porque es una academia muy exigente y muy dura y cuando terminamos vinimos a Laguardia”. La llegada a la capital de Rioja Alavesa no estuvo exenta de anécdotas. “Llegamos a la UCEIS de Laguardia el 18 de abril de 2007, al acabar la academia que se había solapado con otra en Vitoria, lo que nos obligó a un ritmo de trabajo muy fuerte y fue una época muy estresante”. En sus orígenes en la UCEIS de Laguardia solo había un camión y un todoterreno y con ellos, “el primer día de trabajo, tuvimos un tejado en Navaridas” y la primera anécdota de ese parque que contaba el propio Alfonso el día que se inició la jornada de 24 horas, el 2 de enero de este año durante la visita de la Teniente Diputada, Pilar García de Salazar: “Estábamos recién llegados de Navarra y teníamos un camión que nos habían dejado de Vitoria. Revisábamos el material cuando de repente nos llega una llamada de un tejado que estaba ardiendo en Navaridas. ¡Pero si Navaridas es de La Rioja! Y cuando salimos para allá y dimos aviso a la cadena de mando: ¡bomberos de Navarra se dirigen hacia Navaridas! Enseguida nos contestaron ¿cómo que bomberos de Navarra?, Y rectificamos, ¡no, bomberos de Laguardia!, Y nos dijeron ¿desde cuándo hay bomberos en Laguardia?. Y les dije ¡desde hoy!”. Y es que llevaban siete meses en Navarra realizando prácticas y habían interiorizado que estaban allí. La anécdota también dio paso a la escasa organización que había por aquel entonces: “En aquel incendio nos juntamos en Navaridas nosotros, una dotación de Vitoria más otra dotación de Logroño. Nos juntamos once vehículos en ese fuego de un tejado. Cuando llegaron los de Logroño se sorprendieron porque tampoco sabía nada de que ya estábamos operativos”. Afortunadamente, diez años después, “estamos mejor estructurados, aunque todavía quedan muchas cosas por mejorar, pero poco a poco se irán arreglando”. La década ha dado tiempo para muchos momentos duros y otro divertidos o relajantes. Cuenta Alfonso que “uno de los momentos más duros que recuerdo de mi carrera fue de un día en Vitoria, un domingo. Se había producido un incendio en una empresa, en sus transformadores, y fue algo realmente peligroso para nosotros, porque estaba todo a oscuras, con mucho humo. Cuando pudimos tener un poco de luz vimos que estábamos rodeados de bidones de producto comburente (un acelerante de la combustión) que podía haber hecho reacción en cualquier momento y habríamos saltado por los aires”. El trabajo cotidiano también ha servicio para no actuar con ligereza, especialmente cuando hay en juego vidas de personas. “Cuando te enfrentas a un accidente con heridos o víctimas mortales no actuamos de sopetón, nos organizamos antes de comenzar nuestro trabajo y actuamos en función de las circunstancias del suceso y coordinados con los sanitarios. Con ellos tomas unas medidas u otras, porque no es lo mismo estabilizar a los heridos dentro o fuera del vehículo accidentado, si hay que extraer a alguien de manera urgente”.

cúmulo de anécdotas La dureza de su trabajo tampoco deja espacio en la memoria para recordar momentos divertidos. Cuando se le pregunta a Alfonso él mismo se repite la pregunta, piensa ¿el momento más divertido?. Y solo le viene a la cabeza la convivencia con sus compañeros de turno. “Tenemos muchos entre los compañeros, porque al fin y al cabo son muchas horas de convivencia y llevarse bien con los compañeros es fundamental en un trabajo como este. Nos llevamos muy bien”. No es para menos. Los turnos son de 3-4 personas y hay tiempo para todo, hasta para las comidas. “Unos se la traen de casa, otros se preparan aquí alguna cosa, un arroz o cualquier otro plato. Pero otras veces hacemos algo conjunto, como alguna vez una paella y cada uno trae una cosa”. En cuanto al trabajo del día a día, durante esos turnos de 24 horas, cuenta que son se está saliendo continuamente. “En el parque tenemos establecidas tareas por días”. explica. Ayer domingo, por ejemplo, fue el día de limpieza de los vehículos y del hangar. El resto de los días tienen “maniobra de una cosa, o de desencarcelación y vamos tocando a lo largo de la semana todos los ámbitos de las posibles intervenciones. Además también dedicamos tiempo al estudio porque estamos en época de oposiciones. Tenemos que opositar otra vez”. Porque aunque parezca mentira, estos trabajadores, los bomberos de las UCEIS son interinos. “Después de 10 años aquí somos todos interinos y tenemos que volver a opositar para poder ser personal fijo”. Los éxamenes no sabemos aún cuando serán, porque aún no se han publicado ni las bases ni la convocatoria definitiva, pero se comenta que será hacia el verano”, cuenta este veterano bombero. Para que este parque “lo tenga todo solo nos falta que seamos fijos de una vez y nos dejemos de estar con esta incertidumbre de que el día de mañana podemos ir a la calle”, comenta con una cierta inquietud. “Ahora parece que se están ocupando de eso y hay que reconocer que en esta última legislatura se le ha dado un fuerte impulso a la normalización de los parques y a solucionar la situación del personal”. Por eso, insiste, para lograr unos parques completos “hay que darles una estructura fija. Con el camino que se ha iniciado de aquí a un año, más o menos, habrá plantilla fija. Es lo único que nos falta”. Por lo demás, considera que “la percepción que tiene la gente de nosotros es buena. Percibimos que éste es un buen servicio para el ciudadano y que ellos están a gusto con nosotros. Estamos muy integrados y cuando vamos a realizar alguna compra a Laguardia, en las tiendas siempre nos reciben con afecto y alegría”, concluye.