gasteiz - Las paredes de piedra de la taberna Hala Bedi (Cuchillería, 98) sirven estos días como soporte para un rico recorrido a través de la historia de la Asamblea de Mujeres de Álava, una exposición de carteles, recortes de prensa y comunicados que viaja por los inicios y la evolución de la lucha feminista en la capital alavesa. La muestra, que permanecerá hasta el próximo sábado 31, quiere servir también como reconocimiento para aquellas históricas luchadoras que, como Lourdes Izurrategi Olaziregi, construyeron la base del movimiento actual.
Mujeres que se echaron a las calles desafiando a los sectores más retrógrados de la sociedad post-franquista y a los espacios que ésta les había asignado, fundamentalmente el hogar, la familia y lo privado, que se enfrentaron a la desigualdad mediante encierros, encadenamientos y las primeras técnicas de autodefensa importadas desde países como Holanda, y que fueron también blanco de los insultos y las agresiones físicas.
La exposición recorre muchas de las batallas que el grupo ha ido librando a lo largo de estos últimos 40 años, como la legalización del aborto, de los anticonceptivos y del divorcio, la sexualidad libre y la lucha contra la violencia machista, en colaboración con otros movimientos sociales, grupos feministas y colectivos LGTBIQ. “Muchos de esos temas de lucha de los años 80 y 90 han vuelto a entrar en escena después con diferentes intentos legales de retroceder”, explica Eli, en alusión por ejemplo al aborto.
La Asamblea, que se reúne una vez por semana, tiene todavía sobre la mesa muchas de estas peleas recurrentes y sigue trabajando desde las vertientes de la sensibilización y la denuncia para cambiar las cosas de raíz. Una de sus principales reivindicaciones sigue siendo la apertura de la Casa de la Mujer, que pese a las recientes promesas del gobierno municipal continúa demorándose. De cara al futuro, la Asamblea tiene varios “retos” sobre la mesa, tal y como enumera Sara: “Queremos llegar a un grupo más diverso de mujeres, porque a veces nos centramos en luchas que quedan ajenas a algunas de ellas. También, estamos reflexionando sobre qué modelo de vejez feminista queremos, un futuro en el que no dejemos de tomar decisiones. Y también, recuperar los cuidados, que siguen siendo ofrecidos en su mayoría por mujeres, a nivel privado y de forma precaria”. - C.M.O.