VITORIA - A falta de 91 días para que se alcance la fecha de finalización de las obras del centro cívico de Zabalgana, las tareas enfilan su recta final con el objetivo de alcanzar la meta del 23 de abril y cumplir el plazo fijado para tener concluidos los trabajos de los diferentes gremios. Llegados a esta fecha, la apertura de puertas no será inmediata para dar servicio a los 23.000 habitantes del nuevo gran barrio del oeste de la ciudad y del resto de vitorianos que decidan adentrarse en esta singular construcción. Habrá que esperar otro par de meses, como mínimo, para poder hacer frente a la reparación de posibles defectos del proceso de construcción y proceder a equipar sus numerosas y variadas dependencias que garanticen el servicio como pasos previos a su inauguración oficial. “No es cuestión de dar una fecha concreta, pero será entre final de verano y septiembre”, se aventuró a esbozar ayer la concejal de Urbanismo, Itziar Gonzalo, a las puertas de la instalación en una visita de reconocimiento. Concretó también la máxima responsable de la red de centros cívicos cómo en la Junta de Gobierno Local de mañana ya se abordará el expediente de contratación, por valor de 1,2 millones de euros para ir agilizando y avanzando en las tareas de dotar al centro cívico de todo el material necesario en sus dependencias como bibliotecas, talleres de cocina, fotografía, piscina o gimnasios.
La instalación va a tener un coste total de 9,48 millones de euros y debido a la aplicación en el territorio nacional de las nuevas normativas europeas sobre iluminación y climatización se han acumulado los retrasos que van a llevar a concluir las obras el próximo 23 de abril. El nuevo centro cívico de Zabalgana va a tener catalogación de edificio de máximo aprovechamiento energético “con una menor emisión de CO2 a la atmósfera y un sistema que nos va a permitir recuperar el calor de la energía y el aire para aprovecharlo de nuevo, en lugar de expulsarlo, y reutilizarlo para calentar el edificio”, explicó sobre el futuro polideportivo, Alfredo Bengoa, responsable del servicio de Planificación y Proyectos del departamento municipal de Urbanismo. “Con este nuevo sistema se ahorra un 60% de energía respecto a otro tipo de edificios que no cuentan con ello”, remarcó.
Las tareas en el interior de la instalación se suceden a ritmo frenético para alcanzar la fecha de fin de trabajos. Se están empezando a “colocar los cerramientos de ventanas y cristales” en varias dependencias como las bibliotecas, sala de estudio, zona de encuentro, cafetería y los ocho despachos de atención social. “Las paredes ya están listas para pintar y las diferentes instalaciones están lanzadas”, apuntó Bengoa en medio de una kilométrica sucesión de cables que se amontonan en los pasillos a la espera de ser izados a los techos y servir de conducción y canalización de los sistemas informáticos.
peculiaridades El centro cívico que hará el número 14 y que completará la red de equipamientos en los barrios se ubica en una “parcela complicada” y que ha tenido que ofrecer una “respuesta arquitectónica” a los diferentes niveles respecto a las calles colindantes. “Se ha logrado una construcción orgánica”, ensalzó Gonzalo respecto de un edificio de 11.472 metros cuadrados repartidos en tres niveles. En su sótano se va a ubicar el “almacén central para guardar los libros de toda la red de bibliotecas de los centros cívicos”, concretó Bengoa, como una de sus particularidades. Sin duda, su elemento distintivo va a ser una “cubierta transitable por la que se va a poder caminar en medio de unos jardines y ubicarse desde una de las calles aledañas sobre el techo de alguna de las zonas del centro cívico”, concretó el responsable de la edificación sobre el terreno. Por esa zona se podrá ir caminando y, a través de unas rampas, descender hacia la plaza central de entrada al centro cívico y que será uno de los puntos neurálgicos del gran barrio del oeste de la capital alavesa.