pocas personas pueden presumir de alcanzar el centenario y, además, de hacerlo con buena salud. Y mucho menos, de superar esos 100 años de vida con holgura. Es el caso de Daniela López de Lacalle, alavesa de Apellániz, aunque residente en Gasteiz, que hoy cumplirá los 107 acompañada por su nutrida familia, seis biznietas incluidas. La mujer, que ha abierto las puertas de su casa a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, conserva una vitalidad a prueba de bombas. Y afronta su cumpleaños “con mucha alegría”, porque según recuerda “no todo el mundo llega” hasta aquí. Así lo atestiguan los datos oficiales. Hace justo un año, a 1 de enero de 2016, solamente había en Gasteiz 70 personas -58 mujeres y 12 hombres- de 100 años o más, según el último Informe municipal de Población.

¿Y cómo lo va a celebrar? “No lo sé, pregúntaselo a ellos. Yo sólo tengo una misión, pagar y cumplir años”, enfatiza Daniela con una amplia sonrisa, rodeada por su hija Conchi, sus nietos Ainhoa e Iker, sus nietos políticos Joseba y Maider y cinco de sus biznietas, Usoa, Ane, Maider, June y Haizea. El año que viene se sumará a la tropa el primer biznieto de Daniela, Markel. Hoy se juntarán en un restaurante de la capital alavesa para rendirle tributo como se merece, al igual que todos los años. Y vistos los antecedentes, la fiesta está asegurada.

El año pasado fue a visitarla una tuna universitaria y el anterior, un grupo de mariachis. Cuando cumplió los 100, Apellaniz homenajeó a Daniela en medio de una intensa nevada recordada por todos con una misa, la música del coro y los sones y bailes del Agurra. “Tenemos una plaza preciosa”, recuerda orgullosa la mujer, que aquel día fue obsequiada con una placa por parte de sus viejos vecinos.

la tabernera del pueblo No en vano, Daniela siempre será recordada en Apellaniz por haber gestionado durante años una taberna-tienda del pueblo, además de dedicarse a la labranza. Tras su jubilación, vivió sola hasta alcanzar el centenario, devoró libros, practicó gimnasia durante años y cantó en un coro, hasta que a los 102 sufrió un infarto del que logró sobreponerse, aunque a cambio de bajar el ritmo. Pero sólo un poco. “A los seis meses estaba bailando la conga en mi boda, literal”, apunta su nieto Iker.

Daniela vive ahora con su hija, aunque es capaz de desenvolverse perfectamente en casa y acostumbra a salir a pasear todos los días, dos veces cuando llega el verano, y a ver su programa favorito, Pasapalabra. “Ya no me gusta hacer nada. ¿No sabes lo bueno que es no hacer nada?”, pregunta divertida Daniela. Cuando asegura que espera no cumplir “muchos más”, todos la corrigen. “Estando bien, los que sean”, apunta de nuevo su nieto.