llodio - Se llaman María Asunción, Susana, Itziar, Carlos, Alain, Javier, Garazi, María Jesús, Estíbaliz o Txetxu. Tienen entre 27 y 53 años y cuentan con perfiles académicos de lo más variopinto, que van desde historiadoras de arte, abogadas, expertos en marketing y comercio internacional, economistas frustrados amantes de la horticultura ecológica o empresarios del sector de la automoción a los que la crisis obligó a echar la persiana. Todos tienen un nexo de unión, ser residentes en municipios del Valle de Ayala, y una segunda cosa en común: están en situación de desempleo. Desde el 13 de octubre y hasta el próximo 16 de marzo, este grupo se está dedicando en cuerpo y alma a buscar trabajo para todos y cada uno de ellos como parte de las denominadas lanzaderas de empleo.

“Cuando llegamos aquí lo único que nos unía era el paro. Ahora ya hay más vínculos y muy interesantes, porque esta experiencia nos esté removiendo muchas sensaciones personales al margen de las laborales”, explica Javier Ronda, el miembro más veterano de esta primera lanzadera de empleo y emprendimiento solidario en Llodio que, al igual que las de Vitoria y Laguardia, se ha estrenado este año impulsada por la Diputación Foral de Álava y la Fundación Santa María la Real. La iniciativa -que desde 2013 ha llegado a más de 6.300 personas desempleadas de todo el país, logrando una media de inserción del 60%- consiste en una búsqueda de empleo en equipo, coordinado por una técnica que refuerza y potencia las competencias de cada persona. “Entendemos que el paro no es sólo problema de las administraciones públicas, sino de la sociedad en su conjunto, por lo que necesitamos unir esfuerzos entre todos y fomentar una cultura colaborativa para afrontar esta lacra social”, comenta el presidente de la citada Fundación y promotor del programa Lanzaderas de Empleo, José María Pérez.

“Tengo 50 años, he trabajado de guía turística y de gestión de personal, pero llevo dos años y medio en el paro. Se me estaba acabando la esperanza hasta que por el Zuin (revista local) me enteré de esta iniciativa que me atrajo, porque el foco está puesto en las personas y en el trabajo en equipo. Algo que tú solo no puedes conseguir”, apunta María Asunción Rodríguez, una de las participantes. Su compañera Susana Saguer -una educadora social y gestora cultural de 40 años- lo corrobora: “todos los miembros de este equipo venimos con una mochila muy grande cargada de malas experiencias, pero esta lanzadera nos ha devuelto la esperanza de encontrar un trabajo digno”.

“Yo busco mi primera oportunidad de meter el pie en el mundo laboral”, reconoce la joven Itziar Arzuaga. “En mi caso, quiero convertir en negocio mi pasión por la tierra y los productos ecológicos, porque llevo seis años en paro tras una extensa trayectoria laboral en la que he sido desde camarero y peón de industria, hasta operario en una granja”, explica por su parte Carlos Llano, de 39 años. Eso sí, como apunta Alain Bergado, el benjamín del grupo, “de no lograr el objetivo profesional, “siempre nos quedará esta impresionante experiencia personal”, concluye.