Vitoria - Las acciones vecinales en Abetxuko no se detienen. Tras el revés sufrido la semana pasada con el anuncio de que la familia Manzanares Cortés se quedaba en el barrio y en esta ocasión con un contrato de alquiler de por medio, los residentes han decidido proseguir con las movilizaciones. Aunque la Asociación Uribe Nogales ya no lidera el movimiento de forma oficial -sus integrantes siguen participando en los actos, pero a título individual-, los vecinos se organizan ahora por su cuenta y han establecido tres líneas de actuación a seguir: concentraciones, análisis de la legalidad del contrato de arrendamiento y recogida de firmas en contra de la manera en que SOS Racismo Araba gestiona esta situación.
El giro de los acontecimientos vivido en Abetxuko con la noticia del empadronamiento de los pichis ha resultado “un mazazo” para el ánimo de los residentes, que confiaban en que la orden cautelar de desahucio se saldara con la salida de la familia del barrio. No obstante, existe un resquicio legal que aún brinda un rayo de esperanza a los abetxukotarras. La hija de Remedios, la mujer que ha alquilado su casa a los Manzanares Cortés, es copropietaria del inmueble y se opone al alquiler. Como su firma no consta en el contrato se va a investigar si el acuerdo es inválido y, por ende, el empadronamiento en el número 48 de la calle de El Cristo.
Consultados por la posibilidad de que se revoque el alta en el padrón municipal, los responsables del Ayuntamiento señalaron que el primer paso para avanzar en esta vía sería presentar una denuncia, bien ante la Ertzaintza bien ante el juzgado, solicitando la anulación del contrato. Una vez que la Justicia se pronuncie sobre la legalidad del arrendamiento, se podría entrar a valorar si el empadronamiento es o no válido.
Una parte del descontento vecinal se centra en el equipo de gobierno local y fundamentalmente en la figura del alcalde, Gorka Urtaran, a quien responsabilizan de no haber comunicado que los pichis se habían empadronado en Vitoria el día 29 y que fuera SOS Racismo tres días después quien revelara la noticia. El único grupo político que ha recogido el guante y se ha sumado al descontento ha sido, por el momento, Podemos, cuyo concejal, Jorge Hinojal, consideró que las declaraciones en favor de la convivencia realizadas por Urtaran “no han sido lo suficientemente contundentes ni han tenido la necesaria repercusión pública”. En este sentido, el concejal de la formación morada, quien destacó que Abetxuko ha sido siempre “un perfecto ejemplo de integración y de tolerancia”, exigió ayer al Ayuntamiento que ofrezca asesoramiento legal a las partes implicadas para tratar de despejar las incógnitas que pesan sobre el polémico contrato de alquiler y el empadronamiento.
De forma paralela, aunque la semana pasada se había anunciado el fin de los paseos vecinales coincidiendo con la ejecución de la orden judicial de desahucio, la nueva situación y la permanencia del clan en Abetxuko ha alterado los planes. Los vecinos, organizados ya de forma autónoma, siguen adelante con los itinerarios de protesta y estudian relanzar la manifestación que se realizaba los sábados desde el centro de Abetxuko hasta la Plaza de la Virgen Blanca. Los lemas de las movilizaciones dejarán claro, como siempre, que el barrio está a favor de la convivencia y en contra de la delincuencia.
batalla ganada Pese a todo, los vecinos recuerdan que el colectivo ha ganado la “batalla” que emprendió en su día y que el primer objetivo, la recuperación de la casa de Arantxa, se ha logrado. La labor de rehabilitación del inmueble sigue adelante y la familia de la propietaria, que este pasado fin de semana se trasladó desde Zamora, está en contacto con los voluntarios del bario que llevarán a cabo la reforma. Ahora mismo, el precario estado de salud de Arantxa, que fue nuevamente operada de urgencia la semana pasada, hace imposible que regrese a su casa aunque el barrio entero está pendiente de su evolución.
La primera medida que se llevó a cabo en la casa ya el pasado viernes, la instalación de rejas en las ventanas, parece haber funcionado. Según explicaron los vecinos, el sábado por la tarde, varios pichis que no pertenecen a la familia Manzanares Cortés -podría tratarse de familiares suyos llegados de Bilbao- trataron de entrar de nuevo en la casa de Arantxa para, según declararon, recoger una cuna que se habían dejado allí. La Policía Local, alertada por los residentes, se personó en el lugar y evitó el allanamiento.
La tercera vía que iniciarán los vecinos está relacionada con declarar a Fede García, responsable de SOS Racismo Araba persona non grata en Abetxuko. Para ello, se van a recoger firmas en los bares y establecimientos del barrio “para que todo el vecino que quiera muestre su repulsa por el trato que ha recibido este pueblo a través de su responsable, el señor Fede”. Esta iniciativa puede suponer un “paso previo a otras posibles acciones”, según los vecinos.
Mientras tanto, los nuevos residentes en el número 48 de la calle de El Cristo prosiguen, a través de Fede García y SOS Racismo, en trámites con las administraciones para trasladar los expedientes de ayudas sociales de la familia y escolarizar en Vitoria a los menores que se hallan a su cargo.
Análisis legal. Ayer comenzó a estudiarse si el contrato de alquiler de los pichis es legal, ya que una de las propietarias se opone al arrendamiento.
Allanamiento. Los vecinos impidieron que varios pichis que no pertenecen al núcleo de los Manzanares Cortés entraran de nuevo en casa de Arantxa a recoger, según dijeron, una cuna.
Non grata. Los vecinos iniciarán una recogida de firmas para declarar persona non grata a Fede García, responsable de SOS Racismo Araba.