vitoria - La larga espera de los vecinos de Abetxuko finalizó ayer por la tarde. El Juzgado de Instrucción número 1 de Vitoria se pronunció sobre la solicitud de desalojo cautelar del número 54 de la calle de El Cristo. La juez resolvió aceptar la petición de la propietaria legítima del inmueble, Arantxa Rodríguez, y decidió que los pichis deben de abandonar la vivienda. La noticia llenó de satisfacción al barrio, que durante este tiempo ha vivido sumido en la crispación, pero que también ha sabido aprovechar la situación para reivindicarse como pueblo unido.
Los responsables de la asociación Uribe Nogales comunicaban ayer por la tarde las novedades a los vecinos durante el transcurso de una reunión extraordinaria mantenida en los locales de la agrupación, a muy poca distancia del inmueble donde surgió la polémica. Tal y como explicaron, el auto se había emitido y el signo de la resolución judicial era favorable a los intereses de la demandante, es decir, de Arantxa. Igualmente indicaron que la decisión también había sido entregada a los ocupantes de la vivienda, con lo cual el proceso legal se ha completado.
A partir de ahora, los pichis disponen de cinco días más uno “de gracia” para abandonar el inmueble. El fin de semana que se inicia mañana no cuenta para los plazos legales, con lo cual el viernes se perfila como la última de las jornadas que los integrantes del clan pueden pasar en Abetxuko. Después de conocer el contenido de la comunicación, los residentes han decidido dejar en suspenso la marcha que cada sábado realizan desde la plaza Venta de la Caña hasta la Virgen Blanca. Eso sí, mantendrán activas las movilizaciones que llevan a cabo dentro del barrio hasta el mismo viernes.
La decisión de desalojar cautelarmente a los pichis constituye un gran balón de oxígeno para el Ayuntamiento de Vitoria, que ya no se verá en la obligación de empadronar a la familia en Abetxuko. Una vez que salgan de la denominada Casa de Arantxa, no existirá obligación alguna de darles de alta en la ciudad.
A partir de ahora se abre un nuevo interrogante, ya que según fuentes policiales consultadas por este diario, parte de la familia Manzanares Cortés se encuentra ya viviendo en el piso ocupado del número 25 de la calle Santo Domingo, en pleno Casco Viejo. Al parecer, sólo un pequeño número de personas se mantenía, a modo de retén, en el inmueble de Abetxuko por si finalmente surgía la sorpresa y la decisión de la juez resultaba favorable a sus intereses. La historia de los pichis en Vitoria, aún no ha concluido. - A. Burdain / Foto: J.R.Gómez