Dos personas se encuentran frente el pórtico de la Catedral Santa María y mantienen una conversación. El primero, gasteiztarra, iba para deportista y acabó siendo médico. El segundo es un cocinero donostiarra que de pequeño carecía de vocación. Su madre, preocupada, lo metió en una cocina para que no pasara hambre. Ninguno de los dos lo tuvo fácil, pero sus vidas son historias de éxito. Un triunfo labrado a golpe de pasión y de hambre de conocimientos. Eduardo Anitua y Andoni Luis Aduriz protagonizan este cortometraje cargado de motivación que ayer fue presentado en el centro BTI de la capital alavesa y que ya está disponible para todo el mundo a través de la página web www.cienciaparaconstruirelfuturo.es. La intención del proyecto es clara: motivar a las personas y transmitir valores a la juventud.
Un toma y daca de impresiones lleva a que Anitua y Aduriz dialoguen durante una breve media hora sobre sus experiencias. Lo que les motiva y les lleva a buscar la excelencia. También sobre lo que les hace felices, lo que les provoca una sonrisa. Un intangible que poco tiene que ver con el dinero y mucho con la satisfacción de compartir. “Ambos hemos rechazado ofertas de muchos ceros”, reconocía el doctor Anitua tras ver por primera vez el resultado de su conversación traducido a formato cinematográfico. “Con pasión se nace, pero también se cultiva, se aprende y se transmite. Eso es lo que buscamos con este proyecto. Transmitir. Ninguno de los dos buscamos otra recompensa actualmente”, precisó.
Hace 28 años, Anitua renunció al confort y abrazó el camino de la aventura, el descubrimiento personal, el tesón, el riesgo y la crítica. Lo mismo que Aduriz, quien se disculpó por no poder estar ayer presente en Vitoria y del que su compañero de reparto aseguró que habría obtenido, sin duda, la tercera estrella Michelin de contar con un restaurante en Madrid. “Ha tenido la gran suerte de que no se la concedan, porque esto va a suponer todo un reto para él y no va a parar hasta lograrla”, defendió un sonriente Anitua.
El improvisado coloquio obliga a reflexionar. Resulta inspirador y deja en el espectador la sensación de que, como señalaba ayer Anitua hablando por boca de Aduriz, “si Eduardo lo ha conseguido y Andoni está a punto de lograrlo, tú también puedes”.