vitoria - La extraordinaria fertilidad felina, con la asombrosa capacidad de las hembras de llevar a buen término sus camadas incluso en las condiciones más adversas, convierten a esta especie animal en potencial pobladora de cuantos espacios públicos queden a su disposición. Pero cuando empieza a haber un exceso de gatos silvestres se rompe la tradicional convivencia entre el hombre y el felino. Es entonces cuando llega el momento de tomar medidas para evitar que la pérdida de ese equilibrio afecte tanto al bienestar del animal como al de la concordia vecinal. Por ejemplo, solamente en lo que vamos de año, como consta en el informe que publicó este diario el pasado día 7, Vitoria ha recogido 408 mininos abandonados. Sin embargo, la capital alavesa siempre ha tenido un problema con los felinos callejeros. Así pasó hace casi una década en Vitoria cuando se empezó a hablar de “gatos conflictivos”.

Corría el año 2007 cuando empezaron las quejas que alegaban problemas con el vecindario en algunos patios, como el de San Roque o el paso de ronda de las traseras de Correría. Los mininos que allí moraban empezaron a verse obligados a hacer la mudanza ante la presión ciudadana. Aunque finalmente se quedaron a vivir en la almendra, gracias al primer refugio de Vitoria para gatos creado en el Casco Viejo. Se conocía como La Nevera, por estar junto a este antiguo depósito de hielo que se encontraba en la muralla. Lo creó la asociación vecinal del Casco Viejo Barrenkale, encargada de recogerles, desparasitarles, llevarlos al veterinario, castrarlos, alimentarlos y controlarlos dentro de un perímetro vallado situado en el lugar donde se halló una nevera del siglo XIX y restos de la muralla original de la ciudad del siglo XI.

Sin embargo, en 2010 este proyecto piloto de la capital alavesa, mantenido por voluntarios y vecinos del barrio, que llegó a cobijar hasta 40 felinos, clausuró con críticas de los ecologistas.

Pero eso no ha significado que la antigua gestora de La Nevera deje de preocuparse por esa especie que forma parte de la fauna urbana de Vitoria. Más bien al contrario, ya que ahora discrepa con la nueva solución municipal al respecto: la de dar salida a los gatos desparasitados, vacunados y esterilizados que se encuentren en la zona G4 de la perrera municipal. La idea del Ayuntamiento es librarles del estrés que soportan sacándoles a la calle de nuevo creando colonias urbanas.

“pérdida de tiempo” Una medida que no parece ser la mejor, en opinión del primer refugio de gatos de Vitoria. “Capturarles y llevarles a Armentia para luego soltarles es una pérdida de tiempo y dinero”, opina Carmen Andrés, una de las personas cuidadoras de La Nevera, el refugio del Casco Viejo que pese a que recabó 8.000 firmas para evitar su desaparición, no logró salvarse.

A su juicio, la solución ideal para los gatos callejeros sería “dejarles donde están y esterilizarles para que no haya sobrepoblaciones”. Nunca moverles del sitio en el que estén porque, como insiste Andrés, los gatos son muy territoriales y no soportan los cambios. “Si están en el lugar adecuado, no se estresan. Pero si se les cambia, es difícil que se mezclen”, afirma esta mujer. De ahí que considere “fundamental” que se les deje en el mismo sitio.

“Si hay una denuncia, lo mejor es hablarlo con la persona que ha puesto la queja para examinar bien la posible solución”, valora Andrés, quien ejemplifica esta última cuestión con una reciente llamada de una señora preocupada por lo qué pasará con los cuatros gatos que viven a lo largo del año en la gruta del parque de La Florida donde en Navidad, ante el tradicional belén, instalan al niño Jesús. “¿Qué pasará con esos gatos ahora?, me pregunta esa señora”. Un interrogante que también se repite para los felinos desparasitados, vacunados y esterilizados de la zona G4 del Centro de Protección Animal (CPA) de Armentia, a los que se pretende dar salida mediante la creación de colonias urbanas en la capital alavesa.

El reto actual. Vitoria siempre ha tenido un problema con los gatos. Así lo reconoce un informe del Ayuntamiento que publicó este periódico el pasado día 7. Una tarea que precisamente ahora el Consistorio tiene previsto encargar a Gadem, el grupo alavés para la defensa y estudio de la naturaleza, mediante un convenio que la concejala de Hacienda anunció el pasado día 9 tras la crítica de Podemos, que denunció que no se había ejecutado la partida de 30.000 euros que el presupuesto municipal reserva para tal fin.

La nevera. Era el ya desaparecido refugio de gatos del Casco Histórico de Vitoria, emplazado junto a un recodo de la antigua muralla medieval en la zona del Campillo, frente a la iglesia de San Miguel. En concreto, desde 2007 hasta 2010 estuvo instalado en una zona arqueológica que incluye una nevera medieval. Era mantenido por voluntarios y vecinos del barrio, pero fue clausurado en 2010 tras críticas de diversos grupos ecologistas.

La propuesta. Un informe municipal aboga por dar salida a los gatos desparasitados, vacunados y esterilizados de la zona G4 de la perrera de Armentia mediante la creación de colonias urbanas para librarles del estrés que soportan ante la entrada constante de nuevos animales.

Qué se hace fuera. Para una de las antiguas cuidadoras del extinto refugio de gatos ‘La nevera’ del Casco Viejo, Carmen Andrés, una buena solución a los felinos sería la dada en Roma en el Largo di Torre Argentina. Allí, en las ruinas donde asesinaron a Julio César, estos animales viven en semilibertad.

A juicio de esta antigua miembro del primer refugio de gatos de Vitoria, lo mejor es dejarles donde estén, pero esterilizados para evitar su sobrepoblación.