Laguardia - Paraguai, que es el nombre de ese país escrito en guaraní, vivió la Fiesta de la Vendimia de Rioja Alavesa gracias al empeño de una joven estudiante de danza que se interesó por la celebración del festejo. Entre la que se lleva a cabo en Logroño y la que este año se celebró en Samaniego tuvo claro que la de Rioja Alavesa era más rica en matices y autenticidad.

Katya Jasinski es una estudiante de Danza Española en el Centro Jeroky Paraguai, de Asunción, que debía presentar una tesina para lograr el título de profesora de Danza Española. La cuestión, como relata ella misma, es que sus asignaturas son Boleros (una mezcla de clásica y danza española), Flamenco y Regionales (donde agrupan bailes de Extremadura, Aragón y Catalunya). Pero como trabajo de fin de curso tenía que investigar y montar un espectáculo con bailes que no entraran en los que ya habían tratado durante el curso.

Se puso a investigar y finalmente se puso en contacto con el responsable de prensa de la Cuadrilla de Rioja Alavesa, y responsable de la emisora de radio, Juantxo Martínez, que fue quien le explicó cómo se celebra esta fiesta tanto en Logroño, con un tono muy institucional, y en Álava, que es una manifestación popular y participativa. Asimismo, también se la puso en contacto con el cachiberrio del grupo de danzas de Laguardia, Raúl García, y entre unos y otros la orientaron sobre la forma en la que podría organizar la coreografía.

Con ese material, durante la primavera y verano estuvo investigando y preparando el espectáculo y llegado el mes de septiembre el Centro Jeroky Paraguai pudo vivir esta entrañable fiesta. El espectáculo comenzó con la llegada de las autoridades, que fueron acompañadas de un extremo a otro del escenario por los componentes del grupo de danzas hasta dos sillones donde fueron acomodados para presidir el acontecimiento. Sobre el escenario quedaron ellos y dos enormes racimos de uvas, mientras que en el fondo se proyectó una foto de la plaza Mayor de Laguardia, que había sido captada en Internet.

Representación Una vez todo listo, comenzaron a desfilar los niños representantes de los pueblos de la comarca de Rioja Alavesa con sus cestaños, en los que llevaban los racimos de uvas que fueron depositando en la tina. Cada pareja llevó, como se hace cada año en el territorio histórico, además del cesto un cartel con el nombre de cada localidad y de esa manera una quincena de pequeños representó a esos niños de la comarca que abarca desde Labastida a Oion con sus respectivos trajes. “No pude reproducir todos ellos porque se me iba el presupuesto, aunque son de una gran belleza”, relataba Katya. El más acertado de todos ellos fue el de la villa de Elciego.

Los niños fueron dejando las uvas y cuando finalizó la escena, una pareja de jóvenes, descalzos, entraron en la cuba y procedieron al pisado de la uva para extraer el primer mosto del año, que se ofreció en sendas copas de cristal a la pareja de autoridades que habían presidido el acontecimiento, quienes a su vez brindaron de cara al público, como se hace en Rioja Alavesa.

Para finalizar, Katya Jasinski, presentó las danzas finales, que fueron tres. La primera, unos paloteados, una danza muy diferente a las que existen en ese país y que les exigió el mayor de los esfuerzos. A continuación bailaron una jota, que les resultó mucho más sencillo porque algunos pasos se comparten con la jota aragonesa, que ya conocían. Finalmente -como no podía ser menos-, las y los danzadores bailaron el txulalai y se invitó a las autoridades a sumarse a esa danza alavesa. La ya profesora de danza comentó que el espectáculo fue largamente aplaudido por los asistentes y recibió la máxima calificación por el trabajo realizado.