Desde el pasado día 31, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja ha establecido el cierre de la vendimia normal en todo el territorio amparado, con lo que el trasiego de tractores, temporeros y actividad en los viñedos ha quedado detenida, excepto para labrar y, en breve, para podar. Sin embargo, si quedara algún viñedo sin vendimiar, tal como se contempla en las Normas de Campaña de Vendimia, el interesado lo puede poner en conocimiento del Servicio Habilitado de Veedores del Consejo Regulador antes de cortar las bayas, aportando los datos de producción prevista del viñedo y su ubicación. Asimismo, desde la fecha de cierre inclusive, las uvas que se elaboren fuera de la localidad deberán ser pesadas en origen y destino en presencia, en ambos casos, de un vigilante del Consejo Regulador.

Con ese anuncio se ha dado por finalizada una campaña de recogida que ha estado caracterizada por el retraso en la maduración, una superproducción inesperada y la perspectiva de una añada magnífica a la vista del extraordinario estado y parámetros de las uvas, según coinciden numerosas fuentes. En Bodegas Ostatu, Gonzalo Sáenz de Samaniego se mostraba “muy satisfecho” por el resultado de la vendimia en la zona de Samaniego, que calificaba como “un año que marca la diferencia, un año mítico por la manera en la que se ha desarrollado”. Para el responsable de esta bodega familiar, “la uva ha entrado en bodega en cantidad y con calidad, tanto la tinta como la blanca” y confiaba que con esa perspectiva este año habrá “vinos enteros, aromáticos, frescos y limpios” y añadía que los parámetros son “buenos, con graduaciones que rondan los 13 ó 13,5 grados”. En cuanto a la superproducción, este bodeguero explicaba que “ha pillado de sorpresa a todos, a pesar de las vendimias en verde que se han ido realizando”. Sin embargo, allí donde se ha descargado el viñedo durante el verano “las cantidades han venido más ajustadas y hemos cubierto el papel que tenemos”.

Más hacia el sur, en Lapuebla de Labarca, Joseba Casado, de Bodegas Casado Morales, destacaba otro aspecto importante como es el que “el tiempo nos ha acompañado durante la vendimia”. Ese factor ha ayudado a mantener “una excelente calidad en las uvas y un muy buen estado sanitario”, aunque en buena medida vinculado a las labores agrícolas que se han realizado. Según este joven vitivinicultor, “éste ha sido un año de campo y de trabajo en las viñas. Quien los ha trabajado, ha logrado unos resultados excelentes”. Y es que en esta bodega se da una gran importancia a las labores en el campo, atendiendo a las características de la tierra de cada parcela, en las que se lleva a cabo una rigurosa trazabilidad, hasta el punto de mantener una exposición de los diferentes suelos en grandes tubos trasparentes. De hecho, Morales ha realizado tres aclareos en las viñas durante esta campaña y “eso nos ha permitido controlar bastante bien la producción, para que lo mejor se quedara en los racimos que dejamos”. A pesar de ello “en la última semana tuvimos que tirar algunas uvas”.

En Lantziego, Gorka Mauleón, de Bodegas Compañón Arrieta, hacía las mismas valoraciones en cuanto a cantidad y calidad. Por ello, ante la cantidad de uva que venía “hemos hecho una vendimia muy selectiva en las parcelas que estaban más cargadas” y destacaba que “la maduración ha sido lenta, especialmente en los viñedos más jóvenes, ya que en los viejos ha evolucionado con más rapidez”. Los parámetros con los que las uvas han entrado en bodega “son muy buenos, aunque ahora hay que esperar para ver su evolución”, relataba mientras iba realizando los correspondientes prensados. También recordaba que el año pasado “se vendimió mucho más pronto y este años hemos estado más inquietos por el retraso en comenzar la vendimia, ya que estuvimos esperando desde finales de septiembre y la espera se hizo muy larga”. Pero la espera mereció la pena. “Estamos hablando de unas graduaciones de entre 12,5 y 13,5 grados, con buena acidez y pH bajo, lo que nos indica que tienen las cualidades para envejecer muy bien”. Ahora lo que toca es esperar. Comienza el trabajo en el interior de las bodegas, en los calados y depósitos para que se haga el vino.

Durante la vendimia de 2015, la superficie destinada en Rioja Alavesa a viñedos fue de 12.318,35 hectáreas, en las que se obtuvieron 81.579.468 kilos de uvas tintas y 7.316.574 de uvas blancas. El rendimiento por hectárea se quedó en 6.721 kilos por hectárea, la más baja de las tres zonas de la DOC y se elaboraron 75.642.375 litros de vino amparado. Ése fue el resultado tras valorarse las producciones en las 358 bodegas inscritas que había en territorio alavés al finalizar el año 2015 en la Denominación de Origen, donde el total de bodegas era de 795.