Vitoria - Da igual que se ubiquen al norte, sur, este u oeste de Vitoria. Todos los barrios de la capital alavesa, al margen de su punto cardinal y de lo muy nuevos o viejos que sean, tienen reivindicaciones pendientes. Y todo ello, pese a que un día contaron con la promesa municipal de que verdaderamente se ejecutarían.
Por eso, ahora que estamos en vísperas de la negociación presupuestaria, los diferentes portavoces vecinales no dudan en fijar a este diario cuáles son sus actuaciones más urgentes, con la esperanza puesta en que esta legislatura sea la definitiva que logre dar carpetazo de una vez a ese archivo municipal en el que se encuentran empolvados sus retos más aplazados.
Así, por ejemplo, Larrein-Arkaite, pese a ser un barrio de muy reciente creación, próximo a Salburua, recorrerá en breve su particular camino. Como avanza DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, esta zona gasteiztarra está creando su propia asociación vecinal porque, pese a estar pegados a Salburua, viendo las “deficiencias” que hay en el barrio dicen “no sentirse representados” por la organización del vecino, Salburua Burdinbide. “Ya tenemos todos los papeles preparados, así que antes de finales de año la asociación ya estará lista”, anuncia, una de las portavoces de esta nueva asociación, Vanesa Rodríguez, quien argumenta estas declaraciones con toda la documentación entre sus manos que ha recabado para dar el pistoletazo de salida a la nueva agrupación.
Faltan pocos días, por tanto, para que la plataforma vecinal se estrene de forma oficial, pero ello no le impide que ya tenga preparado el listado de las tareas más urgentes del barrio: “Hay muchas parcelas sin cuidar y sin segar, algunas llegan hasta por encima de las rodillas. Y en ocasiones se ha visto hasta culebras y ratas”, asegura Rodríguez. Un problema, que según recuerda, se da desde siempre, porque “ son parcelas vacías, así que nunca se han segado”. Tampoco hay suficientes columpios para todos los niños del barrio “que son muchos”, ni fuentes adaptadas, ni papeleras con bolsas para las heces de los perros y tampoco hay aparcabicis. “No hay equipamiento deportivo, ni canastas ni campo de fútbol. Casi estamos dejados de la mano de Dios. Hay cosas proyectadas pero por la falta de dinero no se hacen”, censura Rodríguez, quien aboga por dar utilidad a muchas de las lonjas vacías que hay en los bajos de los edificios. “Se podría abrir, por ejemplo, una ludoteca, porque los niños se tienen que ir a Salburua al colegios o incluso a Zaramaga”, se queja Vanesa.
Su vecino Salburua, al este de la ciudad, también tiene claro cuáles son las batallas que aún le quedan por librar. “Lo primero es el Plan de Equipamientos deportivos que nos los prometieron en su día y aún estamos a la espera”, dice el presidente de Salburua Burdinbide, Ioseba Martínez de Guereñu. Es por eso que recuerda las palabras que en su día vinieron desde el Ayuntamiento: “Se nos dijo que cuando se paralizara el proyecto del BAI Center esos 50,3 millones de euros que se dejaban de gastar iban para Salburua y Zabalgana”.
Pero el tiempo les ha demostrado que esa promesa ha caído en saco roto. “El barrio no tiene un campo para que juegue el club de fútbol, a pesar de que Maroto lo prometiese. En su lugar se tienen que ir a Betoño, con las molestias para la competición que ello implica”.
La falta de presupuesto municipal también ha sido el motivo que ha hecho inviable el proyecto del agoraespace (cancha polideportiva). “Necesitamos estas zonas para fútbol y baloncesto, que iban en Arkaiate y Paseo de Estrasburgo, y no las hay de momento”, añade el representante de Salburua Burdinbide. Pero cómo los van a tener aún, si, como añade Martínez de Guereñu, el gran equipamiento del barrio, el centro cívico Salburua, carece de su instalación principal: el rocódromo. “Así que también hay que completar el centro cívico”, reclama Martínez de Guereñu.
Al oeste de la urbe gasteiztarra los conflictos por las actuaciones pendientes siguen. Tal es el caso de Zabalgana, otro barrio joven de la capital alavesa. Como cuenta Leila Martín, portavoz de la agrupación Zabalgana Batuz, aún hay obras aplazadas. “El centro cívico estará listo para diciembre, pero luego hay que equiparlo para que se abra. Luego está el Instituto de Secundaria, donde se ha empezado a remover la tierra, y el tercer centro educativo de Zabalgana, el de Aldaialde, que tendrán que empezarlo ya porque los críos dan clase en los prefabricados”, declara Martín. Aparte de todo esto está el plan de equipamientos que en su día se firmó. “Estamos pendientes del campo de fútbol, del frontón y del segundo agoraespace. Está el de Mariturri, pero falta el de Aldaia”.
En Zabalgana todavía esperan a las marquesinas de la avenida Zabalgana y de la calle Bremen. “Nos las prometieron cuando cambió el trazado de la línea”, afirma Martín, quien tampoco olvida el “deteriorado” pavimento de dos plazas: la de Labastida y la de la calle Villabuena de Álava. “El mal estado del suelo ha hecho que las dos tengan sólo una parte que se pueda usar. Y la otra mitad está vallada. Ya llevaremos seis meses así y encima ahora se acumula suciedad”, especifica Martín.
Viejos distritos En el centro de Vitoria, pese a su excelente ubicación, los problemas también siguen. Prueba de ello se ve en el Casco Viejo, que por ser el barrio más antiguo de la capital alavesa, una de las cosas que más les preocupa es el estado de sus edificios. Es por ello que el portavoz vecinal de Gasteiz Txiki, Manu Arakama, remarca que un deber más que pendiente, es la elaboración de un plan de rehabilitación de viviendas. “La renta media de los vecinos es baja de manera que no pueden reformar el tejado o instalar el ascensor. Hay muchos residentes que no lo tienen y encima sufren problemas de movilidad que les impiden bajar a la calle”, detalla Arakama, quien añade que otra cuestión “urgente” siguen siendo los estacionamientos. Según denuncia este portavoz, “no hay ningún aparcamiento público para los vecinos, ahora que las zonas peatonales se extienden a todo el barrio”. En la almendra también queda pendiente dar solución a la recogida de basuras. En especial, en las calles en las que más se acumula, y que, como afirma Arakama, suele coincidir donde la actividad hostelera tiene mayor presencia, como Cuchillería, Pintorería o Zapatería. “Exigimos al Ayuntamiento que tome medidas para hacer cumplir la normativa sobre el uso correcto de recogida neumática”, reivindica Arakama. Otro tema a abordar es el relacionado con los ruidos y los comportamientos incívicos, como s el caso de la rotura de botellas, vasos o el tema de los orines. “Vamos a solicitar al Ayuntamiento una partida presupuestaria para sensibilizar a toda la población y que involucre tanto el gremio de hostelería, vecinos del Casco Viejo y que se extienda a centros de enseñanza, porque toda la actividad lúdica de la ciudad se concentra en este barrio con la suciedad y ruido que ello genera”.
Y al norte de Vitoria, los problemas también siguen. No hace falta que el portavoz de la asociación vecinal Ipar-Arriaga, Ángel Lamelas, se piense dos veces cuáles son las necesidades de Lakua-Arriaga, el primer barrio de Lakua que se levantó. Como reitera este representante vecinal dos de las tareas pendientes, de hecho, ya las dejó reflejadas en el programa Mejorando Vitoria-Gasteiz Hobetuz. “La principal necesidad es la reforma integral del segundo tramo de Voluntaria Entrega. El otro es el paso de peatones en Francisco Javier Landaburu que no existe y en el que ya habido dos atropellos”. Aunque realmente Lamelas no las tiene todas consigo para que dicho programa ayude a ejecutar estas dos reivindicaciones pendientes. “Porque 1.100.000 de sus tres millones de euros va a ir sólo a estudios de presupuestos”, avanza Lamelas a este periódico. Y lo sabe de buena tinta, como miembro del Consejo Social recién creado en Vitoria.
Pero más allá de Hobetuz, hay otras cuestiones pendientes en el barrio. “Mejorar la iluminación en el parque de Arriaga ya que la actual es deficiente. Todo el tránsito hacia el puente de El Pilar da miedo a la gente. Ya llevamos cinco años y no lo solucionan porque dicen que no hay dinero”, lamenta Lamelas, para quien otro deber del Ayuntamiento gasteiztarra es la falta de limpieza del estanque, que ha ocasionado que “se estén muriendo los patos y que hasta aparezcan ratas. Aunque, en general, la limpieza de todo el barrio es deficiente”, denuncia Lamelas.