La reivindicación. La gasteiztarra Ainhoa Valle, que sufrió un ictus en noviembre de 2007, ha encabezado esta reivindicación apoyada por un gran número de pacientes y colectivos: Que se habilite un servicio de Rehabilitación estable en Osakidetza que no se limite a la atención inmediata, tras superar el episodio agudo, de los pacientes crónicos que hayan sufrido daño cerebral u otras patologías graves. Un recurso al que actualmente sólo pueden acceder a través de la red privada o en algunas de las asociaciones del tercer sector que les dan cobertura, pero que debido a la alta demanda no pueden asumir todos los casos.

Petición virtual. La paciente registró el año pasado una petición dirigida tanto al Ayuntamiento de Gasteiz, como a Osakidetza, el Gobierno Vasco y el Ministerio español de Sanidad a través de la plataforma virtual ‘change.org’. Su objetivo es formalizar un servicio de Rehabilitación estable destinado a los pacientes crónicos “durante el tiempo necesario”. Aunque no logró su fin entonces, Ainhoa Valle ha retomado esta exigencia tras sufrir una grave crisis este verano y haber retrocedido en sus progresos.

La auxiliar de clínica y trabajadora de la Asociación de Daño Cerebral Adquirido (Atece) conoce de cerca el caso de Valle y el de otros tantos pacientes y apoya la reivindicación de la joven. Sin embargo, desconoce cuál sería la mejor fórmula para ofertar la rehabilitación, si con recursos públicos o a través de convenios.

75-80

Pacientes atiende cada mes el colectivo Atece en sus distintos servicios, no sólo la rehabilitación. Sin embargo, únicamente cuenta en su equipo con una fisioterapeuta.

gasteiz - La vida de la gasteiztarra Ainhoa Valle cambió radicalmente el 21 de noviembre de 2007, el día en que sufrió un derrame cerebral debido a una malformación congénita. Las consecuencias fueron muy graves para esta joven, que sufre hemiplejia y hemiparesia, y ha tenido que ser intervenida quirúrgicamente en varias ocasiones para mejorar en lo posible sus secuelas. Sin embargo, los dolores asociados al ictus nunca han dejado de acompañar a Valle, sobre todo en un hombro izquierdo que no puede mover con normalidad. Molestias que incluso van a más debido a la imposibilidad de tener a su alcance un servicio público continuo y estable de Rehabilitación. “La rehabilitación está pensada para cuando te rompes una rodilla. El trabajo que se realiza cuando tienes un derrame cerebral como yo no se tiene que terminar cuando te dan el alta, porque si te paras vas para atrás”, contextualiza Valle.

La vitoriana comenzó el año pasado su particular lucha para lograr un servicio de Rehabilitación para crónicos en Osakidetza que no se limite a la atención inmediata, tras superar el episodio agudo, de los pacientes con daño cerebral o que sufran otras patologías graves. Un recurso al que actualmente sí pueden acceder a través de la red privada, lógicamente rascándose el bolsillo, o en algunas de las asociaciones del tercer sector que les dan cobertura. Una de ellas es Atece, la Asociación alavesa de Daño Cerebral Adquirido, a la que pertenece Valle. Sin embargo, la cada vez más alta demanda ha terminado por desbordar a colectivos como éste, que no pueden asumir todo lo que la red pública deja de atender. Atece, por ejemplo, sólo cuenta con una fisioterapeuta y asiste al mes a entre 75 y 80 personas en sus distintos servicios, no sólo la rehabilitación.

“Voy al fisio de la asociación una vez cada quince días, que es lo máximo que nos pueden dar. Al principio, después de tener el derrame, iba 30 minutos todos los días”, expone Valle, dejando clara la enorme diferencia que existe entre los primeros días de tratamiento en la red pública tras la crisis con lo que el paciente se encuentra después fuera. “Dentro de la mala situación que hay yo no estoy tan mal, puedo considerarme una afortunada, porque de vez en cuando puedo permitirme un rehabilitador privado que me cuesta 50 euros la sesión. Pero cuando pienso en la gente que no puede porque no tiene recursos, se me llevan los demonios”, reconoce la joven.

Las ganas de cambiar las cosas empujaron a Valle a la plataforma virtual change.org, donde el 28 de septiembre de 2015 registró una petición dirigida tanto al Ayuntamiento de Gasteiz, como a Osakidetza, el Gobierno Vasco y el Ministerio español de Sanidad para formalizar un servicio de Rehabilitación estable destinado a los pacientes crónicos “durante el tiempo necesario”. La joven justifica bien su reivindicación en el texto que acompaña a la petición: “Me dieron el alta en rehabilitación porque llevaba mucho tiempo, no creo que sea un motivo ya que yo cuando iba a rehabilitación vivía con menos dolor (además de que estaba mejorando). Desde que me dio el derrame tengo que tomar pastillas para la epilepsia (secuela que se me ha quedado) y la neuróloga no me dice que me las deje de tomar cuando llevo mucho tiempo sin ataques, por la misma razón necesitamos tratamiento de rehabilitación (sic)”.

La gasteiztarra no tuvo éxito en aquel primer intento, pero ha decidido retomar la petición a través de change.org con ánimos renovados, tras sufrir este pasado agosto un fuerte ataque de epilepsia que la dejó ingresada en el hospital durante varios días y haber “retrocedido” en los avances logrados con tanto esfuerzo en sus extremidades, al tiempo que “el dolor ha aumentado”.

apoyo desde atece Arantza Garulo, auxiliar de clínica y trabajadora de Atece, conoce de cerca el caso de Valle y el de otros tantos pacientes y apoya la reivindicación de la joven. “El convenio que tenemos con el Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS) se ha mantenido, pero como va entrando gente nueva que necesita esa rehabilitación continua, nos quedamos cortos”, asegura. Garulo reconoce que es “difícil” ofertar el servicio en estas condiciones, un problema que afecta también a otros colectivos como, por ejemplo, los pacientes afectados por esclerosis múltiples. Y desconoce cuál sería la fórmula más adecuada. “No sé cuál sería la mejor, si con recursos públicos o a través de convenios con las asociaciones, pero es necesario”, insiste la profesional.