vitoria - La sombra de despropósitos del centro cívico de Salburua es tan alargada que, casi un año y medio después de su apertura, el Ayuntamiento vitoriano sigue ajustando cuentas. Tras la ejecución de una sanción de 186.000 euros contra la constructora por los incumplimientos del calendario de obra y de algunas condiciones del contrato, ahora va a ser el Consistorio el que apoquine para reparar un desatino que sí fue suyo. El equipo de gobierno reconoció ayer, a preguntas de EH Bildu en la comisión de Hacienda, que hay que abonarle un total de 16.559,52 euros a la UTE formada por Opacua y Vías y Construcciones en concepto de intereses de demora por los retrasos que hubo en catorce pagos durante la construcción del equipamiento.
Se trata de una herencia, otra más, del anterior gabinete de Javier Maroto, cuestionado siempre por la manera en que abordó el proyecto, desde que aceptó una drástica rebaja presupuestaria de la obra hasta que inauguró el equipamiento a tres días de las elecciones municipales sin todos los servicios prometidos y con deficiencias que enseguida fueron detectadas. Lo que hasta ahora no se había sabido es que, además, se había demorado en los pagos. La primera vez que ingresó el dinero fuera de plazo fue en verano de 2013. Debería haberlo hecho el 30 de julio a más tardar y esperó hasta el 22 de agosto. La última, casi dos años después. La fecha límite era el 31 de mayo de 2015 y realizó el desembolso el 25 de junio.
El Ayuntamiento ha cuantificado en 16.559 euros los retrasos de las pagas, de cinco días en el mejor de los casos a cincuenta en el peor, tras un toma y daca con la UTE para ajustar la cifra. La constructora presentó el 27 de junio de este año un escrito en el que exigía 40.139,75 euros en concepto de intereses de demora, con una tabla con el correspondiente cálculo. No cuadraba. El 7 de julio, desde Hacienda se emitió un informe jurídico que corregía la cifra en 12.383,423 euros. Y el 9 de agosto, en periodo de alegaciones, el contratista respondió con una solicitud de 16.559,52. Advirtió de que el Consistorio se había equivocado con dos de las fechas de los abonos, una de agosto de 2014 y otra de marzo de 2015. Se estudió el matiz y se le dio el visto bueno con un informe del Órgano de Contabilidad ratificado por Urbanismo.
Ahora, resueltas las contrariedades económicas, en principio de forma definitiva, habrá que abordar el resto de flecos que quedan pendientes. El principal, la apertura del rocódromo, uno de los ganchos con los que el gobierno de Javier Maroto vendió la instalación. Algo parecido ocurre con la pista de esgrima, que no se equipó. Y luego está el problema del ruido del sistema de climatización. Los usuarios confían en que acaben resolviéndose todas las deficiencias que llevan sufriendo desde la inauguración del centro cívico. Recién abierto, llegaron las primeras denuncias por pavimento en mal estado, goteras, fisuras, contratiempos en la depuración de las piscinas, duchas de las que tardaba en salir el agua caliente...
El gabinete de Urtaran tuvo que abordar los problemas gastando sólo en los primeros meses 13.000 euros, mientras resolvía un expediente sancionador contra la constructora por no haber colocado un ascensor que ahora ya no se puede instalar. “Mala gestión del anterior gobierno y tenemos pagar todos los gasteiztarras. Como decía el otro, con todas las necesidades que tiene la ciudadanía, tenemos que dedicar dinero a esto”, reprochó ayer el concejal de EH Bildu Antxon Belakortu, en alusión a las críticas del PP de estos días por la reciente aportación de 110.000 euros a Udalbiltza.
El equipamiento que sí que ya está garantizado, en principio sin sorpresas, es el del futuro centro cívico de Zabalgana. Ayer, la comisión de Hacienda dio el visto bueno al crédito de compromiso que había aprobado la Junta de Gobierno del 9 de septiembre, por lo que ya sólo tendrá que pasar por su ratificación en el Pleno de este mes. Son 1,760 millones de euros a gastar en 2017, que se destinarán a dotar de mobiliario, equipos y material los diferentes espacios y servicios previstos en la esperadísima infraestructura del barrio más populoso y con mayor eclosión natal de Vitoria.
De esa cantidad, 600.000 euros servirán para amueblar todas las áreas del edificio, mientras que 200.0000 serán para el equipamiento general deportivo y otros tantos para los libros de la biblioteca. El resto del presupuesto se reparte en conceptos como rotulación, acondicionamiento de la cafetería y del taller de cocina, dispositivos audiovisuales, infraestructuras del salón de actos, ordenadores... Así, hasta llegar a los 1,76 millones, crédito que permitirá agilizar las gestiones de contratación del equipamiento una vez que finalice la construcción del centro cívico. Desenlace que está previsto, si nada se tuerce, para el primer trimestre de 2017. - DNA