El planeamiento general de un municipio es de sagrado cumplimiento, hasta que se producen excepciones. Controvertidas en ocasiones, como pasó con los líos urbanísticos de Matauco y Ali. Sin polémica en otras, como acaba de suceder con Crispijana. La Junta Administrativa tiene un edificio catalogado como equipamiento que llegó a utilizar durante un tiempo con funciones residenciales sin que saltaran las alarmas y ahora, tras diez largos años con el inmueble vacío, en progresivo estado de abandono y con un proyecto local para rehabilitarlo como viviendas de venta o alquiler social, está más cerca de lograr el visto bueno del Ayuntamiento de Vitoria para cambiar la calificación, poder llevar a cabo las obras dentro del marco legal y sacarle rendimiento económico al recurso.

El equipo de gobierno quiere allanarle el camino a Crispijana, aunque tendrá que esperar al Pleno de octubre para llevar adelante su demanda. Ayer en comisión contó con los votos a favor de Podemos e Irabazi, el PP se abstuvo y también EH Bildu, si bien la izquierda abertzale dijo que no pondrá trabas cuando llegue el momento decisivo. La concejal de Urbanismo, Itziar Gonzalo, explicó que el edificio de marras “ha tenido uso residencial desde tiempos inmemoriales”. Según contó, primero fue casa del pastor y luego del maestro, destinos que “eran compatibles” con la calificación de equipamiento, y posteriormente “se independizaron los accesos” para habilitar una vivienda para su alquiler. Desde el equipo de gobierno no supieron precisar si el pueblo comunicó o no sus actuaciones al Ayuntamiento de Vitoria, pero el caso es que durante “un tiempo imposible de precisar, entre los setenta y el año 2005”, el edificio tuvo un uso contrario al de equipamiento.

Lo que sí es seguro es que hace una década el edificio quedó vacío y comenzó su deterioro progresivo hasta hoy, cuando Crispijana se decidió a solicitar la modificación estructural para devolver la vida al inmueble. Según Gonzalo, los responsables de la Junta Administrativa aseguran que sus vecinos tienen perfectamente cubiertas las necesidades de equipamientos gracias al funcionamiento del centro social del pueblo. Y, por tanto, consideran que lo mejor que puede suceder con la vieja casa del pastor es devolverle la calificación de uso residencial para, bajo el amparo legal, sacarle provecho. Una idea con la que el equipo de gobierno está a favor.

La edil de Urbanismo subrayó que se trata de un edificio patrimonial “al que Crispijana le puede dar el uso que quiera” y aseguró que en el Ayuntamiento “no podemos hacer el planteamiento para condicionar a las juntas, las cuales tienen su autonomía”. De fondo, el gesto del gabinete de Gorka Urtaran forma parte de la estrategia iniciada en esta legislatura para reconocer a los pueblos de Vitoria su peso y contribución al desarrollo económico, social y medioambiental del municipio. Una línea de trabajo que ha incluido la creación al fin de un Consejo de Zona Rural, así, específico, donde sólo se abordarán los temas que afecten a las juntas administrativas. El objetivo es mantener una relación de tú a tú entre el Ayuntamiento gasteiztarra y los concejos, la que nunca había existido hasta ahora, con un contacto directo y permanente para que quienes viven fuera del núcleo urbano dejen de sentirse ninguneados y sus demandas, lejos de caer en saco roto, empiecen poco a poco a verse satisfechas.

Ni Irabazi ni Podemos justificaron su respaldo a la demanda de Crispijana con la modificación estructural ad hoc del PGOU. Tampoco el PP explicó su abstención, pero quien sí lo hizo fue EH Bildu. El apoyo histórico de la izquierda abertzale a la zona rural de Gasteiz no le impidió mostrarse cauto con su voto. En nombre del grupo, el concejal Antxon Belakortu advirtió de que “las condiciones de usos las pone el Ayuntamiento a través del planeamiento” y, aun sin entrar a valorar la manera en que se ha decidido resolver la solicitud de la Junta, consideró que lo que tiene que hacer el Consistorio es avanzar de forma integral en la búsqueda de soluciones residenciales fuera del mercado libre en la zona rural del municipio pues, a su juicio, ése es el problema que subyace en la petición de Crispijana.

“Así como en el núcleo urbano están resueltas las soluciones residenciales fuera del mercado libre, con alquiler social, viviendas de protección oficial y tasadas, fuera de la ciudad todavía no. En los pueblos las viviendas son más caras y no existe más alternativa que el mercado libre”, insistió Belakortu. A su juicio, resulta fundamental que se aborde “esta asignatura pendiente” para encontrar una solución integral que vaya más allá de ir aplicando modificaciones del PGOU conforme llegan peticiones de juntas administrativas. “Y no nos vamos a oponer a la demanda de Crispijana, seguirá su curso e irá al Pleno de octubre, pero hay que ir atando este asunto”, apuntilló el edil, que también propuso como alternativa al cambio de calificación en el PGOU realizar un convenio urbanístico entre las partes “para, por ejemplo, pactar el pacto y tasar el precio de alquiler”. Gonzalo no vio la propuesta con malos ojos, pero prefirió seguir adelante con la solicitud hecha desde el pueblo.

sanción De vuelta al núcleo urbano, el Ayuntamiento de Vitoria ha abierto un expediente sancionador a la empresa encargada de unas obras a la altura del número 10 de Vicente Aleixandre por incumplimiento de la ordenanza de señalización y balizamiento. El Consistorio gasteiztarra actuó a petición de los vecinos, que fueron quienes alertaron de que se habían abierto zanjas en la calle y no se habían señalizado de forma conveniente, poniendo en riesgo a los peatones. Según informará hoy el equipo de gobierno a los grupos de la oposición en comisión, el expediente se encuentra en periodo de alegaciones y conllevara una multa de entre 1.500 y 3.000 euros.

Usos. El edificio a debate fue casa del pastor y del maestro y, entre los setenta y 2005, en un tiempo sin precisar, se alquiló como vivienda pese a estar catalogado como equipamiento.

La edil de Urbanismo justificó la modificación estructural del PGOU para responder a la demanda de Crispijana de reacondicionar la vieja casa del pastor como viviendas.

El edil de EH Bildu instó a avanzar en “esta asignatura pendiente” del Ayuntamiento de Vitoria.