vitoria - La Policía Local de Vitoria no sólo realiza labores de seguridad ciudadana y tráfico. También controla que los escolares no hagan pira, evita peleas entre estudiantes, vigila que no consuman sustancias ilegales en los aledaños de los colegios y, sobre todo, ayuda a acabar con la lacra del bullying en los colegios protegiendo a los alumnos. Para velar por el bienestar de los menores, cuenta con una unidad especializada en protección que custodia las zonas periescolares y garantiza el orden. Durante 2016, los agentes han intervenido en 20 situaciones de absentismo escolar, han actuado para poner fin a 24 peleas, en 7 ocasiones han mediado en casos de bullying y en 45 casos han cuidado de estudiantes en los trayectos de ida y vuelta al colegio.
En 2008, la Guardia Urbana creó la figura del Policía Tutor. Su misión, tal y como recuerda el subcomisario de la Policía Local, Kepa Solla, consistió en ponerse en contacto con todos los colegios y comunicarles que los agentes se encontraban a su servicio. La iniciativa tuvo tal éxito que los responsables de los centros educativos comenzaron a solicitar presencia policial en el entorno periescolar. “No accedemos al ámbito de la escuela a menos de que tengamos autorización de los responsables”, precisa Solla.
Aunque no existe un grupo específico como tal, en todos los turnos se designan cuatro agentes, dieciséis en total, más el agente que comenzó con el programa y que jugaba un papel trasversal, de mediación y contacto con los centros. El resultado de la colaboración con los colegios durante los últimos ocho años ha sido “muy satisfactorio”, tal y como subraya el subcomisario. Los agentes han sido formados para tratar con los adolescentes. “Hay que tener mucho cuidado y una sensibilidad especial, y este grupo la tiene. De hecho, nunca ha surgido una incidencia”, asegura.
Dentro de las tareas de prevención, destaca el control del absentismo escolar. Cuando las patrullas localizan a un menor fuera del centro en horario escolar, hablan con él y, si es necesario, le acompañan de vuelta al colegio. El sistema también funciona a la inversa. Cuando el centro detecta que un alumno no ha asistido a clase y, por ejemplo, se encuentra en situación de exclusión social, pide ayuda a los agentes. Éstos acuden a su domicilio, hablan con los padres y se preocupan por el estado del menor.
En los casos de bullying, siempre a petición del centro escolar, de padres preocupados o de profesores, las patrullas se ponen en contacto con los responsables de los colegios y median entre las partes. “Es un capítulo importante para nosotros y lo reforzamos con las charlas que se imparten en las aulas, dirigidas a sensibilizar sobre el fenómeno del bullying”, indica el subcomisario. Siempre bajo la premisa de actuar con delicadeza, los agentes tratan de apaciguar las situaciones antes de que se descontrolen y acaben en los juzgados.
Vinculada al bullying, la Policía Local presta una protección especial a los menores que así lo solicitan. Protección que incluye ir a buscarlos a casa, acompañarlos al colegio a una distancia prudencial, y, si es necesario recogerlos al final de la jornada. “Hay situaciones en las que el miedo a ser agredidos o acosados es muy grande. Cuando tenemos constancia efectiva de que existe riesgo objetivo y el chaval está en peligro, intervenimos”, precisa el subcomisario.
Desde hace tres años, la Guardia Urbana viene impartiendo en los centros charlas de sensibilización con gran aceptación por parte de los estudiantes y de los responsables de los colegios. Unas conferencias en las que también se advierte del papel que juegan las nuevas tecnologías, y más concretamente, los teléfonos móviles, en el acoso entre menores.