Vitoria - Gasteiz es verde por fuera porque su gente lo es por dentro. Hay quienes aseguran, incluso, que la concienciación de los vitorianos nació antes que los discursos y las políticas en favor del medioambiente. Y aunque no fuera así, lo que está claro es que la obtención del título European Green Capital fue un éxito de todos. El reflejo de una ciudadanía en continuo aprendizaje, cada vez más concienciada en la necesidad de cuidar su entorno aun cuando luce espléndido, aparentemente ajena a los grandes males que asolan el planeta. Se nota, sobre todo, en el uso que hace del agua. La capital alavesa continúa a la cabeza de España, no tanto por cómo se comportan las instituciones sino por los hábitos de los hogares. La campaña de información y asesoría llevada a cabo en 219 viviendas para comprobar el grado de eficiencia de su gestión es una buena muestra.

La iniciativa se desarrolló durante abril y mayo dentro del Plan Futura de Amvisa 2013-2017, una hoja de ruta estratégica para avanzar en las políticas de sostenibilidad ambiental de Vitoria y de eficiencia en la gestión del agua, que supera la concepción de este preciado bien como mero recurso económico para considerarlo un activo ecosocial, con medidas encaminadas a la implicación ciudadana. La campaña se hizo junto al centro educativo Egibide, a través de su programa de prácticas de estudiantes de los ciclos formativos de grado superior. Fueron ellos, los alumnos, los encargados de realizar las visitas a los hogares que se animaron a participar, recoger los datos necesarios para obtener la fotografía más exacta posible de la realidad doméstica, aclarar dudas y facilitar información sobre la factura y las técnicas para lograr un mayor ahorro. Y eso que ya es más la gente que sabe cuándo ha de cerrar el grifo y cómo utilizarlo.

El 57,7% de los hogares visitados presentó un consumo diario eficiente o muy eficiente en el conjunto del año 2015. Únicamente el 28% sobrepasó el tope de referencia atendiendo al número de personas en la vivienda. El buen dato se debe, en parte, a que la gente aprovecha las revoluciones del mercado para consumir con cabeza. Más del 85% de los 905 grifos chequeados son monomandos (o termostáticos en el caso de las duchas) y el 77,8% de los inodores permite la selección o interrupción de descarga, lo que demuestra que la instalación de tecnologías inteligentes es generalizada. No obstante, porque siempre hay peros, se comprobó que los caudales medidos superaban en más de la mitad de los casos los valores recomendados. Hay, por tanto, margen de mejora en ese capítulo. Y herramientas para superarse.

En cuanto a los hábitos, los mejores datos se obtuvieron de las prácticas de uso de los electrodomésticos. Son correctas, según el informe, ya que se emplean casi siempre a carga completa. En cambio, se vio que todavía se puede mejorar mucho tanto con los residuos que se van por el desagüe y el váter, como con los productos que se utilizan para desinfectar retretes, duchas o bañeras. Las conclusiones del estudio advierten de que el 25% de la gente vierte de forma persistente aceites usados, que el 38% lo hace con toallitas en vez de echarlas al cubo de la basura -al de fracción resto, por cierto- y que el 76% de los hogares emplea limpiadores agresivos, en la mayoría de casos porque desconoce el impacto de sus componentes en el agua.

La campaña permitió, por tanto, orientar a las familias para pulir todos esos aspectos en los que no salieron tan bien paradas. Recomendaciones que fueron aceptadas con los brazos abiertos. Todos los participantes de la campaña valoraron la iniciativa muy positivamente y animaron a que se vuelva a repetir, que llegue a más gente. De hecho, esta ha sido la primera actuación de este tipo dirigida al sector doméstico y la idea ahora es continuar desarrollándola en años posteriores por barrios y tipologías de viviendas para radiografiar con más detalle los consumos de agua en los hogares según sus peculiaridades y adaptar el asesoramiento en función de las necesidades que presenten. - DNA