amurrio - La villa ayalesa afrontó ayer su quinta y penúltima jornada festiva en honor a San Roke. El día comenzó a las 9.30 horas con el VII Concurso de Marmitako que había organizado la sociedad gastronómica Su Gozotan en la plaza Juan Urrutia. La cita congregó a 15 participantes, entre los que se impuso la cazuela de Patxi, Iñaki e Irati, quitándose así la espinita clavada hace un año cuando quedaron en segunda posición. Con todo, la jornada oficial tuvo su pistoletazo de salida a las diez de la mañana con la tradicional subida al santo, organizada por la Cofradía de la Santa Vera Cruz, desde la parroquia Santa María hasta la ermita del patrón del día, a la que llegaron alrededor de las 11.15 horas, tras una larga caminata. Y es que en las campas y aledaños de este templo se iba a centrar el principal acto festivo de la jornada: la ya popular feria ganadera del día de San Roke, que ayer cumplió su XXXIII edición.
Desde primeras horas de la mañana, un total de 17 puestos artesanos y de productos caseros daban la bienvenida a los fieles que se disponían a acudir a la misa cantada por la coral Mariaka. Ajenos a estos menesteres y bajo la atenta mirada de los 30 ganaderos participantes en la feria, se encontraban los 150 animales que, entre vacas, caballos, burros, ovejas, cabras, conejos gigantes y capones, conformaban la muestra ganadera del municipio. Todos ellos eran de una calidad insuperable, ya que “al ser exposición el ganado viene seleccionado de antemano y no hay concurso, sino que sus dueños, tras intentar buscar el mejor lote de cada raza, reciben un recuerdo y dietas de transporte por participar”, explicó Aitziber, técnica del área municipal de Ganadería de Amurrio, que se congratuló de que este año “sí hemos encontrado una manguera con sus lechones, aunque no hemos logrado frisonas”, matizó, en relación a las vacas lecheras por excelencia. Con todo, el sector bovino estuvo más que bien representado con expositores de las razas limousina, pirenaica, terreña, y charolesa, e incluso las semi-salvajes betizu, así como dos parejas de bueyes de arrastre. “Ambas vienen de Llodio, pero unos son bueyes terreños y los ha traído Juan Ortiz, y los otros son de la raza Alistano Sanabrés y pertenecen a Galder Bolaño”, explicó la encargada del buen funcionamiento de la feria.
El mayor atractivo para los txikis vino de la mano de la amurrioarra Paula Valdés y su marido Ramón Berganza, que acercaron a la cita un panel de abejas introducido en una colmena de paredes de cristal, gracias a las que se podía apreciar el organizado sistema de trabajo de las fabricantes de miel por excelencia. “También hemos traído panales de avispa autóctona y asiática, así como varios ejemplares metidos en un tarro de alcohol para que la gente sepa identificarlas, porque son muy dañinas para nuestro ecosistema. Lo que no esperábamos es que, atraídas por nuestra colmena, irían a aparecer varios ejemplares vivos de la especie invasora, que nos hemos visto obligados a matar, y aquí las tenemos expuestas. Son unas depredadoras absolutas y no sabemos cómo hacerlas frente”, explicó Valdés.
Otras especies a destacar fueron el ganado equino, con dos hermosos lotes de caballos de carne, otro de pottokas y burros; y el caprino, con dos lotes de azpigorris y otro de cabras enanas; así como seis lotes de ovino de raza latxa y otro de berrinchona, provenientes de toda la comarca ayalesa y su entorno. Tampoco faltaron los capones que acercó a la exposición la asociación Euskal Oilozaleen Elkartea, que informó a los presentes sobre las variedades de gallináceas de Euskal Herria: gorriak, beltzak, leposoilak, zilarrak y marradunak, así como la llodiana o rubia alavesa; ni los conejos gigantes de Flandes del ayalés Emilio Irazola, que no quiso ocultar que “no están en su mejor época para exponer, ya que están cambiando el pelo”. Todos ellos contaron, a lo largo de la feria, con agua y comida dentro de sus boxes. Y es que “hemos querido incidir en el respeto y bienestar a los animales. De ahí las dobles barreras y los carteles de no tocarles”, detalló Aitziber.
La feria también contó con la presencia de artesanos y baserritarras que ofrecían sus productos como frutas, hortalizas, queso, pastel vasco o miel. En las cercanías una txosna expedía bocadillos y bebida fresca, mientras que en el exterior de la ermita se desarrolló el LI concurso de aurresku y jotas que organizó la asociación amurrioarra Aiara Dantza Taldea, y al cual concurrieron seis parejas en fandango y arin arin, de las que destacó la formada por Gorka Kerejeta y Leire Eizmendi de Azpeitia. En aurresku fueron cinco chicas y cuatro chicos los participantes, aunque el jurado optó por entregar la txapela de vencedor a Haizea Ormaetxe, de Portugalete.
Esta medianoche tocará despedir a Iguarrako entre bengalas y disparo de baterías pirotécnicas, pero antes queda toda una mañana de disfrute entre familia y amigos, en las campas del patrón, tomando parte en los concursos de tortilla y bacalao al pil-pil.