vitoria - Enfermera con plaza en Txagorritxu e integrante de la Junta de Personal de Atención Especializada por el sindicato ELA, Rosana Azabal (Gasteiz, 1971) apoya la modernización del sistema público, pero siempre que esté acompañada de la necesaria dotación de profesionales y avalada por su participación en la toma de decisiones. Algo que, a su juicio, queda lejos de ser una realidad en la configuración del nuevo mapa sanitario de Gasteiz. Con la fusión de Txagorritxu y Santiago bajo el paraguas del Hospital Universitario de Álava (HUA) todavía en marcha, 2016 está siendo el año de la integración de esta súper infraestructura con la atención primaria dentro de la Organización Sanitaria Integrada (OSI) Araba. Un modelo “impuesto” a juicio de esta profesional y que ha propiciado la “fagocitación” de la atención que se presta en los centros de salud “dentro de la gestión hospitalaria”.
Una primera pregunta obligada. ¿La integración hospitalaria ha mejorado la atención de los gasteiztarras?
-La integración aún no ha acabado. Hay que tirar de hemeroteca y recordar que este proyecto se planteó en el año 2010 con varias fases y que la primera terminaría en 2018. Se han ido haciendo cosas, otras están pendientes y otras no se van a hacer. Pero lo destacable hasta ahora es que Osakidetza ha prestado más atención a hacer la confluencia de organizaciones y servicios y a construir edificios que a las condiciones en que debe darse la calidad asistencial al ciudadano y a cuáles son los derechos de su plantilla. La atención no ha mejorado y hay dos grandes perjudicados, tanto los usuarios como los trabajadores.
¿Podría dar algunos ejemplos?
-Estamos hablando de un proceso en el que se están desmantelando servicios, que se llevan de un hospital a otro, y además se están abriendo edificios nuevos. Todo esto ha repercutido en el ciudadano, primero porque muchas veces no sabe ni a dónde tiene que dirigirse. Por otra parte, está el ejemplo del nuevo edificio de consultas externas, que aunque es muy moderno y tiene una cara muy agradecida de cara al usuario, no ha solventado para nada los problemas que ya tenían ciertas especialidades. Tras la fusión de las consultas allí, Osakidetza hace ahora con menos profesionales el mismo trabajo que antes se realizaba en Santiago y Txagorritxu. Especialidades como Ginecología, Respiratorio y Traumatología, por mencionar algunas, siguen estando colapsadas. Sí que es cierto que el usuario valora muy positivamente este edificio, pero es porque los profesionales no transmiten al usuario las tensiones internas con las que están trabajando.
¿A qué tensiones se refiere?
-Ahora mismo, los auxiliares administrativos que están allí, que son los primeros que atienden a los usuarios cuando acceden, son eventuales en su mayoría y además están sometidos a una gran presión, sobre todo porque hay muchos cambios de agenda. Estos trabajadores tienen que estar a la vez atendiendo bien al paciente, solventando problemas por teléfono y haciendo cambios en las citaciones por motivos ajenos a ellos. Por otra parte, cuando se abrió este edificio, confluyeron allí dos estilos muy diferentes de llevar las consultas externas, el de Txagorritxu y el de Santiago, y las direcciones no apoyaron a los trabajadores. Metieron a todos en el edificio e hicieron la organización como les pareció, sin la participación de nadie. Y toda la experiencia que acumulaban esos profesionales no fue aprovechada.
¿Podría rescatar algún aspecto positivo de la fusión? Acabar con las duplicidades parece que sí lo es.
-Ahora mismo no, porque la plantilla del HUA ha disminuido. Tenemos un informe de precariedad en el sindicato en el que cuantificamos una pérdida de entre 3.000 y 5.000 empleos objetivos en toda la CAV. Y la OSI Araba no es ajeno a esto. Si yo hago edificios, termino con la duplicidad y dejo a los mismos trabajadores o menos, evidentemente la calidad asistencial no va a ser la misma. Es verdad que hay que hacer edificios nuevos y modernos, que hay que renovarse en la sanidad, pero hay que llenar esos edificios de personas que trabajen para el usuario.
Hablamos entonces de un problema de personal.
-Sí. Es un problema de personal y de eventualidad. Es una reivindicación que hemos hecho toda esta legislatura y con anterioridad: necesitamos saber cuál es la plantilla estructural y funcional para saber los puestos de trabajo que tiene Osakidetza, la relación de los trabajadores con su puesto y todos los contratos eventuales que hay. No tenemos esas cifras, pero por informes que hacemos de datos que salen del Parlamento, la eventualidad en el HUA llega a en torno al 30%, de una plantilla de 4.000 trabajadores. Eso no es una buena manera de atender a la población y de tener unos criterios de calidad correctos.
Lo que sí es evidente es que en torno a este proyecto hay consenso político y no tiene vuelta atrás.
-Estamos asistiendo a un cambio de modelo sanitario que se nos ha impuesto. No ha habido ni participación sindical ni ciudadana en su configuración y dudamos de que sea más eficiente, más eficaz, que vaya a aumentar la calidad de la asistencia o vaya a solventar los problemas de la sanidad pública. Si nos referimos a la creación de las OSI, la primera se hizo en 2013 y todavía no hay unos resultados de lo que ha implicado. Una crítica que hacemos es que con la creación de la OSI Araba se ha fagocitado la atención primaria dentro de la gestión hospitalaria. Nos parece un error que la atención primaria esté bajo ese prisma, porque una atención primaria potente y ágil, como puerta de entrada al sistema, evita los reingresos y las hospitalizaciones innecesarias.
A efectos prácticos, ¿qué consecuencias está teniendo esa fagocitación?
-Está el ejemplo del Punto de Atención Continuada (PAC), que da muy buen servicio y parece que se quiere integrar dentro de las urgencias hospitalarias. Salud escolar es otro servicio que se oferta desde la primaria que también se quiere remodelar, o incluso hacer desaparecer. También los cuidados paliativos, que tenían una unidad en la atención primaria con unos profesionales excelentes, y ahora parece ser que se va a engrosar en la hospitalización a domicilio. En definitiva, perdemos otro servicio.
Volviendo a su falta de participación en este proceso, que es algo que han criticado muchas veces, ¿esto no ha mejorado con los cambios en la dirección del HUA?
-No, no ha mejorado. Son máximas que vienen de la dirección general y que se trasladan a las organizaciones de servicios. ¿Hay diálogo? Tengo que decir que sí, y que no. Se nos ha vetado el control de los procesos y en la OSI Araba hay una consigna de no dejar hablar con los sindicatos a los técnicos que trabajan habitualmente con los procesos de provisión y selección. Las direcciones nos reciben cuando pueden o cuando quieren, hablan con nosotros, pero ni justifican ni nos dan las herramientas que necesitamos para participar ni solventar los problemas de los trabajadores.
¿Y todo esto, a su juicio, cómo repercute en la atención a los usuarios?
-Primero, los trabajadores van a sus puestos con una gran incertidumbre, porque se ha fusionado el laboratorio, se van a reagrupar la Radiología o la Rehabilitación... Y muchos no saben si su puesto va a seguir siendo el mismo en un tiempo o si sus condiciones van a variar. La eventualidad repercute en la calidad directa. Y sobre todo en la atención a las patologías crónicas y en la atención primaria debe haber una cara de referencia para atender al usuario y que haga un seguimiento de sus pacientes.
Hablando de la Radiología, ¿les ha sorprendido el cierre del servicio de rayos de Olaguíbel?
-Es cierto que en el plan funcional del HUA aparece la reagrupación de los servicios de rayos de la atención especializada, por lo que es incorrecto decir que los de Olaguíbel dependen de ella, porque estaban enfocados a prestar atención a la primaria. Es un servicio muy ágil y eficaz que ahora se va redirigir al servicio hospitalario. Una oferta que está en el centro de Vitoria, que está muy dirigida a la atención primaria, y que desaparece.
Dice Osakidetza que la atención va a mejorar y que no se va a destruir empleo. ¿Le parece creíble?
-Los trabajadores van a ser recolocados y no se van a respetar las condiciones laborales de todos ellos. Es una movilidad forzosa. Además, estamos haciendo una recogida de firmas y nos sorprende mucho la buena valoración que tiene este servicio entre la ciudadanía. Lo único que se nos ha dicho desde la OSI es que esto estaba en el plan funcional y que tenía que hacerse con celeridad porque había otros servicios que están presionando para ocupar esos espacios. Ahora hay que desplomar todo y son más obras sobre obras para hacer servicios que luego no sabemos si se van a quedar ahí definitivamente. Es un gasto que claramente podía haberse ahorrado.
Hablando de obras, pronto se licitará lo que Osakidetza ha calificado como “el corazón de todo el hospital”, el bloque de servicios centrales quirúrgicos de Txagorritxu. ¿No les satisface un equipamiento así?
-La estrategia de Osakidetza es hacer edificios muy modernos, que van a prestar un gran servicio, pero tendrá que llenarlos de personas. Lo que nos preocupa mucho es que se estén haciendo todas estas inversiones para en un futuro dar servicios desde fuera de Osakidetza. Por ejemplo, el plan director de laboratorios nos genera muchas suspicacias.
Es una de sus denuncias más reiteradas, las políticas supuestamente privatizadoras de Osakidetza. ¿Pero tienen indicios claros de ellas?
-Hemos notado un gran cambio en los pliegos de las cocinas. Los proveedores han empezado a hacer funciones que los operarios de servicios propios de Osakidetza hacían antes, por lo que se vacían de contenido actividades que antes hacían los trabajadores. Ahora mismo, además, convivimos ciertas categorías de manera pública y privada, como los técnicos de dietética. Y un ejemplo claro de privatización es el nuevo hospital de Urduliz, donde hay servicios que se van a prestar desde empresas privadas, como la cocina, la limpieza y parte del mantenimiento.
Han denunciado muchas veces que el proyecto del HUA traerá de la mano “el cierre” de Santiago, pero se están acometiendo muchas obras allí. ¿Este trabajo no es suficiente para mantenerlo con vida?
-Antes teníamos dos hospitales a pleno rendimiento, que funcionaban muy bien, y Santiago va a ser ahora un hospital más dedicado a medias estancias y cirugías cortas.
Ya, pero finalmente va a mantener también las Urgencias.
-Sí, era una exigencia de la plantilla que sólo unas urgencias para toda la ciudad no iban a satisfacer la demanda. Pero no va a ser un servicio tan específico como el de Txagorritxu, sino que va a estar enfocado a la atención primaria y a casos más leves.